FANT Film Fest 2022: Jornadas 1 y 2
Querido Teo:
Vuelve la andadura festivalera (a pesar de que el circuito "real" de festivales no comienza de manera oficial hasta el 17 de mayo con el pistoletazo de salida de Cannes) y con ella el FANT Film Fest (Festival de Cine Fantástico y de Terror) de Bilbao, festival al que un servidor lleva yendo años pero este en concreto podré cubrir y comentar por aquí las películas de sección oficial (y quizás alguna que otra). Así que relajen sus sensibilidades al gore y al puro miedo porque comienza el repaso de los dos primeros días del festival con un debut español, una comedia irlandesa de vampiros y el esperadísimo encuentro entre Nicolas Cage y su cerdita.
"Y todos arderán" (David Hebrero)
"En un pequeño pueblo leonés, María José se dispone a acabar con su vida al no haber superado la muerte de su hijo. Todo cambia cuando recibe la visita de Lucía, una niña que podría estar relacionada con una leyenda local sobre el Apocalipsis. Con la enigmática niña a su lado, María José se enfrentará al pueblo que la marginó, al marido que la abandonó y volverá a sentirse una madre".
Es la segunda película del cineasta español que, después de estudiar en la TAI, marchó a Estados Unidos donde realizó su película debut. Esta vez nos trae una historia de género, que ya pasó por el Festival de Sitges, protagonizada por Macarena Gómez secundada de Rodolfo Sancho y Ana Milán.
La película desde el primer momento intenta distanciarse de los mecanismos habituales del género, convirtiéndolo nada más comenzar en un drama sobre una mujer que ha perdido a su hijo y a su pareja y quiere quitarse la vida. Poco después, el misterio de la niña convierte el film en un thriller psicológico, que se convierte instantáneamente en puro horror nada más salir los créditos iniciales.
Durante los siguientes compases de la película, se transita lo antes mencionado, jugueteando a nivel visual con el cine de terror de los 70 como si de Roman Polanski o Brian De Palma se tratara, siendo uno de los puntos álgidos, una puesta en escena muy marcada y que se hace notar las nociones de director de fotografía de Hebrero.
El problema es que a nivel estructural, la película tiene varios clímax que impiden en cierta forma entrar de manera emocional, y que toda esa subversión y mezcla de géneros, a título personal, no acaban llegando, ya que se pierde un poco con las formas transitando incluso el "giallo" en toda su parte final.
Aún así es un gusto ver a una Macarena Gómez absolutamente desatada, que en ocasiones se pasa de frenada pero que va un poco de la mano con esa puesta en escena grandilocuente a la que se quiere jugar.
En resumidas cuentas, un ejercicio de estilo que intenta abarcar quizás demasiado en vez de centrarse en cuestiones más concretas tanto a nivel tonal como estructural para que el drama de esa madre que ha perdido a su hijo cale más a nivel emocional que a nivel puramente estilístico.
"Pig" (Michael Sarnoski)
"Un buscador de trufas que vive sólo y aislado en una zona salvaje de Oregón, regresa a Portland para recuperar a su querida cerda trufera, que le ha sido robada".
El debut de Michael Sarnoski en la dirección se ha convertido en un fenómeno de culto, sobre todo en Estados Unidos, en parte por culpa de ese seguimiento ciego ante lo que es el gran reclamo de la película, su protagonista, Nicolas Cage, que está indudablemente ante una de las interpretaciones de su carrera y que le brindó una nominación a los Critics'Choice Awards al mejor actor.
Todo en la propuesta y en el primer acto de "Pig" apunta a que, como ya lo hacía "Mandy" (Panos Cosmatos, 2018) en su día, se convirtiese en una "revenge movie" en la que Cage se volvía absolutamente demente y hacía todo lo habido y por haber para conseguir de nuevo a su cerda. Lo que hace Sarnoski después, sin desvelar nada, es subvertir no sólo la película si no la propia percepción de un espectador habituado a filmes de Liam Neeson y Keanu Reeves repartiendo estopa a su paso. Todo de una manera estilizada pero a la vez naturalista, con un control del "tempo" narrativo y una minuciosidad e intimismo muy marcados.
