Desmontando a Sigmund: La última sesión de Freud

Desmontando a Sigmund: La última sesión de Freud

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Querido Teo:

Entre tanta ida y vuelta por Oriente encuentro un rato para asomarme a la cartelera y veo que aparece otro título asociado al nombre de nuestro venerado doctor. Esta vez se trata de “La última sesión de Freud”, adaptación por parte del director Matt Brown de la obra de teatro homónima creada con anterioridad por Mark St. Germain quien también colabora en la elaboración del guion del filme junto a Brown.

En ambos casos se relata un encuentro entre el psicoanalista vienés y el escritor C.S. Lewis, conocido por la autoría de "Las crónicas de Narnia". Si bien la consulta del Dr. Freud fue visitada por numerosas personalidades de su tiempo parece que este encuentro particularmente no puede confirmarse como real. Por lo demás, en términos históricos, la mayoría de los hechos que se narran aparecen en otros tantos escritos mereciendo así consideración en el esfuerzo de documentación.

Somos testigos de los últimos días del fundador del psicoanálisis en su casa de Londres, recreada con todo lujo de detalles escenográficos, habiendo huido del acoso nazi a su condición de judío en Viena, padeciendo ya un agravado cáncer oral y bajo el cuidado de su hija Anna.

Es precisamente la relación paternofilial resaltada en la película la que le confiere mayor interés. Quizá habrá quien pueda considerar esto un ejercicio de oportunismo, subiéndose al carro de recordar a las mujeres históricamente ignoradas por la ciencia. Lo cierto es que el caso de Anna no es uno de ellos.

No solamente continuando con el legado de su padre, sino ampliándolo, fundando instituciones bajo su nombre y dirección, ocupando cargos de importancia y sobre todo con la explosión que otorga a la psicología infantil y del desarrollo a través de numerosos artículos y estudios que hoy en día se siguen citando en todo el mundo. Anna Freud se ha ganado un sitio absolutamente respetado por todos sus colegas en el Valhalla de los padres fundadores (Fonagy & Target, 1996).

Otra cosa menos deseable que hace la cinta es indagar de manera velada, pero morbosa, en la relación de Anna con su padre. Esta supuesta compleja relación no merecería menor atención que la que podría darse en cualquier otra familia de no ser por carácter sexual de las publicaciones de Freud. Nadie puede negar las influencias de los padres en el desarrollo de sus hijos, más allá de ello no tenemos ni pruebas, ni argumentos, sobre cuestiones que debieran desenfocarnos de lo realmente importante que no es otra cosa que la fantástica obra de Anna.

En términos de divulgación científica, la película se comporta como la mayoría de sus predecesoras. La psicología reducida a una protociencia que no termina de despegar confundida entre la psiquiatría y el psicoanálisis fundamentada en filosofía de garrafón algo pedante y presuntuosa, todo ello embebido en un halo esotérico, mágico, espiritual casi "new age".

Una pena esta última cuestión pues habiendo hecho un pelín de esfuerzo de documentación científica equiparable al realizado en términos estéticos le habría valido para que recibiera mi recomendación de 5 divanes de 5 como puntuación.

Se acaba nuestra hora, un saludo, hasta la próxima sesión.

Vídeo

Adrián Ramos Domínguez

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