Conexión Oscar 2021: Festival de Toronto: "The whaler boy" y "El joven detective"
Querido Teo:
Hay cine del que no te esperas mucho y te acaba sorprendiendo. Con dos premisas tan simples como un amor cibernético y un detective treintañero que sigue anclado en su adolescencia se han visto en el Festival de Toronto das cintas tan efectivas como entrañables.
“The whaler boy” (Philipp Yuryev)
Un primer amor entre ballenas y la llegada de internet
Leshka vive en un pueblo aislado en el estrecho de Bering, que se encuentra entre Chukotka y Alaska y divide Rusia de América. Es un adolescente, y como la mayoría de los hombres en su pueblo, es un cazador de ballenas que lleva una vida sin incidentes en el otro extremo del mundo. Pero la reciente llegada de internet a la aldea de Leshka significa que la población predominantemente masculina ahora se reúne en un cobertizo todas las noches para ver a las chicas que muestran sus cuerpos a través de una webcam erótica. Para la mayoría de los chicos, es sólo un poco de diversión, pero Leshka lo toma en serio. Se encuentra con una hermosa chica en el sitio de chat y se enamora de ella. El primer amor de Leshka lo transforma más allá de lo que pensaba queriendo salir de su anodina vida y viajar a Detroit donde descubre que vive la chica de sus sueños.
Una historia de amistad y también marcada por la tradición ballenera que lleva a desarrollarse en un paisaje inhóspito desde que el que joven protagonista querrá cruzar las aguas cueste lo que cueste para materializar en la realidad todo lo que esa chica le hace sentir dejando de lado a su comunidad. Una historia de ciberamor con migración, humor negro, amores destinados a no encontrarse y la envolvente música de Johnny Cash. Un lugar dejado de la mano de Dios en una propuesta extravagante, melancólica y con una playlist tan desbordante propia de la revolución de hormonas provocada por el deseo y la excitación de lo desconocido.
Cine modesto, inspirador y que en tono de agradable fábula sorprende por su sencillez, originalidad y capaz de armar una historia interesante y reveladora sobre algo tan nimio. Un sentimiento tan universal como ese amor que nos hace sentir invencibles y capaces de renunciar a todo aunque sea desde el lugar más perdido y olvidado de la Tierra. El derecho a experimentar aunque al final sea la cabeza la que acaba poniendo cordura y realidad frente al trasiego al que nos aboca el amor.
“El joven detective” (Evan Morgan)
Cine negro de detectives con tamiz adolescente y juguetón
“El joven detective” es una simpática comedia que sorprende por su dinamismo en su mezcla de géneros desmontando el cine negro mitificado por los detectives de la década de los 40, algo parecido a lo que vimos en “El secreto de la pirámide” (1985) respecto la mitología de Sherlock Holmes, y que nos presenta a un joven detective, Abe Applehaum, que salta a los papeles locales por su habilidad para resolver casos desde que era muy pequeño interesado siempre por las películas e historias de este tipo en las que había que descubrir quién era el culpable. Cientos de casos nimios y propios de la infancia que conforme él va creciendo van desapareciendo de su mesa hasta llegar a nada. Aun así, el protagonista sigue manteniendo esa pasión y vocación por su oficio y a sus 31 años todavía sigue trabajando en una oficina destartalada con una secretaria que vive en su mundo propio del aburrimiento por la falta de trabajo. Cuando una ingenua joven de 18 años, Caroline (Sophie Nélisse), le plantea que averigüe quien mató brutalmente a su novio, su espíritu sagaz se pone en marca.
Una cinta que desmonta tópicos y que está protagonizada por un Adam Brody, al que siempre se le recordará por la serie “The O.C.” (2003-2007), que aquí aborda su mejor personaje en cine como un tipo frustrado, adicto a pastillas y otras sustancias, que no ha sido más que un juguete roto visto con condescendencia por los demás, especialmente sus padres, que han sido testigos de como lo que se convertía en un juego de niños no es propio de que siga así convertido ya en adulto. Una especie de “Veronica Mars” que entre enredos varios y frustraciones propia hace que sea creíble que finalmente la película se centre en este detective en su fase de joven adulto ya que poco a poco la trama se va oscureciéndose tanto en la resolución del caso como en la demostración de que ese aire ingenuo y distendido esconde también el drama de sentirse incomprendido en un mundo de adultos que condena la pasión en pro del materialismo, valorando más tener un trabajo estable y bien remunerado que un oficio que realmente sea el que te guste.
Humor irónico y oscuro en una propuesta que maneja con soltura los cambios de tono generando una atractiva alianza entre los protagonistas aunque lo de menos sea la resolución del caso y lo que más el camino que lleva hasta allí. Una de esas cintas pequeñas de las que no se espera mucho pero que con brío, inteligencia y nervio suponen un soplo de aire fresco del estilo de “El detective cantante” (2003) y “Brick” (2005). Una propuesta que más que ser aupada en el circuito “indie” funcionará mejor en una plataforma de streaming para pasar un rato entretenido ya que también uno se pregunta a quién va dirigida una película sobre un detective infantilizado que vivió tiempos mejores, a pesar de haber comenzado la treintena, y que por otro lado vive traumatizado en su día a día. Una pequeña intriga agradable y muy resultona.
Nacho Gonzalo