Escalofríos de cine: "La matanza de Texas", o me pone cuarto y mitad de carne picada
Querido Teo:
Cuántas veces escuché la expresión cine de terror psicológico, sin llegar a entender a qué se podrían estar refiriendo y cuando se decidía encuadrar una peli en este subgénero, hasta que tuve la fabulosa idea de ver “La matanza de Texas”. Toda duda quedó despejada… No te queda más remedio que volverte loco de miedo, durante los 83 minutos de tu vida que hayas dedicado a contemplar aquella increíble obra maestra del cine de espanto, por lo que podría llegar a ser necesaria, en algunos casos, la ayuda de profesional especializado en la psique humana para reponerse del shock… ahí podría estar la respuesta.
“…la película que van a ver es el retrato de la tragedia que se abatió sobre un grupo de cinco jóvenes…”, y es que todo lo que transcurre, o más bien se perpetra, entre esta advertencia, sutilmente colocada al principio de la peli, y aquella delirante danza de Leatherface moto sierra en mano al final de la misma, no es sino un compendio de las mejores, más impactantes y delirantes imágenes jamás llevadas a la gran pantalla. Es ya una regla de oro en cualquier cinta de mucho miedo, que la protagonista femenina, tras escuchar algún ruido, se adentre, provista del utensilio más irrisorio que tenga a mano, en la búsqueda de lo que lo provocó, en vez de correr en dirección contraria, como haríamos el resto de la gente cuerda, para al final, pues ya se sabe, palmar sí o sí. Aquí no podía ser de otra forma, con la salvedad de que el desenlace es, sin duda alguna, una de las escenas más legendarias y violentas que yo recuerdo… Nuestra pobre temeraria es sorprendida por el malo, el cual la levanta como si de una pluma se tratara, para ser colgada en un gancho de matadero cual gorrino al que le llega su San Martín… parafraseando al mítico cantautor de Ubrique, y en solo dos palabras, im presionante.
“La masacre de la sierra mecánica de Texas” o “La matanza de Texas” de Tobe Hooper, es una tragedia en sí misma y así se expone hasta en dos ocasiones en el aviso inicial. Nos prepara para contemplar la obra de terror cumbre de asesinos en serie, que matan porque sí, y aunque aquí el maníaco asesino cuenta con una troupe de secuaces, tan hilarantes como macabros, el que acaba cortando el bacalao, a moto sierra por supuesto, es Gunnar Hansen y su cara de cuero, convirtiéndose es uno de los personajes más reconocibles de la historia del cine de terror. Todo un bombazo allá por 1974. Lógicamente, la censura se cebó, sin reparar, ni entonces, ni en tantas otras ocasiones, que cualquier intento por limitar la llegada al público de lo considerado como dañino para la frágil moral americana, produciría siempre el efecto contrario en las masas ávidas de lo prohibido y censurable. ¡Patosos!.
Un grupo de jóvenes irrumpen en la Texas profunda para comprobar el estado en el que se encuentra la profanada tumba del abuelo de dos de ellos. En su periplo darán con una granja en la que habita una familia un tanto peculiar, no muy alejada de cualquiera de las nuestras, pero sí en cuanto a sus costumbres alimenticias y es que el canibalismo no está muy bien visto, y aquellos tres hermanos harán todo lo posible porque el maltrecho abuelo disfrute de los mejores manjares. Irán cayendo como chinches, de las formas más espeluznantes jamás rodadas, a excepción de Sally, cuya agonía es la nuestra, quien en aquel glorioso final consigue abandonar aquella mesa a la que había sido invitada como primer plato, burlarlos a todos y cual potro recién nacido, envuelta en sangre y con dificultades para ponerse de pie, consigue meterse en una furgoneta para huir del esperpento, mientras nuestro singular talador baila al son de tan harmonioso rugir de moto sierra.
La película, como otras legendarias del mejor suspense, “Psicosis” o “El silencio de los corderos”, tuvo su inspiración en los crímenes que tuvieron lugar en la década de los cincuenta por el asesino en serie Ed Gein, que pasó a formar parte de la cultura popular estadounidense por lo tétrico de sus actos. En nuestra peli está clara la incidencia de la historia real de Ed Gein, pues éste profanaba tumbas para robar los cadáveres con los que fabricaba objetos para decorar su casa, tal y como ocurría en aquella pestilente estancia en la que moraban abuelo y nietos.
Hecho curioso es que suele suceder que pelis de terror de muy bajo presupuesto logran una gran aceptación de público. Lo fue nuestra matanza, al igual que posteriormente lo serían “El proyecto de la bruja de Blair”, “Halloween” o “La noche de los muertos vivientes”, anterior a aquella, etc… La explicación podría estar en aquello en lo que estas historias se atrevían a sumergirse. Explorar lo irracional, lo subversivo, lo esotérico… siempre fue inquietud del ser humano. Si además, nos lo dan hecho en forma de película y el único riesgo que debemos acometer para tal misión, es el de sentarnos en la butaca del cine, o en nuestro confortable sofá, a sabiendas de que lo que vamos a ver puede que sólo sea el producto de la imaginación de algún iluminado, merecerá la pena el apuro. Y es que detrás de aquella máscara de cuero podría esconderse cualquiera, el miedo vendrá, llegado el caso, en averiguar a quien podríamos descubrir tras ella…
César Bela
Gracias César por regalarnos todo lo que sabes sobre cine de terror y lo que rodea su planteamiento.... detrás de cada guión hay una historia que seguro está muy lejos de lo que pensamos en la butaca de un cine....sean buenos o malos guiones, todos tus comentarios merecerán la pena leerlos.
no veo la hora de buscar esta movie , gracias !!!!!!!!!!!!!!! con solo leer todo esto siento un gran desero de ver esta movie