Hollywood canalla: Harvey Weinstein, la crónica de una caída anunciada
Querido primo Teo:
Aún no ha pasado el tiempo suficiente para tener esa perspectiva pero no es exagerado decir que hemos vivido durante estos días uno de los mayores escándalos de la Historia de Hollywood. La caída de Harvey Weinstein. Tras destaparse su historial de abusos sexuales, era una crónica anunciada ya que se trata de una de las personalidades más odiadas de la industria, se lo ha ganado a pulso a lo largo de tres décadas. Y pone de manifiesto (una vez más) la hipocresía de la comunidad fílmica; ha sido gracioso ver que algunas de las actrices que han ganado el Oscar bajo su tutela se muestren ahora indignadas, o que otros miembros de la industria digan que lo suyo es intolerable porque a lo largo de estos años hemos conocido los testimonios de actrices como Ashley Judd y Rose McGowan al igual que un incidente en un yate durante una edición del Festival de Cannes en donde estaban presentes algunas celebridades y, aunque nunca se llegó a pronunciar su nombre, tanto dentro de la meca del cine como los que estamos fuera de ella, y conocemos vagamente al personaje, le identificamos como esa personalidad misteriosa.
Hasta el presidente Donald Trump se ha pronunciado en su contra afirmando no estar extrañado por las acusaciones porque le conoce desde hace años, tampoco nos debería sorprender esta reacción del inquilino de la Casa Blanca por la vinculación de Weinstein al Partido Demócrata, de hecho no sólo ha aportado su dinero sino que también tuvo a la primogénita de Barack Obama trabajando de becaria en su compañía. La bomba que ha acabado con él ha estallado en el momento en el que su debilidad era más evidente y estaba buscando la manera de sobrevivir en una industria que se ha regenerado en estos últimos años.
Los méritos de Harvey Weinstein en la industria son incontables, acercó el cine independiente a los premios al mismo tiempo que sentó las bases de lo que se conoce como el “Indiewood”, es decir aquellas producciones modestas con estrellas de Hollywood, muchas de ellas hechas con el respaldo de las filiales de las majors y que están confeccionadas para estar en los Oscar. Estrenó la revolucionaria “Sexo, mentiras y cintas de vídeo” de Steven Soderbergh y convirtió a Quentin Tarantino en el cineasta de referencia por antonomasia del último cuarto de siglo. En la comunidad de Tinseltown hay una frase hecha que dice que “hacer una película en Hollywood es lo más parecido a hacer negocios con la mafia italiana, pero hacer una película independiente es como ponerse en manos de la mafia rusa. Con los primeros sabes que te van a asesinar, pero se encargarán de enviar un ramo a tu madre. Con los segundos sabes que te matarán y que perseguirán a tu familia”.
No es difícil ver la sombra de Harvey en dicha frase. Sus métodos poco ortodoxos no tardaron demasiado en ser conocidos por todos. Ha amenazado a periodistas, ejecutivos y directores (no distribuyó “Lejos del cielo” de Todd Haynes y advirtió al director y a su protagonista Julianne Moore de que orquestaría una campaña de descrédito contra ambos, a la actriz no la promovió para que lograse la estatuilla por “Las horas”), ha destrozado las carreras de productores, guionistas, directores y actores que en algún momento se han enfrentado a él, ha sido acusado más de una vez de maquillar los ingresos de sus películas y definió el concepto de “campaña sucia”.
Para hablar de quién es Harvey Weinstein tenemos que remontarnos al año 1979. En ese año fundó junto a su hermano Bob la compañía Miramax. Ambos procedían del sangriento mundo del rock, eran promotores de conciertos, y se hicieron con una pequeña sala de cine para comenzar a proyectar películas ya que Harvey es un obsesionado del séptimo arte. Cuando la modesta empresa se inició en la distribución estrenaron títulos de medio pelo porque no podían permitirse el lujo de aspirar a algo mejor, y fue especialmente hábil para comprar películas pornográficas con sello europeo, recortar las escenas más explícitas para exhibirlas en salas de arte y ensayo y venderlas a cadenas de televisión por cable. De esta manera se ganaba dinero y se hacía algo de ruido para atraer la atención mediática. Una década después ya se había convertido en una amenaza para la industria por una sencilla razón, fue el primero de fuera en reclamar su trozo de pastel y era evidente que no se iba a conformar con una porción pequeña.
