Conexión Oscar 2018: Timothée Chalamet, la revelación de la temporada
Querido Teo:
Timothée Chalamet se ha convertido en la revelación de la temporada de premios y para muchos, gracias a su Elio de “Call me by your name”, en el que merecería el Oscar este año por componer un personaje auténtico que no ha necesitado ni del plástico de Gary Oldman en "El instante más oscuro" ni de la enfermiza obsesión por abordar sus papeles de Daniel Day-Lewis en "El hilo invisible", dos actores que le ganan en veteranía y prestigio pero no en la sorpresa que ha provocado a sus 22 años con una interpretación orgánica, enérgica y altamente conmovedora que le ha convertido en el tercer actor más joven en conseguir la candidatura como protagonista (sólo por detrás de Jackie Cooper en 1931 y Mickey Rooney en 1940).
Timothée Chalamet lleva recorriéndose la alfombras rojas todo un año, bien acompañado del director Luca Guadagnino y de su compañero Armie Hammer con el que ha demostrado una química envidiable y nada forzada que se ha convertido en la clave de la película. Sundance, Berlín y Toronto son sólo algunos de los lugares donde “Call me by your name” (que ha terminado cosechando 4 nominaciones al Oscar) ha ido dándose a conocer hasta encabezar un gran número de tops cinematográficos esta temporada sobre todo para una crítica que sí que ha respaldado a una cinta que sólo tiene el hándicap de que, su aureola de cine de autor más el contexto del romance iniciático homosexual, haga que la película pase desapercibida para lo que se conoce como el espectador medio. Chalamet es un actor joven pero metódico y despierto que ya a los 16 años fichó por Brian Swardstrom, el agente que lanzó las carreras de Edward Norton y Aaron Taylor-Johnson, y para nada parece que haya sido una mala decisión.
Aunque sus padres no se dediquen al mundo del espectáculo (su padre es un cooperante francés de UNICEF y su madre de origen ruso sí que tuvo una incursión como bailarina en Broadway), la familia sí que tiene algún miembro que se dedica al mundillo como una hermana mayor actriz (Pauline), un tío director (Rodman Flender), una tía productora y guionista de televisión (Amy Lippman) y un abuelo materno (Harold Flender) que fue guionista de la serie “I spy” en 1955 o la película de Martin Ritt “Un día volveré” (1961). Y es que todos estos precedentes no son más que caldo de cultivo de un talento que se presume natural como se aprecia en la película de Guadagnino en el que cada movimiento del actor parece tan medido como fruto de la improvisación propia que a veces nos hace sentir “voyeurs” de algo que está pasando en la realidad.
Este neoyorquino ya llamó la atención de los seriéfilos en la segunda temporada de "Homeland" en el año 2012, aquella en la que daba vida a Finn Walder, el hijo del vicepresidente de los Estados Unidos que pasaba a ser el rebelde interés romántico de la hija de Brody. Su participación sólo duró esa temporada (no hace falta que te diga lo que pasó si viste el final de la misma) pero allí ya demostró un carisma y desparpajo innegable que contribuyó (como el resto del reparto) a tener una nominación grupal en el Gremio de Actores (SAG).
A raíz de ahí se le ha podido ver en “Hombres, mujeres & niños” (2014) de Jason Reitman, junto a su compañero de clase Ansel Elgort, "Interstellar" (2014) de Christopher Nolan, como la versión quinceañera del personaje de Casey Affleck, “Retales de una vida” (2015) de Pamela Romanowsky, aquí siendo James Franco de adolescente, la comedia “Navidades, ¿bien o en familia?” (2015) de Jessie Nelson, o “Miss Stevens” (2016) de Julia Hart en la que es uno de los alumnos de la profesora de inglés protagonista en esta dramedia indie en la que Chalamet destaca por un monólogo final.
Este fan del rap y del teatro, y que encaja muy bien con el modelo de joven neoyorquino “millennial”, fue candidato a ser el tercer Spider-Man cinematográfico (una prueba de casting en la que le entró el miedo escénico contribuyó a la elección de Tom Holland), y ahora habrá que ver como decide encarar su carrera en adelante y si el cine comercial toca a su puerta o bien se deja llevar por proyectos más arriesgados y comprometidos.
Tiene pendientes de estreno “Noches de verano” de Elijah Bynum, “Lady Bird” de Greta Gerwig, "Hostiles" de Scott Cooper junto a Christian Bale, “Beautiful boy” de Felix van Groeningen como hijo de Steve Carell en un drama sobre las adicciones a las drogas, y “Día de lluvia en Nueva York” de Woody Allen, nuevo proyecto de Amazon con el director envuelto por la polémica del pasado de las acusaciones hacia Allen y que ha provocado que el joven actor se haya sumado a la corriente actual destinando su salario en la película a Time's up, el centro LGTB de Nueva York y RAINN, asociación de víctimas de acoso y abuso sexual.
Su naturalidad (y no estar “maleado” por Hollywood) son ahora mismo su mejor arma a la hora de encarar su carrera. Comparado por uno de sus profesores de instituto con el talento arrollador de un joven Leonardo DiCaprio, Christian Bale o Daniel Day-Lewis, emociona pensar lo que es capaz de hacer Chalamet en el futuro después de darnos ya, a pesar de su juventud, una clase magistral en el conmovedor primer plano que sirve de epílogo a “Call me by your name” y que, conforme vaya acumulando experiencias vitales y profesionales, puede todavía hacer más grande su peso como actor.
Confiemos en que la promesa (ya convertida en realidad gracias a la película de Guadagnino) siga los pasos de, por ejemplo, su compañera en “Lady Bird”, Saoirse Ronan, demostrando su inteligencia a la hora de coger proyectos manteniéndose como intérpretes de calidad y prestigio por muchos años con paso medido pero firme. Y es que esto es sólo el comienzo de lo que puede estar por venir al que, posiblemente, sin Oscar o no, haya sido ya el actor del año….
Nacho Gonzalo
Concuerdo en esa premisa final: "el mejor actor del año", y tenga o no tenga el Oscar (el volado está entre Oldman y Day-Lewis) ya ha cosechado un amplio reconocimiento con su personaje de Elio. Natural, sin pretensiones y capaz de mover las fibras de cualquiera (es el gran culpable que llorara los últimos 15 minutos de Call Me By Your Name). Sin lugar a dudas hay que seguirle la pista.