Hollywood canalla: Judy Garland, el corazón que rompió Hollywood
Querido primo Teo:
Este 10 de Junio se cumple el centenario del nacimiento de Judy Garland. Indudablemente ella es un símbolo de la grandeza del mundo del espectáculo, poseía un talento fuera de lo común y una sensibilidad extraordinaria como cantante y también como intérprete, y también es la mayor representación del lado más oscuro de la fama. La Garland es el mejor ejemplo de que Hollywood explota a sus criaturas hasta que ya no puede sacar nada más de ellas y que luego las abandona. La meca del cine hizo de ella una gran estrella, saboreó el éxito a una edad muy temprana, pero también tuvo que pagar un alto precio por ello y siempre fue una desgraciada. Alguien que hizo feliz al espectador con sus comedias musicales, especialmente con "El mago de Oz", se expresaba desde un corazón roto porque jamás experimentó la felicidad.
Fue utilizada por una madre decidida a explotar sus habilidades, por la industria que la llevó al límite tanto a nivel emocional como físico y quedó arruinada por culpa de sus agentes. Tampoco tuvo buenas relaciones con sus parejas, siendo chuleada por algunas de ellas. No conoció otra cosa que la inestabilidad y se convirtió en una adicta a las drogas antes de que tuviera la madurez para saber lo que era estar enganchada. Sus problemas personales lastraron su carrera y fue abandonada por quienes la llevaron a lo más alto y que indudablemente ganaron muchísimo dinero gracias a ella. Murió con tan solo 47 años, de una sobredosis de barbitúricos, y a nadie le sorprendió su triste final.
Bajo el nombre de Frances Ethel Gumm nació en Grand Rapids (Minnesota) el 10 de Junio de 1922 en el seno de una familia implicada en el mundo del vodevil. Con apenas dos años hizo su debut sobre los escenarios participando en números musicales junto a sus dos hermanas mayores, Suzy y Jimmie. Su madre vio que sus tres pequeñas podrían ser una mina y las explotó como trío. La situación para los Gumm cambió en 1926 cuando Frank, el cabeza de familia, que era un homosexual armarizado fue acusado de haber abusado sexualmente de un joven y huyeron de Minnesota poniendo rumbo a California, de esta manera la madre vio una oportunidad para dirigir a sus niñas hacia las ligas superiores.
Tras pasar por una escuela de baile las hermanas Gumm participaron en el año 1929 en un cortometraje en donde interpretaron y bailaron un número musical y así estuvieron hasta 1935 y no solamente con pequeñas piezas para el cine sino que actuaban también en el teatro. Las hermanas Gumm se cambiaron el apellido por el de Garland, porque les sonaba mejor, y a la pequeña Frances le pusieron el nombre de Judy porque consideraban que Frances Garland no era propio de una futura estrella. Cuando la mayor de las hermanas, Suzanne, se casó con un músico se rompió el grupo.
El año 1935 fue realmente determinante en la trayectoria de la pequeña Judy Garland. Ella era quien llamaba la atención del trío musical que formaba con sus hermanas. No solamente tenía mejor voz sino que era carismática, tenía ángel. Su talento no pasaba desapercibido en la ciudad de Los Ángeles y Louis B. Mayer, el gran jefazo de la MGM, envió al compositor Burton Lane a uno de los espectáculos de las hermanas Garland para que le informara. En pocos días Judy Garland ya estaba en el Estudio para hacer una audición de la que salió con un contrato. La MGM estaba entusiasmada con su nueva aspirante a luminaria pero no tardó en darse cuenta de que no sabía muy bien qué hacer con ella. Había fichado a una niña de 13 años que era demasiado mayor para ser una estrella infantil tradicional y muy niña para acceder a los papeles de adulta. Tampoco le ayudaba su aspecto.
Judy Garland no era especialmente bonita, ni siquiera generaba confianza para explotarla como la chica de al lado, tal y como se hizo inicialmente en las comedias juveniles con Mickey Rooney, porque era demasiado normal para ser una estrella. Para que nos hagamos una idea, la Metro-Goldwyn-Mayer presumía de tener más estrellas que en el cielo. Tenía en plantilla a Greta Garbo, Norma Shearer, Joan Crawford, Clark Gable, poseedores de un indudable magnetismo, y durante los años de vinculación de la Garland con el Estudio la compañía lanzó las carreras de otras de las mayores bellezas que ha tenido Hollywood en su historia como Ava Gardner, Lana Turner y Elizabeth Taylor. Aunque Judy dio dinero a la compañía, y despertaba las simpatías del público, era tratada con desprecio por los ejecutivos, de hecho Louis B. Mayer solía referirse a ella como “la pequeña jorobada”. Todo eso fue forjando una personalidad frágil y llena de inseguridades con respecto a su valía.
