Conexión Oscar 2019: El desembarco de Netflix

Conexión Oscar 2019: El desembarco de Netflix

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Querido primo Teo:

"¿Qué hacemos con Netflix?". Esa es una de las cuestiones que se plantean en el seno de la Academia desde hace tres años, momento en el que la plataforma en streaming comenzó a ser considerada una alternativa a la exhibición cinematográfica. Un buen número de académicos, los de la vieja escuela, consideran que premiar a Netflix o permitir su entrada en plenitud en sus galardones es abaratar la marca Oscar porque... ¿puede considerarse realmente un producto cinematográfico a algo que no se va a ver en una pantalla de cine sino en cualquier otro dispositivo de consumo casero?. Tras varios intentos la compañía ha encontrado en "Roma" de Alfonso Cuarón su película para ir a por todas en los Oscar, a pesar de las modestas dimensiones de este título, y no deja de ser entendido como un paso previo a lo que hará en la próxima carrera con la ambiciosa "El irlandés" de Martin Scorsese.

En la actualidad la plataforma que fue fundada en el año 1997 por Reed Hastings y Marc Randolph cuenta con 137 millones de suscriptores en todo el mundo, casi 60 millones de los cuales corresponden a los Estados Unidos. Desde hace seis años la compañía ha multiplicado sus esfuerzos en la distribución y producción de series de televisión y películas lo que le ha llevado a emitir una deuda que hoy supera los 2.000 millones de dólares, no podemos negar que esta oferta de consumo se está consolidando pero las cifras nos conducen a pensar en si este modelo será sostenible a largo plazo.

Netflix nació en el año 1997 como una especie de videoclub online, haciéndole la competencia directa a la ya difunta “Blockbuster”. El modelo se fue consolidando y terminó derivando en la plataforma de servicios de streaming actual. En el 2006 decidió apostar por la producción y distribución de sus propios contenidos, el irreverente John Waters fue uno de los primeros nombres en trabajar para ellos.

En el mercado televisivo Netflix comenzó a adquirir notoriedad gracias a la serie “House of cards”, cuya primera temporada se estrenó en 2013, y que tenía el sello de calidad del director David Fincher, que fue reconocido con el premio Emmy. A esta le siguieron “Orange is the new black”, “Narcos”, “Stranger things”, “The crown”, “Sense 8” , “Mindhunter”, “Master of none” o la recientemente cancelada “Daredevil”. Llegar a casa y disfrutar de una sesión maratoniana de cualquier serie Netflix y comentarla en las redes sociales se fue convirtiendo poco a poco en un hábito reproducido en millones de hogares de todo el mundo.

Si en televisión Netflix no se ha encontrado con ningún tipo de obstáculo en su camino, a nivel cinematográfico sí que lo ha tenido. ¿Es realmente cine un producto que está destinado al consumo doméstico? ¿No es competencia desleal a los cines saltarse los plazos de exhibición y proyectar en pantalla grande un título que al mismo tiempo estará disponible en la plataforma online? La compañía actualmente capitaneada por Ted Sarandos se ha convertido en una alternativa de consumo para el espectador y en una tabla de salvación para muchos proyectos de alto riesgo que, de otra manera, no habrían podido ser desarrollados, como la ya mencionada “El irlandés” de Martin Scorsese o la versión de “Pinocho” que llevará a cabo el recientemente oscarizado Guillermo del Toro.

Se ha encontrado con la oposición de las cadenas cinematográficas, eso se está pudiendo comprobar en España con “Roma” de Alfonso Cuarón cuyo paso por los cines solamente se está limitando a un pequeño número de salas, y Cannes ha cedido ante las presiones de las exhibidoras y ha prohibido a concurso en la sección oficial a las películas de Netflix. También está haciendo que eso que dice James Cameron sobre el “goce de la experiencia cinematográfica” cambie y que solamente se limite a esas grandes producciones de consumo masivo y, en su defecto, a esos títulos que han sido concebidos para ganar premios en detrimento de las propuestas de término medio que son completamente ignoradas tanto por los mecanismos de promoción de la industria como por el público, sin ir más lejos ahí tenemos a la recientemente estrenada “Viudas” de Steve McQueen de la que la prensa ha hablado intentando buscar por debajo de las piedras algo que justifique su presencia en los Oscar cuando está hecha para el mero disfrute del espectador.

Fue en el año 2015 cuando Netflix se aventuró a nivel cinematográfico con la distribución de “Beasts of no nation” de Cary Fukunaga. El film estrenado en el Festival de Venecia contó con muy buenas críticas e Idris Elba llegó a ser reconocido con el premio al mejor actor de reparto en los SAG, ese fue su punto más alto en su carrera al Oscar. La distribuidora Bleecker Street se comprometió a estrenarla de manera comercial en las salas, buscando su derecho de entrada en los premios de la Academia, y se encontró con el veto de las principales cadenas de exhibición usamericanas por violar el tradicional plazo de proyección exclusiva en pantalla de 90 días, por lo que la cinta se vio relegada a los cines más pequeños e independientes.

En cuatro años Netflix solamente encontraba su hueco en la categoría de mejor documental, con las nominaciones de “The square” de Jehane Noujaim, “What happened, Miss Simone?” de Liz Garbus, “Winter on fire: Ukraine’s fight for freedom” de Evgeny Afineevsky y “The 13th” de Ava DuVernay y en la edición del 2018 logró materializar su primera estatuilla en este apartado con “Icarus” de Bryan Fogel.

