Desmontando a Sigmund: "Freud", una desmitificación sonrojante
Desmontando a Sigmund: "Freud", una desmitificación sonrojante
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Querido Teo:
Te confieso que, después de tanto tiempo, no sabía cómo empezar. Pensé incluso que a estas alturas de la evolución no haría falta desenmascarar charlatanerías. La verdad es que no creo que más allá de aquellos practicantes del fanatismo pseudocientífico nadie pueda creerse una sola palabra de lo que esta bacalá bizarra que parece el engendro nacido de la aberrante unión de un sueño húmedo de los guionistas de Creepy Magazine y una mala tarde de “Buffy Cazavampiros” representa. A nadie se le escapa que esto no es más que otra muestra de bazofia pseudocientífica.
Unos personajes reales, algunas de sus palabras y lo demás lo sacamos de la chistera. Justificando el misterio con el misterio, lo falso con lo imposible de falsear. Eso sí, con gusto estético exquisito, y llamativo. Aunque a juzgar no sólo por el buen ojo para la decoración, sino por la constante fiesta de la salchicha manifiesta, entiendo que no es precisamente por amor a la Historia.
No voy a afanarme en demostrar quien fueron o no quienes en esta historia. Freud sus pacientes y toda la corte del Imperio Austrohúngaro están bien documentados por historiadores que sí practican el método científico. La información está a la distancia de un par de clicks. Me preocupan aún más otras dos cuestiones que hoy más que nunca suponen algunos de los mayores problemas de la humanidad. Uno es el ignorar deliberadamente la información contrastada en favor del capricho. Y la otra como todos esos caprichos hedonistas son monitorizados por las plataformas para dar producto cinematográfico orientado al cliente con una absoluta falta de espiritualidad y de expresión artística genuina. Amigo mío, el vertedero opinador virtual huele tan mal como aquel canal de la antigua Viena. Si mi colega Segismundo levantara la cabeza…
Ciertamente, además, el mismo problema tuvo la profesión entonces que ahora. La Psicología es algo de lo que todo el mundo se atreve a opinar y al mismo tiempo descalifican como si fuera cosa banal. Cuando llegan mal dadas echamos de menos profesionales que apaguen el fuego gratis, aplaudimos y nos damos golpes de pecho.
Adrián Ramos Domínguez
