In Memoriam: Manolo Escobar, simpatía popular
In Memoriam: Manolo Escobar, simpatía popular
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Querido Teo:
Conocido por las nuevas generaciones por sus apariciones en programas y galas televisivas, uno de los reyes de la copla y la rumba ha muerto hoy a los 82 años este almeriense que pasó gran parte de su vida en Benidorm, junto a la mujer alemana con la que ha estado casado 53 años y la hija a la que adoptaron, donde ha fallecido tras muchos años peleando con el cáncer de colón y otros problemas de salud. No se puede negar su importancia en el cine español del tardofranquismo en una carrera que se extendió desde 1963 con “Los guerrilleros” hasta “Todo es posible en Granada” en 1982. Durante ese tiempo un gran número de títulos bajo las órdenes de gente como José Luis Sáenz de Heredia, el prolífico Ramón Torrado, Juan de Orduña o Mariano Ozores. Allí destiló simpatía y química con sobre todo una actriz, Concha Velasco, aunque también fue partenaire de otras como Sara Lezana y Mary Francis.
Entre sus títulos más recordados el gran éxito de “El padre Manolo” (1966), “Pero… ¿en qué país vivimos?” (1967), “Relaciones casi públicas” (1968), “Juicio de faldas” (1969), “En un lugar de la Manga” (1970) o “Me debes un muerto” (1971), claros ejemplos del cine de aquella época popular y ligero, que derivaría a finales de los 70 con cintas algo más arriesgadas desde el punto de vista erótico como “Eva, ¿qué hace ese hombre en tu cama?” (1975) y “Préstemela esta noche” (1978), sin olvidar el estilo de las anteriores en “Donde hay patrón…” (1978). Eso sí, todo al servicio del artista para que pudiera hacer cantar al público con algunos de sus éxitos como El porompompero, Mi carro, ¡Qué viva España! o La minifalda. En los 80 ya vivió de las rentas del cariño y la fama conseguida confirmando que su etapa en el cine había terminado con “¿Dónde estará mi niño” (1981) y “Todo es posible en Granada” (1982). Una presencia que ha acompañado a muchas generaciones y que siempre se recordará con cierta simpatía transmitiendo ternura, picaresca y buen corazón.
Nacho Gonzalo
