In Memoriam: James Caan, masculinidad, carisma y eficacia interpretativa

Querido primo Teo:

Cuando Hollywood se liberó de sus ataduras a finales de la década de los 60, empapándose de los movimientos contraculturales y antisistema que estaban zarandeando al mundo, se consolidaron en el estrellato Warren Beatty, Jane Fonda, Faye Dunaway y se abrió paso a un grupo de aspirantes a luminarias destinados a triunfar durante la época en la que Hollywood era un manicomio dominado por los locos. Durante los años 70 el nombre de James Caan se situó a la misma altura que los de Robert De Niro, Al Pacino, Jack Nicholson, Ellen Burstyn o Burt Reynolds. Caan era la conjunción de masculinidad, carisma y talento. Poseía una presencia imponente y lo suyo iba mucho más allá de eso ya que era impecable a la hora de resolver cualquier personaje.

Ingresa en tu despensa un hermoso ejemplar de 82 años, nominado al Oscar por “El padrino” (1972), estrella absoluta en títulos como “El jugador” (1974) y "Rollerball" (1975) y que en estos tiempos dominados por las redes sociales destacaba por sus ingeniosos tweets. Fue precisamente en su perfil de Twitter en donde su familia ha anunciado el fallecimiento del actor.

Nacido en El Bronx (Nueva York) el 23 de marzo de 1940 en el seno de una familia de inmigrantes judíos procedentes de Alemania, sus habilidades físicas le permitieron acceder a la Universidad. No se graduó pero conoció a Francis Ford Coppola y se interesó por el mundo de la interpretación que le llevó a estudiar Arte Dramático en Nueva York. Hizo callo en los escenarios del Off-Broadway al mismo tiempo que realizaba sus primeros trabajos como actor en seriales de televisión y en títulos como “Irma la dulce” (1963), "Una mujer atrapada" (1964), con una Olivia de Havilland adelantándose varias décadas a la Jodie Foster de "La habitación del pánico", o “El Dorado” (1966).

Fue precisamente el trabajo de secuestrador convertido en fantasía de señora calenturienta el que le hizo ver a Hollywood que Caan tenía cualidades de estrella y además directores como Howard Hawks supieron ver que aquel joven actor poseía talento y era muy resolutivo.

El estrellato le llegó en la década de los 70 gracias a la película para la televisión “La canción de Brian” (1971) por la que fue nominado a un Emmy dando vida al atleta Brian Piccolo y poniendo rostro a su lucha contra el cáncer. Francis Ford Coppola le dio un papel en “Llueve sobre mi corazón”´(1969) y le eligió como el malhumorado Sonny Corleone en “El padrino” (1982), el primogénito díscolo del patriarca Vito.

Caan inicialmente tenía el papel de Michael Corleone pero tanto el actor como el director exigieron la presencia de Al Pacino. Lo que sí que tenía claro Coppola es que Caan tenía que estar en la película y le dio el papel de Sonny frente a un Estudio que quería a Carmine Caridi. El resto es Historia.

James Caan no pasó desapercibido en una de esas películas que se hacen en estado de gracia, nos dejó una escena final para el recuerdo, acribillado a balazos en Long Island, y compitió con sus compañeros de reparto Robert Duvall y Al Pacino en la categoría de mejor actor secundario en los Oscar de 1973.

El éxito del film y las fabulosas críticas le convirtieron en un reclamo y si Robert De Niro y Al Pacino estaban más enfocados a los proyectos autorales con directores como Martin Scorsese y Sidney Lumet, James Caan estaba más destinado a atraer a las masas. Eso fue lo que sucedió con “Una extraña pareja de polis” (1974), “El jugador” (1974), “Funny lady” (1975), “Rollerball” (1975) e incluso “Los aristócratas del crimen” (1975), dirigida por Sam Peckinpah y que él odió. 

El éxito le acompañaba pero James Caan no estaba satisfecho con el rumbo que había tomado su carrera. Más de una vez aseguró que quería ser actor no un millonario y por eso su decisión de volar a Francia para rodar a las órdenes de Claude Lelouch el western “Otro hombre, otra mujer” (1977) sorprendió a la industria.

