Históricos de cine: Juana de Arco, la doncella visionaria
Querido Teo:
El símbolo de una nación, mártir y mito, una mujer que revolucionó la historia, y cuyo eco aún perdura en nuestros días. Lideró campañas contra los ingleses en la guerra de los Cien Años alumbrada por la mística y lo divino. Hablamos de la doncella de Orleans, más conocida como Juana de Arco. Natural de un pequeño poblado de la zona de los Vosgos en la región de Lorena, Juana siempre destacó por ser una joven intelectual, determinada y valiente. El misticismo y la Fe acompañaron a su leyenda. Escuchaba la palabra de Dios (la primera vez a los trece años) y sufría visiones que le aconsejaban y auguraban. Una fina línea entre la cordura y la locura para muchos, que sin embargo, encontraba la lógica en cada consecuencia de sus actos.
Con diecisiete años, lideró el ejército nacional francés, logró la expulsión de los británicos y obtuvo el éxito en la batalla de Patay y el asedio de Orleans. La leyenda habla que previo al combate por la recuperación de Orleans, una voz le iluminó de cómo conseguiría la victoria. La propia Juana, declaró que esa señal le fue enviada por Santa Catalina de Alejandría. Una beata con la que Juana compartía muchas similitudes (murieron a una edad parecida) y que logró que el Emperador Maximiano dejara de perseguir a los cristianos en el siglo IV.
Fue capturada por los borgoñones y entregada a los ingleses y condenada por hereje a morir en la hoguera en 1431 con diecinueve años. Un juicio inquisitorial que le llevo al fin de su vida, que no de su espíritu. Un proceso que fue revisado posteriormente en numerosas ocasiones, debido a las múltiples anomalías y pruebas corruptas aportadas. Finalmente, fue declarada inocente de los cargos en 1456 y los jueces que la acusaron fueron condenados por herejía. Su fama fue aumento tras su muerte, se convirtió en estandarte de la iglesia católica, así como símbolo patriótico de Francia. Ya en el siglo XX, fue beatificada en 1909 y declarada santa por el Papa Benedicto XV en 1920.
Una guerrera, una heroína, que sirvió de inspiración a lo largo de la historia a muchas mujeres y que el arte, en sus diferentes interpretaciones, no fue ajeno a este movimiento. La pintura, la escultura, la música, el teatro, la literatura y el cine, nos retrataron la figura “La Pucelle” con diferentes puntos de vista. El séptimo arte, nos ha dejado innumerables obras, de todo tipo, de la heroica militar gala. Repasamos su filmografía iniciando un recorrido cronológico que comenzó en 1899.
Y como no, el gran maestro parisino, George Méliès, uno de los precursores en el mundo de la cinematografía, fue el que se atrevió a llevar a la pantalla al mito de su nación. “Jeanne D´Arc”, un cortometraje de diez minutos que fue estrenado el 11 de Noviembre de 1900. Una de las primeras creaciones de Méliès, referencia y modelo para los inicios del cine moderno. El corto de Méliès, no fue la única obra de la época, ya que años antes (1896) en los laboratorios de Edison en Nueva Jersey, se creó otra pieza de corta duración a cargo de Alfred Clark. “Burning Joan of Arc”, fue uno de los títulos alternativos de un proyecto experimental del que muy poco se conoce. Y si los estudios de Edison filmaron una recreación de la líder francesa, los hermanos Lumiere, sus rivales tecnológicos, no fueron menos, creando un fragmento de un minuto titulado “Exécution of Jeanne D´Arc”, realizado por George Hatot. De 1909, se conoce otro cortometraje, en este caso francés, a cargo de Albert Capellani en 1909. “La vie de Jeanne d'Arc” (La vida de Juana de Arco) fue el título de una obra cuyo metraje original se encuentra en el archivo fílmico de Berkeley Pacific.
