Conexión Oscar 2022: ¿Cuántas películas de Netflix optarán al Oscar?
Querido Teo:
"El poder del perro" es la clara apuesta de Netflix para intentar este año ganar el Oscar, circunstancia que de momento cuenta con el aval de la crítica pero que está por ver que gane un Oscar que de momento se le resiste después de los intentos infructuosos de “Roma” en 2019, “El irlandés” e “Historia de un matrimonio” en 2020 y “El juicio de los 7 de Chicago” y “Mank” en 2021. Al margen de ello, y si realmente hay prejuicio o no entre la Academia a la hora de dar el premio a la marca que para algunos puristas simboliza “el demonio rojo”, un logro que sí que podría conseguir en esta edición es colar por primera vez tres películas entre las nominadas, algo a lo que se quedó a las puertas el año pasado después de que los Oscar dejaran fuera a “La madre del blues” y “Da 5 bloods: Hermanos de armas” de la categoría reina.
“El poder del perro” de Jane Campion no tardó en sacar la cabeza sobre la cosecha de este año, aupada por los certámenes de otoño (no se perdió ninguna cita) superando los prejuicios iniciales sobre su presumible frialdad y confirmándose posteriormente como una pieza de orfebrería llena de sutilidad y magisterio con una realización que cuida el detalle y el simbolismo, una ambientación y una atmósfera visual y sonora exquisita y algunos de los mejores trabajos interpretativos del año. Una cinta con hechuras que ha ido arraigando sus opciones en las categorías de dirección, actor, actor de reparto, guión adaptado y fotografía, lo que podría confirmar que en verdad es la favorita al triunfo final, pero todavía juega en su contra el ser una película de streaming y el hecho de que la decisión provenga de un voto preferencial que puede perjudicarla de cara a los que consideran (haberlos haylos) que más que el del perro el mayor poder de la cinta es el del tedio.
"Tick, tick... Boom!" ha sido un fenómeno propio de burbuja tuitera y de aficionados a Broadway, centrándose en la figura de un Jonathan Larson cuya genialidad quedó demostrada a pesar de sólo llegar a tiempo para componer dos obras. Un espíritu creativo desbordante en una carrera contrarreloj que contagia la energía de un personaje a cargo de un Andrew Garfield que aquí lleva a cabo uno de los papeles de su vida, totalmente entregado al tributo al personaje, a Broadway y al Nueva York bohemio de la época que estaba asolado por el sida. Una cinta que ha sido una de las destacadas de las temporadas de otoño situándose (junto a “West Side Story”) a la cabeza de los musicales del año. Además de en mejor película y en mejor actor la cinta también podría encontrar respaldo en categorías como guión adaptado, montaje y sonido.
"No mires arriba" ha superado también todos los cuchillos en el aire que más de uno quería lanzar un siempre divisorio Adam McKay, erigiéndose la cinta como una sátira tan pertinente, caustica y extrema como desoladora a la hora de hablar sobre nuestro tiempo, el papel de los medios de comunicación, el desdén hacia los científicos, la inoperancia de los políticos y el poder de las grandes corporaciones. Todo eso con un ritmo endiablado y un reparto lleno de estrellas que ha provocado que los espectadores hayan ido en masa, no a las salas de cine pero sí a las plataformas, para convertir a esta cinta en uno de los mayores éxitos cinematográficos de la compañía, a día de hoy la tercera más vista sólo por detrás de "Alerta roja" (2021) y "A ciegas" (2018). Unos Oscar necesitados de público y de popularidad (al margen de la ilusoria campaña en favor de “Spider-Man: No way home”) podrían tener a esta cinta como su mayor representante en los premios de este años.
"Fue la mano de Dios" se encuentra en un momento de indefinición a la hora de saber cuál será su verdadero papel en esta carrera de premios. Muchos la vimos como la opción idónea para cubrir la cuota internacional que la Academia intenta abrazar estos últimos años pero la japonesa “Drive my car” (al menos ante la crítica) se ha hecho con ese cupo a la espera de ver si realmente encuentra tanto amor en los grandes premios una cinta tan filosófica y extensa de duración. En todo caso no se puede apostar en contra de un Paolo Sorrentino, con un predicamento cada vez mayor en la industria, que posee aureola de maestro europeo y profeta felliniano en la Tierra contando ahora con uno de sus trabajos más lúcidos, certeros, emotivos y nostálgicos sin renunciar a su estilo, quizá misógino y subrayado en el esperpento, pero también definitorio de un autor que, como todos, tienen sus filias, fobias y personalidad más o menos definida. Aun así, si no hay empuje nipón, la cinta italiana sigue teniendo muchas opciones no sólo de hacerse con el Oscar a la mejor película internacional sino de terminar colándose en apartados como película y dirección aunque este año, especialmente en este segundo apartado, el listón para entrar está muy alto.
Aunque en España vaya a llegar a salas en las próximas semanas, si nos ponemos escrupulosos hay que contar con "La hija oscura" dentro del plantel de películas de Netflix de este año ya que ella se encarga de su producción y su distribución en Estados Unidos. A pesar de las críticas frías recibidas en el Festival de Venecia (que no le impidieron ganar el premio al mejor guión por llevar al cine la novela de Elena Ferrante) la ópera prima de Maggie Gyllenhaal está teniendo buenas opiniones en su estreno en la plataforma que podrían empujarla a ir más allá de sus categorías más obvias como son las de actriz (Olivia Colman) y guión adaptado. No obstante no hay que confundir que la cinta se encuentra en este momento en la cresta de la ola debido a su fecha reciente de estreno lo cual le permite una mayor visibilidad que, quizá, no termine de materializarse a hora de poder hacerse con un hueco entre las nominadas.
Nos encantaría dar más peso a las opciones de "Claroscuro" pero la otra película debut de una actriz en la temporada de este año, en este caso Rebecca Hall, ha quedado como una exquisitez clasicista condenada a un ostracismo que no merece. No sólo por las interpretaciones de Tessa Thompson y de Ruth Negga, así como una fotografía en blanco y negro de Eduard Grau que junto a las actrices parece ser la única baza de la cinta a la hora de arañar alguna candidatura, sino por el poso de desolación que deja una historia bañada de prejuicio e insatisfacción entre mensajes y subtextos en la que unas personas se hacen daño a sí mismas a pesar de todo lo que les une por el hecho de, tras acostumbrarse a tener una vida que no sienten como la suya, volver a abrazar aquello a lo que renunciaron, algo que no será fácil en una sociedad en la que se quiere que uno se defina de una manera a otra y, en base a eso, se forme parte de un determinado grupo. Mucho más que un ejercicio de estilo y que ya se puede decir (no creo que nos equivoquemos al ya darlo por hecho) que es una de las olvidadas de la carrera de premios de este año.
Nacho Gonzalo
No creo que haya ninguna duda en considerar 'The Lost Daughter' una película de Netflix por el hecho de que vaya a estrenarse en cines en España. Al fin y al cabo, el 'El poder del perror', 'Fue la mano de Dios' y 'No mires arriba' también se estrenaron en cines. Es lo que suele hacer Netflix con todas las películas con opciones de entrar en los Oscar.
La diferencia en este caso es que en España la lleva la distribuidora Vértigo Films y por los acuerdos de distribución no se estrenará en la plataforma como sí lo ha hecho en USA.