"El águila y el león"
El cine nos ofrece mucha información sobre los romanos, también bastante sobre los egipcios y menos sobre los griegos. Es un hecho que como referencia histórica no suelen ser películas valiosas, pero sí pueden ser una puerta a la curiosidad. Sin embargo, apenas hay nada que alcance la gran pantalla sobre la otra gran cultura dominante durante siglos, la que estaba más allá del "puente", llamado "ponto" en latín, que resumimos con un nombre único: persas.
Título: "El águila y el león"
Autor: Adrian Goldsworthy
Editorial: La esfera de los libros
El nombre de Lúculo se relaciona con frecuencia con la gastronomía. Mucho menos con el general victorioso atraído por los lujos persas que conoció durante los años que vivió en Partia y que, de regreso a Roma, le valieron el sobrenombre de "Jerjes con toga".
Es en esos momentos de la Historia, gracias a un romano conservador, rico y curioso, cuando la cultura persa entra en las casas de los patricios romanos. De los mismos que comandarán el mayor enfrentamiento de su historia con el otro gran imperio; el oriental. Este es el nuevo objetivo elegido por uno de los mejores historiadores y divulgadores europeos, Adrian Goldsworthy, para ofrecer al gran público costumbres, personas y personalidades que merecen ser más reconocidas.
Esta "es la historia de la antigua Roma y de su rivalidad con las dinastías parta y persa sasánida que regían un imperio cuyo corazón se encontraba en el actual Irán. En ningún otro lugar, ni de lejos, compartieron los romanos frontera con un estado tan grande o sofisticado durante un periodo de tiempo tan largo".
Goldsworthy se presenta como historiador y novelista. Lo primero le acredita en la localización y elección de datos y fuentes; lo segundo es la caja de resonancia de su entusiasmo por la Historia cuando nos conduce por el tiempo y los lugares.
"Los partos-persas estuvieron en contacto directo con los romanos durante unos siete siglos, a veces en guerra y a veces en paz, siempre recelosos unos de otros y con una rivalidad continua. Este libro trata de esa larga rivalidad que, en retrospectiva, parece haber logrado muy poco y que llegó a su fin por la repentina aparición de un factor nuevo, e inesperado, cuando ambos imperios fueron desafiados por la aparición de los guerreros árabes bajo los estandartes del Islam. En un par de décadas conquistaron el Imperio Sasánida, así como la mayoría de las provincias que para entonces se consideraban todavía del Imperio Romano de Oriente. Siete siglos de enfrentamiento habían llegado a su fin y el mundo había cambiado de forma repentina y profunda —hasta tal punto, que la historia de esa rivalidad precedente rara vez se cuenta y es desconocida para la mayoría de la gente de nuestro tiempo.
Sin embargo, resulta extraño por más eurocentrismo que percibamos, ya que se trató de un episodio importante de la historia romana, y Roma y su imperio siguen fascinándonos más que ninguna otra cultura antigua, más incluso que aquellas mejor recordadas que los parto-sasánidas".
Uno de los aspectos más valiosos de "El águila y el león" es la habilidad de Goldsworthy para humanizar a los personajes. Figuras como el general romano Craso o el rey parto Orodes II muestran motivaciones, temores o ambiciones, gracias a la profundidad psicológica que nunca le falla al autor. A través de sus ojos, compartimos las tensiones que existían entre las dos culturas, las estrategias que cada imperio utilizó para intentar superar al otro.
Según el autor, vivimos en «una sociedad cada vez menos militarizada en la que pocos comentaristas o líderes parecen tener idea de lo que los ejércitos y la fuerza militar pueden y no pueden lograr». Cuando el autor nos conduce a una batalla lo hace con la viveza necesaria para recordarnos la herencia de violencia y odio ineludibles desde el comienzo de nuestra historia.
Estamos ante "una de romanos", una de las buenas, porque está contada por uno de los grandes... y con una de las historias menos conocidas.
Carlos López-Tapia