In Memoriam: Joan Plowright, carácter y corazón cultivado en las tablas
Querido Teo:
A los 95 años ha fallecido en la residencia para artistas Denville Hall de Sussex toda una leyenda de la escena británica como Joan Plowright. Aunque en los titulares se le recuerda por ser la viuda de Laurence Olivier, lo que marcó su carrera tanto para bien como para mal, aupándola pero eclipsándola a partes iguales, Joan Plowright es uno de esos nombres que ejemplificaban el oficio de dama británica dando buena muestra de ello especialmente durante la década de los 90 (el momento de su mayor popularidad) consiguiendo entre otros galardones la nominación al Oscar por “Un abril encantado” en 1993.
Nacida el 28 de octubre de 1929 en Brigg, North Lincolnshire, hija de Daisy Margaret y William Ernest Plowright, periodista y editor de un periódico, asistió a la Scunthorpe Grammar School y se formó en la Bristol Old Vic Theatre School formando parte de la compañía desde 1948. Allí conocería al que sería su primer marido, el actor Roger Cage, con el que contrajo matrimonio en 1953.
La carrera teatral de Joan Plowright fue al alza durante la década de los 50 pero eso no le impidió probar suerte también en telefilms y en breves papeles en cintas como “Tiempo sin piedad” (1957) de Joseph Losey. Mismo año en el que participó en el montaje teatral de “El animador” en el que conoció a Laurence Olivier y que derivaría no sólo en versión cinematográfica en 1960 a la orden de Joseph Losey sino en su primera nominación al Tony cerrándose el círculo con el matrimonio que contrajeron Olivier y Plowright en 1961.
Joan Plowright se había divorciado de su hasta entonces marido en 1960 y Laurence Olivier hizo lo propio tras una relación llena de altibajos con Laurence Olivier. Curiosamente los tres habían coincidido ese mismo año en la producción teatral “Rhinoceros” de Orson Welles por lo que uno se puede imaginar como tuvo que ser la convivencia entre bambalinas.
Reforzada por el Tony conseguido por “The taste of honey” en 1961 la actriz siguió demostrando su talento en obras en las que se especializó en ese rol de mujer determinada y sarcástica, de indudable elegancia y clase, pero con buen fondo frente a su apariencia de suficiencia. Fue Juana de Arco en “Saint Joan” y Sonya en “Tío Vania”, una mujer enamorada pero cuya puerta a la felicidad quedaba bloqueada por su anciano marido.
Después vendrían “Mucho ruido y pocas nueces” (1966), “Tartufo” (1967), “El mercader de Venecia” (1973), “La gaviota” (1975), “Filumena” (1980), “The way of the world” (1984) o “La casa de Bernarda Alba” (1986). En el cine, durante ese tiempo, Laurence Olivier la dirigió en “Tres hermanas” (1970), pudo optar al Bafta por “Equus” (1977) de Sidney Lumet y protagonizó “La modista” (1988) de Jim O’Brien.
Tras la muerte de Laurence Olivier en 1989, tras tres hijos en común, Joan Plowright se puso en primer plano manteniendo un romance con el cine durante unos años que aprovechó una vida dedicada al teatro para tirar de una clase, veteranía y humanidad que traspasaba la pantalla y convirtiéndose en una de las presencias más solicitadas y entrañables de la época coincidiendo con una eclosión de intérpretes británicas magistrales que no hacían más que confirmar esa pasta especial de un oficio mamado en las tablas interpretando los textos de los más grandes.
La tradicional tensa relación entre suegras y yernos alcanzó un punto álgido de la comedia en “Te amaré hasta que te mate” (1990) de Lawrence Kasdan mientras que en “Avalon” (1990) interpretaba a Eva Krinchinsky, una mujer polaca afincada en Baltimore, que años después de la Segunda Guerra Mundial recibe noticias de un hermano al que no conocía.
“Un abril encantado” (1992) le valió su única nominación al Oscar a mejor actriz de reparto en la edición en la que Marisa Tomei era la más joven y única candidata usamericana frente a un cuarteto de grandes actrices británicas lo que hizo fomentar durante años la leyenda urbana sobre el verdadero contenido del sobre que leyó un achispado Jack Palance. En la película de Mike Newell Joan Plowright estaba estupenda como Miss Fisher, una mujer mayor aferrada al pasado que decide aprovechar la vida tras un viaje revelador en la Toscana.
Joan Plowright logró lo que sólo han conseguido Sigourney Weaver, Helen Mirren y Kate Winslet. Ganar 2 Globos de Oro un mismo año. Si bien uno fue por “Un abril encantado” el otro vino en las categorías televisivas por dar vida a la mujer de Stalin en un telefilm sobre el dirigente ruso que también le valió una nominación al Emmy.
A partir de ahí se convirtió en una presencia recurrente y entrañable para el gran público dando buena muestra de ello como la profesora de “El último gran héroe” (1993) o la señora Wilson de “Daniel el travieso” (1993). Mención aparte merece “El pico de las viudas” (1994), comedia negra en la que se erigía como líder de los cotilleos de un pueblo irlandés en los años 20, y también formó parte de "Hotel Sorrento" (1995).
También estuvo en “La letra escarlata” (1995), “Jane Eyre” (1996), “Sobrevivir a Picasso” (1996), “101 dálmatas (¡Más vivos que nunca!)” (1996), “Baila conmigo” (1998) o “Té con Mussolini” (1999) en la que Franco Zeffirelli se hacía con un reparto femenino de grandes glorias como mujeres apasionadas de la cultura con Plowright como la abnegada secretaria que se hacía cargo de la educación de un niño huérfano de madre y del que su padre reniega en la Florencia que empieza a vivir el auge de Mussolini.
La carrera de Joan Plowright menguó ya en el siglo XXI apareciendo en films como "Regreso al jardín secreto" (2001), “Callas forever” (2002), “Se montó la gorda” (2003), “El caballero y el dragón” (2004), "La fuerza del dragón" (2004), "Mrs. Palfrey at the Claremont" (2005), “Las crónicas de Spiderwick” (2008) o “El secreto de la mansión” (2009). En 2004 fue nombrada Dama del Imperio Británico por la reina Isabel II ante sus logros artísticos.
Una degeneración ocular que le dejó ciega le hizo retirarse de su querido oficio para reaparecer por última vez en 2018 mostrando su lado más íntimo, personal y ácido en la reunión de la que Roger Michell nos hizo partícipes en el documental “Tea with the Dames” con Joan Plowright, Maggie Smith, Judi Dench y Eilee Atkins intercambiando anécdotas, recuerdos comentarios y chismorreos rindiéndoles, en ese momento, el mejor tributo en vida posible alternando esa animada charla campestre con algunos de los momentos claves de su vida y obra para figuras que han contribuido con su talento y oficio convertir en realeza el arte de la interpretación.
Nacho Gonzalo