La MGM encontró un hueco para Garland en sus producciones de serie B, de esas que daban dinero porque eran muy baratas pero que no garantizaban el prestigio, asociándola a Mickey Rooney otro joven talento en la plantilla del Estudio con aspecto pícaro pero que jamás despertaría las pasiones de Rodolfo Valentino o Clark Gable, aunque le hiciera descubrir los placeres de la carne a Ava Gardner. El ritmo de producción era altísimo, las películas se hacían como churros y lo normal era rodar varias a la vez. Era imposible soportar semejante presión. Desde que Hollywood estaba en pañales ha tenido que lidiar con algo que ha fomentado que es el consumo de drogas. Los Estudios, tanto la Metro-Goldwyn-Mayer como los demás, tenían sus camellos que se ganaban sus clientes entre los trabajadores para que pudieran exprimirse al máximo.
A una Judy Garland de apenas 16 años le proporcionaban anfetaminas para que aguantara las jornadas maratonianas y barbitúricos para que pudiera dormir por las noches. Cuando Judy Garland alcanzó la mayoría de edad dependía completamente de los fármacos, también del alcohol para aislarse todavía más del mundo que le rodeaba y del tabaco, se fumaba varios paquetes al día para mantenerse delgada. En los diferentes Estudios no solamente había drogas sino que se aprovechaban de los empleados para espiar a las estrellas y los episodios de violencia sexual eran pasados por alto. Garland no tardó mucho tiempo en descubrirlo.
La consagración como estrella juvenil le llegó con “El mago de Oz” (1939). Tenía 16 años e interpretaba a una niña de 12. Tenía tendencia a engordar, apenas superaba el metro y medio de altura, y ya había desarrollado sus formas femeninas. Fue sometida a una estricta dieta consistente en lechuga y líquidos, le pusieron un corsé y le vendaron el pecho. “El mago de Oz” tuvo un proceso creativo que fue infernal aunque por el resultado final nada de eso es perceptible, porque es una de esas películas que justifican la creación del séptimo arte. “El mago de Oz” fue un éxito de crítica y público, no dio dinero de manera inmediata porque fue muy costosa y la MGM tiró la casa por la ventana con su promoción, elevando la cotización de Judy Garland dentro de un Estudio que no la cuidaba en absoluto. El impacto de “El mago de Oz” hizo que la Academia le concediera un Oscar especial a Garland como mejor intérprete juvenil.
Cumplidos los 18 años era lógico que Garland diera el salto a los papeles de adulta, indudablemente había dejado de ser una niña y además la prensa ya se había hecho eco de algunos de sus novios. La Metro-Goldwyn-Mayer comenzó a pulir la imagen de la joven estrella y la sofisticó considerablemente, para ello fue fundamental la maquilladora Dottie Ponedel que pudo hacer que Garland se viera por primera vez guapa. Los éxitos se sucedieron, “Little Nellie Kelly” (1940) y “Por mi chica y por mí” (1942) funcionaron muy bien. Su situación en la industria parecía inmejorable pero su estabilidad personal era un problema.
En 1941 se casó con el músico David Rose que era 12 años mayor que ella y que en el momento de iniciar su relación estaba casado con una actriz. Se quedó embarazada y fue obligada por el Estudio a abortar, eso destrozó para siempre su matrimonio, se divorciaron en 1944. Mantuvo un breve romance con Tyrone Power, de quien también quedó embarazada, y se sometió nuevamente a un aborto, e incluso tuvo un "quelque chose" con Orson Welles. Cosechó uno de sus mayores éxitos de su carrera con “Cita en San Louis” (1944). Se enamoró locamente del director del film Vincente Minnelli, en la siempre pacífica comunidad de Tinseltown se sabía que él era homosexual, y se casaron en 1945, un año antes de que naciera su hija Liza Minnelli. Judy y Vincente rodaron “El reloj” (1945), "Hasta que las nubes pasen" (1946) y “El pirata” (1948) y se divorciaron en 1951.
A raíz del nacimiento de su hija Liza los altibajos emocionales de Garland se agudizaron. Experimentaba momentos de gran euforia para posteriormente hundirse en la miseria más absoluta. En 1947, durante el rodaje de “El pirata”, dirigida por Vincente Minnelli, sufrió una crisis nerviosa por la que tuvo que ser ingresada en un centro psiquiátrico e intentó suicidarse. Estos episodios se sucedieron y pese a todo la Garland siguió dando lo mejor de sí como por ejemplo en “Desfile de Pascua” (1948) junto a Fred Astaire. La salud mental de la actriz se fue agravando, además se había enganchado a la morfina, y en el año 1950 la MGM rescindió su contrato.
En su peor momento personal conoció al empresario del mundo del espectáculo Sidney Luft. El que había comenzado en el mundo del negocio de la mano de Elanor Powell, de quien fue su secretario, no solamente se convirtió en tercer marido de Judy Garland, con quien tuvo a sus hijos Lorna y Joseph, sino que asumió las riendas de su carrera. La estrella cinematográfica parecía estar sentenciada desde su despido de la Metro-Goldwyn-Mayer pero siempre quedaba una portentosa artista de vodevil que aprovechar sobre los escenarios.
