In Memoriam: Tony Leblanc, resurgiendo y divirtiéndonos
Querido Teo:
A los 90 años nos ha dejado Ignacio Fernández Sánchez, terrenal nombre de una de las grandes estrellas de nuestro cine, Tony Leblanc, uno de los más populares galanes cómicos del cine español y, más tarde, presencia versátil y siempre recordable. Nació en el Museo del Prado de Madrid, donde su padre trabajaba como conserje y tenía la vivienda en el mismo edificio. Él mismo trabajó durante un tiempo en este museo como botones y su relación con esta institución siempre la tuvo muy a gala. En su adolescencia fue aficionado al boxeo, llegando a ser campeón de Castilla de los pesos ligeros amateur, al tiempo que participaba en el teatro de aficionados. También fue jugador de fútbol del Real Club Deportivo Carabanchel en tercera división en el que consiguió anotar 23 goles que le valdrían para el reconocimiento de pichichi en esa categoría. Un tipo polifacético y entrañable (también fue campeón nacional de claqué y compositor del pasodoble Cántame un pasodoble español) al que es imposible no recordar pertenezcas a la generación que sea. Bien en sus comedias con Concha Velasco, bien dentro de una escafandra, en la saga de Torrente para la que Santiago Segura (gran fan suyo) le recuperó para el cine, o como un inolvidable quiosquero televisivo.
Debuta profesionalmente en 1944 con la compañía de Celia Gámez y cinematográficamente en 1945 en la famosa cinta “Los últimos de Filipinas” (de Antonio Román). Su estrellato se extiende desde la segunda mitad de los años 1950 y la práctica totalidad de los 60 en títulos entrañables del cine español de entonces: “El tigre de Chamberí” (1957), de Pedro Luis Ramírez, “Muchachas de azul” (1957), “Los tramposos” (1959) (ambas dirigidas por Pedro Lazaga), “El día de los enamorados” (1959), de Fernando Palacios, “Las chicas de la Cruz Roja” (1960), de Rafael J. Salvia, “Tres de la Cruz Roja” (1961), de Fernando Palacios, o “Historias de la televisión” (1964), de José Luis Sáenz de Heredia. En algunas películas forma pareja artística con Concha Velasco, en otras, trío cómico-artístico con José Luis Ozores y Manolo Gómez Bur. En claro encuadre popular, no aparece en ninguna película que sea ajena a la comedia fácil o a las concesiones a la taquilla, encasillándose en papeles reiterativos con los sempiternos realizadores del momento (Ozores, Sáenz de Heredia, Palacios, Salvia, Lazaga).
Curtido en el teatro, la revista y la televisión, a mediados de los 70 comienza su decadencia tras éxitos teatrales como “Paloma palomita palomera” o “Esta es mi vida” (1975), se agrava una antigua dolencia que lo deja semi inválido y le aparta de la actividad profesional, pero antes realiza una de sus mejores actuaciones en “El astronauta” (1970), de Javier Aguirre, y en el remake del clásico de Rafael Gil “El hombre que se quiso matar” en 1970.
Cuando Tony Leblanc decidió retirarse del cine en 1975 al rodar “Tres suecas para tres Rodríguez”, nunca pensó que un grave accidente de tráfico ocurrido el 6 de Mayo de 1983 truncaría definitivamente su carrera teatral. El accidente le dejó incapacitado temporalmente. Después de casi 15 años retirado, Santiago Segura, tras verle por TV en la entrega del Premio Isbert de Teatro en Albacete, le rescata para su primera película de “Torrente, el brazo tonto de la ley” en 1998 donde consiguió un Goya al mejor actor de reparto. La recogida de este premio en Enero de 1999 fue especialmente emotiva debido a la casi milagrosa recuperación del actor, quien logró caminar después de haber permanecido en silla de ruedas. Segura contó de nuevo con él para continuar la saga de Torrente en los años 2001, 2005 y 2011. En las últimas temporadas, desde 2001, hemos podido verlo también en TVE en la serie “Cuéntame cómo pasó" encarnando a Cervan, un viejo y entrañable quiosquero. Publicó en 2005 su biografía “Esta es mi vida”.
Tony Leblanc ha cubierto 90 años de vida siendo uno de los símbolos más queridos del cine español por todos los buenos ratos que nos ha hecho pasar con su trabajo. Y es que como él mismo dijo: "Hacer reír es una cosa muy seria". Su empeño y optimismo le hizo resurgir como Ave Fénix en más de una ocasión de sus continuos problemas de salud. Nunca lo olvidaremos. Aquí tienes un mp3 para recordar…
Le conocí por razones profesionales hace 25 años. Me pareció que merecía la suerte que que en realidad tuvo hasta el final: respeto y cariño generalizado.