"El lugar de la otra"
La web oficial.
El argumento: Chile, 1955. Cuando la popular escritora María Carolina Geel asesina a su amante, el caso cautiva a Mercedes, la tímida secretaria del juez encargado de defender a la acusada. Después de visitar el departamento de la escritora, Mercedes comienza a cuestionar su vida, identidad y el rol de la mujer en la sociedad al encontrar en ese hogar un oasis de libertad.
Conviene ver: “El lugar de la otra” tiene el encanto costumbrista de los personajes del cine de Maite Alberdi aunque, en esta ocasión, este “Amar en tiempos revueltos” a partir del autodescubrimiento de sí misma de una modesta secretaria judicial se queda con mecha corta ya que se queda en una rareza simpática y convencional que no trasciende más allá de ese juego “noir” en el que poco a poco la protagonista se verá cada vez más influida por la escritora que ha sido puesta a disposición del juez partiendo del caso real del crimen del Hotel Crillón en el que la escritora María Carolina Geel infringió cinco disparos a su amante. Mercedes se empezará a hacer preguntas sobre su papel como mujer en la sociedad, como trabajadora y como madre de familia haciendo una serie de averiguaciones en el caso, en el que se cuestiona el carácter, la personalidad y la estabilidad mental de la asesina, con las que también pretenderá encontrar respuestas a sus preguntas vitales en un mundo patriarcal que le hará dejar de lado temporalmente a su marido fotógrafo y a sus dos hijos mientras decide mirar la vida desde la perspectiva de esa enigmática mujer incluso trasladándose a su lujosa residencia. Un guión superficial y blanco en el que la investigación y el proceso judicial termina siendo lo de menos y se queda en el tono amable del Chile de 1955 en los que no se profundiza más allá de una ambientación algo trasnochada quedando lejos de la frescura y vitalidad de los anteriores trabajos de la directora. Una fábula de liberación feminista que no logra enganchar, a pesar de que se coja cariño a algunos de los personajes, y que por su realización plana no es más que un capítulo de serie de sobremesa venido a más moviéndose entre la banalidad, el tedio y lo antiguo.
Conviene saber: A competición en el Festival de San Sebastián 2024 y representante de Chile para el Oscar 2025 a la mejor película internacional.
La crítica le da un SEIS