Judy Garland regresó a sus orígenes haciendo una gira de conciertos por el Reino Unido, Irlanda y Escocia y teniendo un espectáculo en Broadway en el otoño de 1951, que fue un enorme éxito de crítica y público, batiendo récords de taquilla, y que con el paso del tiempo se consideró como uno de los mayores eventos de la historia. Garland recibió un Tony especial por resucitar los espectáculos de vodevil.
La resurrección artística de Judy Garland abrió la posibilidad de que regresara a la gran pantalla. Sidney Luft llegó a un acuerdo con la Warner para producir una nueva versión de “Ha nacido una estrella” (1954) convirtiéndola en un musical para que Judy Garland pudiera brillar con todo su esplendor. La película, dirigida por George Cukor y coprotagonizada por James Mason, se centra en una actriz y cantante que es llevada al éxito por su marido, una antigua estrella, mientras que él cae en el abismo por culpa del alcoholismo. La historia de alguien que ha estado en la cúspide que no deja de lidiar con sus demonios es un reflejo de la propia Judy Garland.
Es especialmente desgarradora la secuencia en la que se abre en canal mostrando su impotencia por asistir a la degradación del ser amado que está siendo devorado por su adicción, en ese momento es consciente de que quienes están a su lado han emprendido una batalla perdida y más teniendo en cuenta que sus problemas no eran cosa del pasado sino que cada vez iban a peor. Garland realizó un trabajo conmovedor y fue nominada al Oscar. La actriz no asistió a la ceremonia porque su hijo Joseph estaba a punto de nacer y se dio un momento especialmente triste. El hospital se llenó de una prensa confiada en que Judy Garland ganaría el Oscar a la mejor actriz pero cuando se reveló que la ganadora era Grace Kelly por “La angustia de vivir” los reporteros se largaron como si alguien llevara uranio.
La carrera cinematográfica de Judy Garland prosiguió pero ya estaba en un segundo plano porque la industria no se fiaba de alguien que era sinónimo de conflicto, puesto que daba muchísimos problemas en los rodajes. Fue nuevamente nominada al Oscar como actriz de reparto por “¿Vencedores o vencidos?” (1961) en donde una vez más hizo una exhibición dolorosa. Su último trabajo como actriz lo hizo en “Podría seguir cantando” (1963).
A nivel artístico tenía al escenario como refugio y ahí siguió cosechando muchísimo éxito. A mediados de la década de los 50 ganó una fortuna con sus espectáculos en Nueva York y Las Vegas y también realizó sus incursiones en la televisión que fueron muy bien recibidas. Pero su salud estaba seriamente dañada. Sufrió una laringitis durante una gira y en 1959 se le diagnosticó una hepatitis aguda que pudo acabar con ella. Los médicos le dijeron que le quedaban unos cinco años de vida y que no podía volver a cantar. No fue así. En 1961 brindó un recital en Carnegie Hall que fue apoteósico y que se editó en disco. Arrasó en ventas y fue galardonado con 5 premios Grammy. Garland llegó a un acuerdo con la CBS valorado en los 24 millones de dólares para tener su propio show en la televisión que no funcionó porque competía directamente con “Bonanza”.
Su historia con Sidney Luft se caracterizó por sus idas y venidas y en 1963 ya había llegado a su fin, ella en su solicitud de divorcio le acusó de crueldad mental, y a partir de este momento se aceleró el desenlace fatal de Judy Garland. Durante sus últimos cinco años de vida Garland fue exhibiendo su decadencia por los escenarios. Ya no tenía la protección de Sidney Luft y había depositado su confianza en dos agentes que la dejaron en la ruina. En 1965 se casó con un actor de poca monta llamado Mark Herron, al que convirtió en productor de algunos de sus espectáculos, y la historia solamente duró cinco meses ya que ella le acusó de haberle dado una paliza. Su último marido fue Mickey Deans, un pianista que tenía una discoteca en Nueva York y que también se dedicaba a traficar con drogas. Se casaron el 15 de Marzo de 1969 y Judy Garland apenas se sostenía en pie, algo que ya había quedado patente durante sus actuaciones en un club nocturno de Londres y días después de la ceremonia en su último show en Copenhague.
El 22 de Junio de 1969 Judy Garland fue hallada muerta en el baño de su casa en Londres, tenía 47 años y aparentaba muchísimo más. Los resultados de la autopsia y la investigación posterior determinaron que la causa había sido una sobredosis de barbitúricos y que había sido accidental, pese a que fueron varios los intentos de suicidio llevados a cabo por la actriz en el pasado. El organismo de Judy Garland estaba muy debilitado debido al consumo de drogas desde que era una adolescente, el alcoholismo que le condujo a la cirrosis, el tabaquismo y a eso hay que añadirle la bulimia nerviosa que le acompañó desde sus inicios como actriz.
En Hollywood lloraron su muerte pero a nadie le sorprendió que Judy Garland tuviera ese final porque llevaba demasiados años viviendo de prestado.
Mary Carmen Rodríguez