"Desmontando un elefante"
La web oficial.
El argumento: Marga, una arquitecta de éxito, regresa a casa tras haber pasado dos meses internada en un centro de rehabilitación por un problema de adicción con el que su familia convivió en silencio durante años. Tras su llegada, Marga intentará rehacer su vida anterior mientras su hija menor, Blanca, verá cómo la atención que vuelca sobre su madre afecta tanto a sus relaciones como a su sueño de ser bailarina profesional. Un año después, “el elefante” sigue tan enorme como siempre. Aunque por lo menos, ahora, todos pueden verlo.
Conviene ver: “Desmontando un elefante” es un drama maternofilial que se aborda de manera contenida en una puesta en escena fría y reposada que hace perder un poco el enfoque de uno de los temas principales; tal y como es el caso de cómo se aborda el alcoholismo y cómo influye en las relaciones con los demás. El infierno de las adicciones mostrado de una manera más efectista que natural ha sido lo habitual en la pantalla pero esta cinta lo muestra de manera orgánica y casi tan sutil que acaba camuflándose en un ambiente cuya semilla provoca toxicidad y fricciones. El estigma del alcohol presentado con suma sobriedad pero también la dependencia y el miedo a recaer entre una madre, arquitecta adicta y rehabilitada, y la hija menor que ha dejado de vivir por ella misma para así poder estar pendiente de su madre y que tiene en el baile su única vía de escape frente a esa realidad. Los saltos en el tiempo potencian esa sensación de desconcierto y volteo emocional en un juego de espejos, cambios de roles y silencios en una propuesta que va creando una atmósfera malsana tras mucho tiempo de falsas apariencias, temas que son tabúes y el hecho mirar a otro lado pero existiendo una gran necesidad de redefinición a abordar no sólo en reuniones con especialistas u otros adictos sino desde el seno de la propia familia abordando ese elefante en la habitación del que nadie quiere hablar y que lleva a no querer ni asumir ni pedir ayuda. Un solvente drama familiar raído por el peso de las adicciones que es abordado con elegancia, sensibilidad y sin grandilocuencias favoreciendo el debate y que se sostiene en el trabajo de Emma Suárez y Natalia de Molina.
Conviene saber: Ópera prima del habitual director de fotografía Aitor Echevarría que compitió en el Festival de Sevilla 2024.
La crítica le da un SEIS
DESMONTANDO UN ELEFANTE
No me parece que la metáfora del elefante sea adecuada. Es mucho más aplicada, por burda, la del elefante en la cacharrería. Creo que ambas han pasado a nuestro lenguaje de las traducciones de los libros estadounidenses americanos de autoayuda. El propio diálogo subraya en boca de una de las dos hermanas su significado: el elefante es algo que está en casa, todos lo saben y lo viven, algo que es obvio pero de lo que nadie quiere hablar. Durante tiempo, las hermanas, el padre, la propia madre, el servicio han estado viviendo alrededor de la enfermedad de la reputada arquitecta, señora madre de la casa. Retorcidamente contado. Es decir, el elefante es la evidencia de una verdad que al ignorarla se pretende que pase inadvertida. Un problema conocido por todos pero que nadie quiere mentar. La señora madre ha regresado del período de dos meses de desintoxicación de su alcoholismo. Han adecuado la mansión para que se sienta de lo más cómoda. Estamos en el regreso de la rehabilitación a la vida normal.
Conseguir una película un poquito real era difícil. Se ha quedado en un ejercicio de estilo para el equipo que lo realizó. Ni cuenta nada, ni está a la altura del espectador medio por el entorno social. Gracias a los violines de Vivaldi y los ensayos de baile se da cuenta el espectador de la nadería que es el filme. El esfuerzo del equipo técnico queda patente y se agradece, pero ¿qué? Es para comentar construcción de escenarios, decorados, primerísimos planos que podían haber sido otros… Historia pobre, de estar en el detalle en vez de en la historia. Se puede cambiar el montaje y no pasaría nada. Solo se queda la casa y las actrices, Faltan voces, comentarios que orienten a la hija que se entrega a la madre y su mejora por mal camino. En el desarrollo de la familia solo se aprecia protagonismo e intereses propios (solipsismo). Todos necesitan tratamiento. Repito. Con películas así, acudirá aún menos gente a las salas de cine se seguirá opinando que se subvenciona con criterios muy equivocados. Un problema actual social como el alcoholismo no puede cerrarse en un callejón sin salida. Colorido, música, pasos de danza, alivian la visión lenta, excesivamente medida. Aburrida y vacía.