En 1989 debutó en los Oscar con “Pelle el conquistador” de Bille August, que se hizo con el premio de mejor película en lengua no inglesa y con la nominación de Max Von Sydow en la categoría de mejor actor. A finales de ese año la Academia ya se mosqueó con sus métodos de promoción ya que Weinstein llegó a averiguar dónde pasaban algunos académicos las Navidades para proyectarles personalmente “Mi pie izquierdo” de Jim Sheridan, que posteriormente se convitió en el primer título de la compañía en estar presente en la categoría de mejor película. Organizar fiestas o llevar hasta la extenuación a los actores (a Daniel Day-Lewis con su apariencia de empotrador de novela romántica de “El último mohicano” le hizo aparecer en el Senado para hablar de la parálisis cerebral) eran prácticas habituales, al igual que la utilización de los medios de comunicación, pero lo de visitar a los académicos no porque era lo más parecido a encontrarte en la cama la cabeza de tu caballo favorito. Si Harvey Weinstein era capaz de localizarte en HawaiI para proyectarte una película ten por seguro que te encontrará aunque estés escondido en un refugio nuclear.
La Academia introdujo cambios a partir del año 1990, Harvey no pudo visitar a ningún académico pero siempre pudo conseguir votos a cambio de ofertas de trabajo. Logró que Martin Scorsese votase en los Oscar por “Shakespeare In Love” a cambio de distribuir “Gangs of New York”. Scorsese fue un pelele en manos de Harvey Weinstein y resultaba patético que alguien de su talla resultase tan desesperado por conseguir el favor de los académicos. El director no se podía ni imaginar que se iba a ver perjudicado por la que ha sido la peor campaña de la Historia de los Oscar ya que Harvey Weinstein utilizó al legendario Robert Wise, ganador de las estatuillas por “West Side Story” y “Sonrisas y lágrimas”, que en aquel momento contaba con 89 años y no estaba en plenas facultades, para que firmase una carta escrita por un colaborador de Weinstein en donde pedía el voto por Martin Scorsese. Cuando se conoció esta maniobra muchos de los académicos que no habían emitido su voto se decantaron por la opción de premiar a Roman Polanski, prófugo de la justicia estadounidense desde 1977 por violar a una menor de edad. Curiosamente Harvey Weinstein rescató a Samantha Geimer, la víctima de Polanski, y durante semanas se hartó de decir que era intolerable que la Academia se prestase a premiar a un tipo tan despreciable.
Harvey Weinstein no tardó en demostrar que le encantaba ser el centro de atención y que codearse con las estrellas le pirraba más que la Coca Cola light y los sándwiches de atún. Se sentó al lado de Daniel Day-Lewis cuando recogió el Oscar por “Mi pie izquierdo”, él y Brenda Fricker fueron los primeros intérpretes que se hicieron con la estatuilla bajo su tutela. Y en casi 30 años hemos escuchado “Gracias, Harvey” de boca de actores, directores, guionistas, productores y demás miembros de la industria que se han alzado con el premio de la Academia. La lista es larga y en ella se incluyen los nombres de Meryl Streep, Nicole Kidman, Kate Winslet, Gwyneth Paltrow (que también ha denunciado que Harvey Weinstein quiso abusar de ella antes del rodaje de "Emma"), Jennifer Lawrence, Penélope Cruz, Judi Dench, Colin Firth, Juliette Binoche, Jane Campion, Quentin Tarantino, Roberto Benigni, Robin Williams, Matt Damon, Ben Affleck, Jean Dujardin, Catherine Zeta.Jones, Michael Moore, Renée Zellweger y Ennio Morricone, que en el 2016 se convirtió en el último en materializar un eunuco dorado para la factoría de los hermanos Weinstein por la composición de la banda sonora de “Los odiosos ocho”. Quien no entró en esa lista fue Richard Gere que, deseando ser nominado al Oscar por “Chicago”, llegó a decir que Harvey Weinstein era un ser de luz y a Weinstein le pareció un acto de peloteo tan excesivo que le dejó en la cuneta a la hora de promover las candidaturas.
En 1993, agobiado por las deudas, vendió Miramax a Disney por 70 millones de dólares. La relación de los hermanos Weinstein con la casa del ratón fue tensa desde el primer momento y terminaron siendo despedidos en 2005. Tras ello pusieron en pie The Weinstein Company que, en estos días de ruido y furia, ha estado barajando la posibilidad de rebautizarse. Antes de que estallase el escándalo que ha acabado con Harvey Weinstein la compañía ya estaba agonizando. Escasez de títulos de éxito (“Lion” estuvo presente en los Oscar pero no fue ningún salvavidas y “La guerra de las corrientes” fue considerada una vergüenza en la pasada edición del Festival de Toronto), reducción de la plantilla, huída de los principales ejecutivos, etc..., y todo esto ha espantado a los inversores, aunque el pasado año lograron 400 millones de dólares por parte de Opus Bank.
