In Memoriam: Andre Braugher, un robaescenas tan excéntrico como entrañable e íntegro
Querido Teo:
A los 61 años ha muerto uno de esos actores que sin ser muy conocidos por nombre siempre era muy agradable verlo en pantalla. Andre Braugher hizo carrera sobre todo en televisión destacando su personaje del capitán Raymond Holt en “Brooklyn nine-nine” (2013-2021), todo un robaescenas durante ocho temporadas en esta sitcom ambientada en una comisaria de Brooklyn. Fue nominado cuatro veces por ella en los Emmy de un total de 11 candidaturas en su expediente ganándolo por “Homicidio” en 1998 y la miniserie “Ladrón” en 2006. En su haber también 2 nominaciones al Globo de Oro ("Gideon's crossing" y "Ladrón") y un par más en los Critics'Choice ("Brooklyn nine-nine" y "The good fight").
Braugher, el menor de cuatro hermanos, nació en Chicago, Illinois, el 1 de julio de 1962. Su madre, Sally, era empleada postal, y su padre, Floyd Braugher, operador de equipamiento pesado. Debutó en el cine con “Tiempos de gloria” (1989) pero fue la serie “Homicidio”, en la que participó entre 1993 y 1998, con la que creció tanto en la misma (ascendiendo a protagonista) como en su carrera gracias a su personaje del detective Frank Pembleton. Abandonó la serie tras su sexta temporada, con la nominación al Emmy de 1996 que se materializaría en premio en 1998, pero regresó para la película televisiva del año 2000.
Su mujer, Ami Brabson, con la que tuvo a sus hijos Michael (1992), Isaiah (1997) y John Wesley (2003), interpretó en la serie a la propia esposa de Pembleton pero Braugher siguió encadenando papeles jugosos como como en la médica “Gideon’s Crossing” (con otra nominación al Emmy en 2001) o interpretando al detective Marcellus Washington en la serie de televisión “Hack” (2002-2004).
“Men of a certain age” (2009-2011) le valió dos nuevas nominaciones al Emmy en una dramedia sobre tres amigos, los otros eran Ray Romano y Scott Bakula, en crisis de la mediana edad pudiéndosele ver también en “House” (2009-2012) como el Dr. Nolan, un psiquiatra que ayuda a House a recuperarse de su adicción al Vicodin, así como el Secretario de Defensa Bayard Ellis en “Ley y orden: Unidad de Víctimas Especiales” (2011-2015).
Andre Braugher tenía la habilidad para crear personajes excéntricos pero entrañables, sólidos, íntegros y, a la postre, terrenales y con matices saliendo del cliché del padre estresado o el policía protocolario de "Brooklyn nine-nine" (2013-2021), todo un ejemplo de aceptación y liderazgo en una serie que terminó quedándose con el corazón del espectador siendo cancelada por FOX en 2018 y encargándose después NBC de dos temporadas más.
Su último trabajo en televisión fue en la última temporada de “The good fight” (2022) como el devoto de Dios y egocéntrico abogado Ri’Chard Lane siempre a la última con sus gafas de colores y con su inseparable séquito en el que, tras su fachada de soberbia y suficiencia, se encerraba una persona de esas que en realidad no es más que un animal que se lame las heridas por todos los desprecios que tuvo que sufrir debido al racismo de un país y del elitismo de una profesión como la de la abogacía antes de que se convirtiera en un hombre capaz de mantener a un bufete de abogados y a una amplia familia encontrando la riqueza en las pequeñas cosas de la vida.
Se le pudo ver en películas como “Las dos caras de la verdad” (1996), “La marcha del millón de hombres” (1996), “City of angels” (1998), “Frequency” (2000), “Poseidón” (2006), “La niebla” (2007), “Los 4 Fantásticos y Silver Surfer” (2007), “Salt” (2010), “El jugador” (2014) y “Al descubierto” (2022), donde daba vida al editor de The New York Times, Dean Baquet, un ejemplo de compromiso por el periodismo que tuvo valentía y agallas para dar luz verde a la publicación de la investigación sobre Harvey Weinstein, pero su otro gran hito fuera de la televisión fue el interpretar a Enrique V en la obra de Shakespeare que le hizo ganar el Obie Award en 1996.
Carisma, talento, presencia, vis cómica, solidez en cada mirada y gesto pudiendo con ella tanto intimidar como reconfortar y divertir en una amplia amalgama de calidez y fortaleza con la capacidad de construir (fuera con mayor o menor presencia) una serie de personajes icónicos haciéndolos únicos y llenándolos de matices saliéndose de lo establecido para un espectador que encontraba en él un valor seguro.
Nacho Gonzalo