La actriz italiana Maria Jacobini, es la primera recreación de Juana de Arco de cierta entidad, en el film de Ubaldo María del Colle, “Giovanna D´Arco” (1913). Pequeño drama italiano sobre los momentos más significativos de la militar gala. En 1917, nos llega la primera gran obra sobre el símbolo francés: “Joan the woman” (en España, “Juana de Arco”). Dirigida por Cecil B. DeMille e interpretada por Geraldine Farrar (una de las intérpretes más importantes de la época) y Raymond Hatton. Tercer largometraje del director americano, una historia de aventuras ambientada en la Primera Guerra Mundial, donde un oficial británico encuentra la espada perdida de Juana de Arco y le inspira para completar su misión. Juana de Arco, se le aparece al soldado para liderar al ejército aliado. Una metafórica fábula, punto importante del cine de aventuras de principios siglo y primera piedra del cine moderno.
Una de las joyas universales del séptimo arte nos llega en 1928 de la mano de Carl Theodor Dreyer en “La Pasión de Juana de Arco” (La Passion de Jeanne D´Arc). Excelente cinta francesa sobre la voluntad, la determinación y el sufrimiento humano. Una obra maestra en la que destaca la fotografía en blanco y negro de Rudolph Maté y, sobre todo, la magistral interpretación de la actriz teatral Renée Jeanne Falconetti en el papel principal. Todo el proceso desde su captura hasta su condena en una de las lecciones de cine más recordada de todos los tiempos y que consagró a Dreyer como uno de los grandes del celuloide. La Alemania del Reich, vio la historia de “La Pucelle” en un ejemplo de valores patrióticos y morales, por lo que produjo “Das Mädchen Johanna” (Santa Juana de Arco) en 1935. Dirigida por Gustav Ucicky y protagonizada por Angela Salloker, fue rodada en los estudios de la UFA en Berlín. Un film donde se le da más importancia a las hazañas bélicas de la mártir gala y que funciona como propaganda política de la Alemania nazi.
La magnífica actriz sueca, Ingrid Bergman, protagonizó en dos ocasiones consecutivas el rol de la dama francesa. La primera, fue en 1948, en una obra menor de Victor Fleming, “Juana de Arco” (Joan of Arc). Una superproducción americana que fue todo un fracaso en taquilla, pero que le deparó una nominación al Óscar a Bergman, cuya carrera estaba en lo más alto. El guión basado en la obra de teatro “Joan of Lorraine” esta logradamente documentado, pero su artificiosa y artificial puesta en escena la alejó de una mejor valoración. Fue la última cinta de Fleming, un realizador acostumbrado al éxito durante dos décadas. La segunda, fue de la mano de su segundo esposo, Roberto Rossellini, en “Juana de Arco en la hoguera” (Giovanna D´Arco al rogo). Musical italiano de 1954, que no tuvo una gran acogida, y fue más noticia por la relación director-intérprete que por la historia en clave melódica de la militar francesa.
Tres años más tarde, en 1957, es otro grande de la realización, Otto Preminger, es el que decide probar con un nuevo giro sobre la historia de La Doncella de Lorena, en “Santa Juana” (Saint Joan). La película supuso el debut de una convincente Jean Seberg, a la que secundaron unos magníficos Richard Widmark y John Gielgud. Sin embargo, la obra de Preminger; inspirada en una pieza de teatro de George Shaw; se convirtió en un rotundo fracaso de crítica, a la que tacharon de poco creíble y demasiado condescendiente. La cinta con guión de Graham Greene, recoge en esencia teatral los aspectos más importantes de la vida Juana Domrémy, haciendo hincapié, en sus últimos días.
Otro punto importante en la filmografía de Juana de Arco, llega en 1962 con “El proceso de Juana de Arco” (Procés de Jeanne D´Arc). El cineasta francés Robert Bresson, nos narra el interrogatorio y juicio a la joven Juana, donde ella alega que fue llamada por Dios para lograr la victoria ante los ingleses. Basada en las actas oficiales del proceso de Rouen, descubiertas y publicadas en 1841 por el historiador Jules Quicherat. Con un reparto no profesional más que convincente; donde destacaba Florence Delay en el papel de Juana; una excelente fotografía a cargo de Léonce Henry- Burel y un sobrio guión (a cargo del propio Bresson). “El proceso de Juana de Arco” es una de las obras claves no sólo de su autor, sino también del cine francés del siglo XX. Ganadora del premio especial del jurado en el festival de Cannes y la Espiga de Oro en la Seminci, a la mejor película en 1963.
