In Memoriam: Michel Blanc, cascarrabias, patoso y entrañable

Querido Teo:

A los 72 años ha fallecido uno de los nombres más queridos del cine francés. El actor Michel Blanc destacó sobre todo en la comedia teniendo que mencionar especialmente su trabajo como el ligón patoso Jean-Claude Dusse en “Los bronceados” (1978) y en sus dos secuelas. En su expediente figuran 8 nominaciones al César por distintas facetas como la interpretación, el guión o la dirección (fue candidato por su ópera prima como realizador “Marche à l’ombre” en 1985) saliendo ganador como actor de reparto por “El ejercicio del poder” en 2011 y siendo receptor del premio honorífico en 2021 por pertenecer al grupo de Le Splendid, el café-teatro del barrio de Montparnasse de París.

Le Splendid fue fundado por una serie de jóvenes actores, directores y guionistas en la década de los 70 compuesta por Josiane Balasko, Michel Blanc, Marie-Anne Chazel, Christian Clavier, Gérard Jugnot, Thierry Lhermitte y Bruno Moynot. Allí destacó en su rol de perdedor simpático y entrañable antes de que el cine le llamara para cintas de Bertrand Tavernier (“Que empiece la fiesta”, “Los inquilinos”) o Roman Polanski (“El quimérico inquilino”).

Aunque la comedia fue el perfil más habitual dentro de su filmografía cambió de registro en trabajos como “Traje de etiqueta” (1986), la historia de un hombre que descubría su homosexualidad y con el que ganó el premio al mejor actor en el Festival de Cannes, o “Monsieur Hire” (1989) de Patrice Leconte donde era un tipo ermitaño obsesionado por su vecina enigmática de dudoso pasado, una de las cimas de la colaboración entre director y actor que se alargó durante nueve películas.

Cannes volvería a reconocerle con el premio al mejor guión por “Mala fama” (1994), su segundo trabajo (de cinco) como director aunque el más exitoso a nivel popular detrás de las cámaras fue “Besen a quien quieran” (2002). Fuera de su país rodó con realizadores internacionales como Peter Greenaway (“Los libros de Próspero”), Robert Altman (“Prêt-à-porter”), Roberto Benigni (“El monstruo”) o Lasse Hallström ("Un viaje de diez metros").

Los años le llevaron a explorar personajes tan cascarrabias como entrañables en cintas de enredo y comedias amables tal fue el caso del recorrido nocturno del médico de familia de "Un buen doctor" (2019) o en "Las pequeñas victorias" (2023) como un hombre de pueblo de carácter irascible y analfabeto que, a sus 60 años, tras perder a su hermano, decide ir a la escuela para aprender a leer y escribir, poniéndose en manos de una joven profesora que se armará de paciencia para acometer la tarea.

Nacho Gonzalo