Tras protagonizar “Llega un jinete libre y salvaje” (1978) y “Capítulo dos” (1979) debutó en la dirección con “Por justicia propia” (1980) en donde narraba la historia de un padre desesperado por localizar a sus hijos y que no tuvo un buen funcionamiento en la taquilla pese a que no tuvo mala prensa. El fiasco llevó que no repitiera la experiencia acusando a la Metro-Goldwyn-Mayer del poco apoyo que dió a la cinta.

James Caan era conocido por sus éxitos pero también por las películas que rechazó. Jack Nicholson, Dustin Hoffman y Gene Hackman consiguieron sus primeros premios de la Academia porque Caan dijo no a “Alguien voló sobre el nido del cuco” (1975), “Kramer contra Kramer” (1979) y “The French Connection. Contra el imperio de la droga" (1971). También descartó protagonizar “Encuentros en la tercera fase” (1977), “Apocalypse Now” (1979), porque no estaba por la labor de estar tanto tiempo fuera de casa, “Love Story” (1970), "Star Wars" (1977), “Superman” (1978) o “Blade Runner” (1982).

El fracaso de su debut como director y tomar demasiadas veces decisiones erróneas coincidieron con un relevo generacional en Hollywood y James Caan ya corría el riesgo de quedarse en tierra de nadie al verse desplazado por Harrison Ford, Sylvester Stallone y por sus compañeros de generación que habían accedido a una liga superior como Robert De Niro y Jack Nicholson. Sus problemas profesionales coincidieron con un durísimo período personal, la temprana muerte de su hermana debido a la leucemia le llevó a la depresión y a abusar de la cocaína. Rodó "Ladrón" (1981) de Michael Mann, uno de sus papeles preferidos, y tras “Bésame y esfúmate” (1982) decidió abandonar Hollywood porque le había agotado. 

Tras un retiro de cinco años regresó cuando su amigo Francis Ford Coppola le ofreció protagonizar “Jardines de piedra” (1987). La película fue un fracaso y apenas vio un centavo por ella pero el actor volvió a estar bajo la consideración de Hollywood. James Caan emergió de sus cenizas en “Misery” (1990) de Rob Reiner en donde encarnaba al escritor Paul Sheldon, secuestrado por una temible admiradora y que no dejaba de ser un alter-ego del propio autor de la novela, Stephen King.

No dejó de trabajar teniendo una segunda edad de oro tras su irrupción en la década de los 70 y así le vimos en "Dick Tracy" (1990), “Ayer, hoy y por siempre” (1991), “Luna de miel para tres” (1992), “Eraser” (1996), “Un viaje desde el corazón” (1998) o la parodia mafiosa “Mickey Ojos Azules” (1999). Incluso rodó con Wes Anderson en “Bottlerocket (Ladrón que roba a ladrón)" (1996), James Gray en "La otra cara del crimen" (2000) y Lars Von Trier en “Dogville” (2003).

En este siglo XXI James Caan tuvo un éxito moderado en la pequeña pantalla con la serie “Las Vegas” (2003-2007) en donde interpretaba a un ex agente de la CIA que se convierte en jefe de un casino de Montecito, también participó en “Hawai 5.0” (2012) junto a su hijo Scott Caan y protagonizó la serie “Magic City” (2013). 

También pudo vérsele en cines en "El profesor" (2011), "Desmadre de padre" (2012), "Lazos de sangre" (2013) o en una nueva versión de "El jugador" (2014) protagonizada por Mark Wahlberg. Puso voz en "Lluvia de albóndigas 2" (2013) y "El cuento de la princesa Kaguya" (2013).

Fue un vecino inquietante en "Alguien está vigilándote" (2016), "El abuelo espía" (2017), el coronel Tom Rockwell en la coral "Out of blue" (2018) y se le pudo ver por última vez en la otoñal y naif "El club de las abeja reina" (2021) junto a Ellen Burstyn.

Experto en Artes Marciales y de ideas ultraconservadoras, padre de cinco hijos, se casó en cuatro ocasiones y de su última esposa Linda Stokes se divorció en 2017. Su última aparición pública fue hace unas semanas en el evento del 50º aniversario de "El padrino", la cinta que cimentó su estatus y le convirtió en un icono en el cine del último medio siglo.

Mary Carmen Rodríguez