"Pig" es una película sobre el duelo, sobre el proceso natural de la vida que es que igual que se tiene se pierde, y de como afrontar, confrontar y hacer las paces consigo mismo y con las personas que te rodean. Un tema complejo pero que a la vez Sarnoski diluye y minimiza al detalle en una puesta en escena simple que sólo tiene como objetivo involucrar al espectador ante un seguimiento constante del personaje de Cage, tanto en lo físico como en lo psíquico.
Lo de Nicolas Cage no sólo es una barbaridad interpretativa, si no que es fascinante y sorprendente a partes iguales, debido a que todo su "acting" está creado a partir de un interiorismo emocional en el que Cage nunca se sobresale ni merodea esos lares donde rozaba la sobreactuación. Sorprende porque incluso cuando ganó el Oscar por "Leaving Las Vegas" (Mike Figgis, 1995), o en otra de sus grandes interpretaciones como es "Adaptation. El ladrón de orquídeas" (Spike Jonze, 2002), papeles más comedidos de lo habitual, seguía de vez en cuando transitando ese histrionismo y ruido que habitúan al actor norteamericano.
En "Pig" está todo apoyado en la emoción del contexto y subtexto de las miradas, de los silencios, de esa lucha emocional interna que tiene el personaje protagonista. Sólo en algún que otro momento la película se permite algún punto de comedia muy sutil cuando quiere hacer una lectura de la diferencia y lucha de clases entre una élite gastronómica y entre lo que es real por su significado en las personas.
Y es que ese es otro de los puntos clave y álgidos de la película, no sólo la lucha interna del personaje de Cage si no una lectura y reflexión sobre lo que es pura fachada y lo que realmente nos completa, nos hace sentir, nos hace realmente revolvernos y significa de verdad algo, más allá del valor, del dinero, o de la calidad de un producto.
Todo bajo una dirección excelente y atenta al detalle de un Sarnoski que se dispone a dirigir la adaptación del cómic de "Sabrina" y probablemente la nueva película de "Un lugar tranquilo". Merecido para un enorme cineasta en ciernes.
"Let the wrong in" (Conor McMahon)
"Matt es un ingenuo adolescente que trabaja en un supermercado. Su vida cambia cuando descubre que su hermano mayor, un marginado llamado Deco, se ha convertido en un vampiro. Entonces tiene que decidir si lo ayuda a continuar con vida o, por el contrario, clavarle una estaca para que no muerda a nadie".
Vienen los irlandeses a sorprendernos con una obra que establece su tono a los 5 segundos de película con ese montaje a partir de Take me out de Franz Ferdinand repleto de novias, penes (?) vampiros y sangre.
Una obra que se nota (y no quiere ocultar) que no dispone de un gran presupuesto pero que decide convertirlo en parte de su encanto, donde las vísceras irreales, los efectos especiales y el look hacen de todo ello una estética que, autoconsciente, se mofa de todo lo habido y por haber en el género, convirtiéndolo en un visionado excitante a la par que divertido.
Ciertos juegos del montaje al inicio la hacen incluso destacar ya que está repleta de ideas visuales, pero se termina diluyendo de cara a la segunda mitad de la película, donde se hubiese agradecido más uso de esos juegos visuales como ya lo hacían, también con pocos medios, cineastas como Edgar Wright.
"Let the wrong one in" no aporta nada nuevo ni pretende hacerlo, pero tira de ocurrencia y gag continuos para convertirlo en un divertimento que seguro que también fue para los que la rodaron, dejándote con una sonrisa de oreja a oreja que, a pesar de tener a personajes absurdos e insufribles, acabas cogiendo simpatía debido al tono de la película. Si os animáis a verla en algún momento de vuestras vidas, muy atentos al conejo.
¡Nos vemos en la siguiente crónica de los días 3 y 4! ¡Hasta pronto!
Iker González Urresti