Pasaron tres décadas hasta la siguiente adaptación de la heroína de Lorena. Fue unos de los realizadores integrantes del movimiento Nouvelle Vague, Jacques Rivette, en el díptico “Jeanne La Pucelle” (1994). Una primera parte, “Les batailles” (Las batallas), donde narra como Juana abandona su aldea natal como militar, e intenta convencer a su capitán para que le conduzca al Delfín de la corte. Allí logra convencer al máximo mandatario como movilizar las tropas en su lucha contra los ingleses. Un primer episodio, donde se quiere mostrar la valentía inspirada por la religión, y las batallas más importantes que encabezó la líder francesa. Jeanne La Pucelle, tuvo ese mismo año, una continuación con “Les prisons” (Las prisiones). Una segunda parte, que narra el proceso tanto de encarcelamiento como de juicio y ejecución. El díptico de Rivette es un extenso y completo documento filmográfico, protagonizado, de manera ejemplar, por Sandrine Bonnaire.
Una historia de valor, que aúna lo humano y lo divino, y que muchas naciones han acogida como propias. Particulares visiones adaptadas a otras culturas, como: “The mexican Joan of Ar”c (Kenen Buel, 1911); “The Joan of Arc of Loos” (Herbert Ford, 1916); “From Camille to Joan of Arc” (Marguerite Engberg, 1961) o “Johanna D´Arc of Mongolia” (Ulrike Ottinger, 1989) son algunas de las producciones que han tratado la beata francesa. El mundo de las series de televisión no ha sido ajeno, a este místico personaje. Un corto de animación dirigido por Richard Rich, adaptó para la pequeña pantalla en 1996 la historia de Juana de Arco, en una narración dirigida al público infantil. Más repercusión tuvo el serial juvenil “Joan de Arcadia”, creado para la CBS e interpretado por Amber Tamblyn. Ambientado en la actualidad (donde una joven que oye la palabra de Dios y ayuda al necesitado), este producto televisivo fue todo un éxito, que obtuvo grandes críticas y premios en su primera temporada de emisión.
Este recorrido cronológico finaliza en 1999, donde dos producciones paralelas llevaron por última vez a la pantalla a la doncella de Orleans. La más modesta, “Juana de Arco” (Joan of Arc), creada para televisión fue la que tuvo más éxito. La cinta canadiense creada por Christian Duquay e interpretada por Leelee Sobieski, tuvo una gran trascendencia televisiva obteniendo cuatro nominaciones a los Globos de Oro, y catorce nominaciones a los premios televisivos americanos, los Emmy. Un revisitación más que digna, que en España nos llegó dentro de la serie Grandes Relatos emitidos por Telecinco en el año 2000. En cambio, “Juana de Arco de Luc Besson” (The Messenger: The Story of Joan of Arc) una superproducción con muchas más pretensiones, tanto económicas como artísticas, no obtuvo los resultados esperados. El film de Luc Besson, fue todo un éxito en su país, optando a varios César, pero que fuera de sus fronteras fue un fracaso de crítica y público. Un ejercicio espectacular pero vacuo, donde Milla Jovovich (Juana de Arco), hace un trabajo más que respetable, que no consiguió el beneplácito de la crítica. Con un reparto lleno de grandes secundarios (Dustin Hoffman, John Malkovich, Vincent Cassel), Besson se centra en las formas, no en el fondo y no logra levantar el vuelo de una cinta de grandes expectativas. Una obra fallida destinada a las sobremesas en la pequeña pantalla.
La creación de Besson, es la última adaptación a la gran pantalla dentro de una rica y variada filmografía. Con toda seguridad, no será la última visión de una dama cuya valentía y pasión cambió el rumbo de Francia, y que la convirtió en un icono de la historia de la humanidad sirviendo de ejemplo para muchos.
“Los hombres pelean; sólo Dios da la victoria.”
Santa Juana de Arco
Emilio Martín Luna