Fue precisamente en la pasada carrera cuando Netflix logró saltar la barrera y acceder a las otras categorías, lo consiguió con “Mudbound” de Dee Rees, un título que la compañía compró en el Festival de Sundance por 12,5 millones de dólares, que estrenó de manera simultánea en la plataforma en streaming y en los cines, y que consiguió las candidaturas de mejor canción, mejor fotografía para una Rachel Morrison (que obtuvo la marca de ser la primera mujer en competir en este apartado), mejor actriz de reparto para la cantante Mary J. Blige y mejor guión adaptado. Para conseguir dicho objetivo Ted Sarandos reclutó los servicios de la agencia LT LA, presidida por Lisa Taback, la mejor de la industria. Este año Netflix fue más allá en su relación con Taback y fichó sus servicios en exclusiva, previamente a eso la consultora seguía vinculada y de manera muy fructífera con otras compañías.

Lisa Taback es la mejor consultora de campañas de la industria, de ella te hablé en su momento cuando escribí sobre el funcionamiento de las campañas de los Oscar. Esta publicista y periodista forjada en las universidades de Berkeley y Boston se dio a conocer en Hollywood gracias a su trabajo con Harvey Weinstein. Su relación con el caído productor se inició a mediados de la década de los 90 cuando Miramax fue comprada por Disney, trabajando en la campaña de “Pulp fiction” y alcanzó la cima elaborando las estrategias de las oscarizadas “Shakespeare enamorado” y “Chicago”, cuando la compañía aún dependía de la casa del ratón Mickey, y “El discurso del rey” y “The artist” ya con The Weinstein Co. Taback no ofrecía sus servicios en exclusiva a los hermanos Weinstein aunque sí de manera prioritaria, así pudo encargarse de las campañas de “El aviador”, “El curioso caso de Benjamin Button” o “Precious”. La relación con Harvey Weinstein terminó de la peor manera posible en el año 2013 cuando Taback decidió encargarse de dirigir la promoción de “Al encuentro de Mr. Banks” y eso a Harvey le pareció una traición porque veía en aquel film de Disney una amenaza que luego no resultó ser tal. El magnate prescindió de los servicios de quien había sido su principal herramienta para materializar cualquier estatuilla y a ella no le faltó el trabajo en la industria. Si antes de su caída en el 2017 Harvey Weinstein dio muestras de que había perdido su mojo en los Oscar, Lisa Taback resurgió de sus cenizas en el 2016 demostrando su grandeza en la industria con el triunfo de “Spotlight” de Thomas McCarthy y ofreciendo las primeras estatuillas a A24 como las de Brie Larson (mejor actriz por “La habitación”), "Amy” (mejor documental) y “Ex machina” (mejores efectos visuales), antes de que en el 2017 lograra que dos de sus películas promovidas “Moonlight” de Barry Jenkins y “La la land” de Damien Chazelle se convirtieran en las grandes vencedoras de una noche de los Oscar que nos quedará en la memoria de todos.

Lisa Taback se ha llevado a todo su equipo de la agencia LT LA a Netflix. Más allá de la bien ponderada “La balada de Buster Scruggs”, con la que los hermanos Coen se alzaron con el premio al mejor guión en el pasado Festival de Venecia, la principal baza de la plataforma es “Roma” de Alfonso Cuarón. Fue en la pasada primavera cuando la compañía de Sarandos compró la película de Cuarón, casi dos años después de que terminara su rodaje, y la retiró de las aspirantes a Cannes 2018 tras la prohibición de que los títulos de Netflix participen a concurso en la sección oficial. Venecia acudió a su rescate y el film de Cuarón se convirtió en el merecedor del León de Oro, ambos gestos pueden ser entendidos como una patada en el trasero a un Festival de Cannes que siempre se ha autoproclamado innovador y que en esta ocasión le está dando la espalda a un nuevo modelo de consumo cinematográfico.

De momento “Roma” de Alfonso Cuarón es una de las apuestas favoritas de la crítica en la carrera al Oscar pero, a pesar de ser uno de los títulos más prestigiosos del año, y de contar con la firma de alguien que ya sabe lo que es ganar la estatuilla... ¿se sigue pensando que premiar a Netflix es abaratar la marca Oscar? En unas semanas lo comprobaremos.

Mary Carmen Rodríguez

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Omar!!
Omar!!
6 años atrás

Gran artículo.

Abaratarlo es entregar un Oscar a la película más popular.

Susi
Susi
6 años atrás

Si las películas de Netflix no van a la carrera en las mismas condiciones que las demás, con buen puntaje de la crítica y con una buena taquilla, no son merecedoras de un Oscar. Es competencia desleal con el resto de las películas.
No deben ganar un Oscar.

Señor Kubelik
Señor Kubelik
6 años atrás

Entregar un Oscar a la que desde ya es una de las mejores películas en la que llevamos de siglo XXI, que además es en blanco y negro y hablada en castellano (además de dialecto indígena) no es abaratar nada, es dar prestigio a estos galardones.

Sisú
Sisú
5 años atrás

El Oscar debe ganarlo la mejor película del año. Que sea de Netflix (o no) es completamente irrelevante.

Lo de tener buena taquilla como dice Susi sí que tiene poco sentido, ya que la taquilla no tiene absolutamente nada que ver con la calidad de una película, y no sería la primera vez que un filme con una taquilla discreta es nominada a premios importantes.

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