Por donde pisa Harvey Weinstein es bastante probable que no crezca la hierba. En el año 1991 la revista Premiere le encargó a Peter Biskind que escribiese un artículo sobre las maniobras de los hermanos Weinstein. Miramax no tardó en enterarse, amenazó con retirar su publicidad de la revista y la maniobra final de Harvey fue autocontratarse como articulista y solicitar que Biskind corrigiese sus textos, no hace falta ser un lince para saber que ese artículo no vio la luz. Biskind se desquitó en el 2004 publicando el libro “Sexo, mentiras y Hollywood”, una Biblia que tengo en mi mesita de noche. Periodistas, cineastas, guionistas, actores, directores y empleados le han temido a lo largo de estos años, a uno de sus trabajadores le lanzó un cigarrillo encendido después de dejar escapar la compra de “Corre, Lola, corre” en el Festival de Toronto de 1998.
Hace dos años Ashley Judd confesó que sufrió acoso sexual mientras rodaba “El coleccionista de amantes”. En su momento la actriz no se atrevió a dar el nombre de Harvey Weinstein pero no tardamos ni un segundo en identificarle como ese poderoso magnate de la industria que le citó en una habitación de hotel con el pretexto de hablar para darle un impulso a su carrera y que le pidió que le observase mientras se daba una ducha y ella, totalmente asqueada por la situación, tuvo el valor de contestarle “cuando gane un Oscar por una de tus películas”. La actriz comentó que había hablado de esta historia con algunas de sus colegas y que se encontró con testimonios similares.
Un año después, Rose McGowan denunció que fue violada por el jefe del estudio de una de sus películas y que no lo denunció asesorada por su abogada ya que en dicho film se incluía una escena de sexo y todos irían a por ella. Tampoco tardamos nada en atar cabos, la película era “Planet Terror”, dirigida por Robert Rodríguez (por aquel entonces pareja de la actriz) que fue distribuida por The Weinstein Co. Y si seguimos las crónicas canallas del Festival de Cannes, esas que no escribe el señor Gonzalo que es un alma cándida, también le ponemos cara a ese productor que descargó toda su ira con unas prostitutas en un yate ante algunas estrellas de Hollywood y que el personal del barco quiso llamar a la policía pero no pudo porque habían firmado una estricta cláusula de confidencialidad. En el 2015 la actriz italiana Ambra Battilana sí que se atrevió a denunciar a Harvey Weinstein a quien acusó de haberle metido mano durante una reunión pero finalmente, tras una investigación, la justicia descartó presentar cargos.
La bomba estalló el pasado 5 de Octubre cuando The New York Times sacó finalmente un artículo en donde destapaba los abusos sexuales cometidos por Harvey Weinstein desde hace tres décadas. La publicación ha conseguido recopilar los testimonios de algunas de sus víctimas, entre ellas ejecutivas como Lauren O’Conner (que en el 2015 escribió un informe interno sobre el acoso sexual a ella y a otras compañeras), sus secretarias y algunas actrices (las mencionadas Judd y McGowan entre ellas). The New York Times asegura que Harvey Weinstein ha estado chantajeando a mujeres (todas con un perfil parecido, mostraban cierta vulnerabilidad) para que cumpliesen sus fantasías sexuales a cambio de mejorar sus carreras. Ocho de ellas habrían llegado a acuerdos económicos extrajudiciales.
Los abogados de Harvey Weinstein anunciaron que emprenderían acciones legales contra el medio, a pesar de que el propio magnate ha terminado admitiendo en un comunicado como ciertas algunas de las conductas descritas por el artículo escrito por Jordi Kantor y Megan Twohey. Lisa Bloom, la abogada de Harvey Weinstein, especializada en casos de acoso sexual, terminó renunciando a ejercer su defensa. Y no han parado de salir testimonios de algunas mujeres que en algún momento se han sentido acosadas por el productor, como la guionista Liza Campbell, la presentadora Lauren Sivan (que fue obligada a verle masturbándose en un restaurante) o Angelina Jolie, que juró no volver a trabajar en una producción de Weinstein después de que intentase abusar de ella en una habitación de hotel durante la promoción de “Jugando con el corazón”.
Y finalmente Harvey Weinstein, que anunció que se retiraba por un tiempo para tratar de corregir su conducta, fue despedido de The Weinstein Company. El magnate pidió ayuda a otros directivos de Hollywood para que hablasen en su defensa y parar su decapitación pero nadie acudió. Probablemente para guardar cierta distancia y, quién sabe, si para evitar verse implicados en historias similares o tal vez porque llevaban años esperando a que el temible Harvey fuese derrocado.
Mary Carmen Rodríguez
Enhorabuena Mary. Es un honor compartir web con alguien que es capaz de escribir un artículo de esta calidad. Y quería que quedase constancia.
Magnifico articulo. Un personaje realmente terrible, peor que los malos de los culebrones a los que esperamos que reciban su merecido.