"Corazones rotos"

La web oficial.

El argumento: Jackie y Clotaire crecen en el mismo pueblo, en el mismo instituto, cerca del mismo puerto. Ella, de una familia de clase media-alta, estudia, mientras que él, de origen modesto, hace novillos. La vida intenta por todos los medios separarlos, pero sus caminos se cruzan y se enamoran perdidamente. Su historia de amor parece estar condenada al fracaso cuando él es condenado a 12 años en prisión…

Conviene ver: Tras dirigir en solitario la exitosa comedia gala “El gran baño” (2018) el habitual actor Gilles Lellouche continúa explorando el terreno de la realización con un drama romántico con toques de comedia que roza las tres horas de duración. “Corazones rotos” narra la historia de amor a lo largo del tiempo entre la típica chica bien y el chico malo en un thriller urbano “kitsch” con mucho de recargado, petulante y pretencioso tirando de efectismos ruidosos que sustenta el interés en giros de guión, recursos sonoros acuciantes y un sentimentalismo a lo “Love story” que adelanta un fin trágico para llevar por vericuetos insospechados a lo largo de un gran “flashback” separado en dos actos; el nacimiento de un amor y el desencadenante de unos hechos que les marcarán para siempre y por otro lado el reencuentro años después de que éstos se hayan visto obligados a tomar caminos separados pero todavía con las brasas del recuerdo de lo que vivieron y sintieron.

“Corazones rotos” habla de los condicionamientos de clase y del peso de los orígenes de los cuales es tan difícil escapar, especialmente en el caso del chico de clase obrera, Clotaire, al cuidado de su madre que no puede evitar caer en las malas compañías convirtiéndose en atracador en ciernes y siendo condenado por ello a diez años de cárcel tras un golpe fallido. Un amor interrumpido por el tiempo y las circunstancias que es el que mantiene con Jackie, chica responsable de clase media, que será avivado alcanzando la catalogación de imposible cuando los mundos tan diferentes a los que pertenecen sigan manejando los hilos de un destino que imposibilita que puedan estar juntos partiendo de ese romance adolescente que nace entre ambos en la localidad costera en la que viven en la década de los 80.

Gilles Lellouche ha logrado ser uno de los actores más recurrentes del cine francés reciente pero no parece que su carrera como director vaya a ser ni tan prolífica ni solicitada por el público. Malik Frikah/François Civil y Mallory Wanecque/Adèle Exarchopoulos comparten unos personajes que sustentan una historia sobre el papel trágico que los condicionantes llevan a una existencia cuya espiral, por muchos movimientos y desvíos por los que se mueva, parece predeterminada con la frustración de tener que resignarse a ello. Una historia coescrita por el propio Lellouche y la directora y guionista Audrey Diwan partiendo de la novela de Neville Thompson.

Un trabajo ambicioso grandilocuente y culebronero en el que hay mucho de folletín de sobremesa con ciertas veleidades de autor estéticas que pretenden ser novedosas pero que terminan siendo impostadas e innecesarias no logrando cubrir las fisuras de un retrato de personajes superficial y una narración dispersa que, en todo caso, nunca resulta aburrido. Entretenido thriller salpicado de drama romántico con hechuras pero con la sensación de ir en círculos sin terminar de rematar ni poder escaparse de terrenos trillados a pesar del intento de Gilles Lellouche por lucirse detrás de las cámaras a través de recursos visuales y sonoros, un montaje vertiginoso y el empeño de unos actores que son garantía en cualquier película. En este caso no es suficiente para ser un ejercicio que no llega a tener impacto ni en forma ni en fondo.

Conviene saber: A competición en el Festival de Cannes 2024.

La crítica le da un SEIS