Conexión Oscar 2015: Eddie Redmayne y Julianne Moore, inteligencia y constancia

Querido Teo:

Quien les iba a decir a Julianne Moore y Eddie Redmayne que tras tener esa relación enfermiza madre-hijo en la cinta española “Savage Grace” iban a terminar llegando a la meta del Oscar el mismo año. Aunque les separan dos décadas en edad y casi otras tantas en carrera, estos dos pelirrojos que han ganado el Oscar por dos personajes en los que su interacción con la mente es el motor emocional de sus interpretaciones, han demostrado algo que indirectamente también rubrica la estatuilla, la constancia y la inteligencia a la hora de construir sus filmografías.

Uno de los máximos aciertos del oscarómetro en esta carrera fue apostar por Eddie Redmayne desde el principio (incluso atreviéndonos a cantar). El actor se ha metido a los académicos y a la industria en el bolsillo, no sólo por la humildad natural y carisma innato que ha demostrado en su campaña hacia el Oscar, sino también por haber pasado de joven aspirante en producciones de época tanto cinematográficas como televisivas a más que una realidad, sobre todo a partir de cuándo le vimos prendado de Marilyn Monroe en la película de Simon Curtis o cuando vivía la dualidad pasional entre el sentido de rebelión y el del enamoramiento en “Los miserables”. Eso sí, no conviene olvidar sus intervenciones en series como “Elizabeth I”, “Los pilares de la Tierra” o “Birdsong”. Incluso como buen actor británico bebe de la herencia teatral y al Oscar le suma el Tony conseguido en 2010 por la obra “Red”. Aunque en un primer momento se habló de Michael Keaton como absoluto favorito para este Oscar, las asociaciones de críticos parecían apoyar la tendencia de ese comeback, Eddie empezó a cambiar las cosas a su favor cuando ganó el Globo de Oro de drama (Keaton competía en comedia) erigiéndose como una alternativa al actor de “Birdman” que pasó a la posición de favorito tras ganar tanto el SAG como el Bafta. En todo caso, una igualada carrera de mejor actor que consagra al actor con el Oscar a sus 33 años que, aun así, es superado en juventud por Adrien Brody (29), Richard Dreyfuss (30), Marlon Brando (30), Maximilian Schell (31), Nicolas Cage (32), James Stewart (32) y Daniel Day-Lewis (32). La emoción y humanidad con la que dota al personaje en su deterioro progresivo, todo un icono del siglo XX, ha sido lo que ha inclinado la balanza a su favor frente a la disección del ego de Michael Keaton en “Birdman” o la atormentada sobriedad de Bradley Cooper en “El francotirador”.

Por su parte, Julianne Moore ya tiene su Oscar y la Academia y sus fans respiran contentos. La actriz se quita la espina de formar parte de la leyenda negra de los Oscar a la que pertenecen Deborah Kerr, Thelma Ritter, Glenn Close y, va camino de ello, Amy Adams. Ha tenido que esperar 12 años, tras el infructuoso doblete de “Lejos del cielo” y “Las horas”, alzarse con el Oscar en su quinta nominación. Y es que la actriz ha llegado en el momento justo con la película perfecta. Tras participar en un vehículo taquillero con “Los juegos del hambre: Sinsajo” y conseguir la triple corona festivalera con el premio en Cannes por “Maps to the stars”, el retraso de esta película a 2015 la descabalgaba una vez más de las principales opciones de premio pero en Toronto sonó la alarma de la posibilidad. Su tierno y limpio trabajo en “Siempre Alice”, dando vida a una profesora de universidad que empieza a sentir los síntomas del Alzheimer y adaptándose al futuro inmediato que se acerca y que minará definitivamente su vida tal como la conoce. La actriz llena de matices su interpretación, sutil y poco afectada, y Sony Pictures Classics estuvo al quite tras las buenas críticas en Toronto no tardando nada en absoluto en terminar adquiriéndola para sí. La jugada no le pudo salir mejor ya que Julianne automáticamente se puso a encabezar las predicciones de mejor actriz aprovechándose de una categoría sin dueño en la que sólo se han mantenido fijas pero sin opciones durante todo este tiempo Rosamund Pike y Reese Witherspoon. Deuda saldada y, en este caso, a pesar de que pudiera pensarse que es un Oscar compensatorio (que también tendrá su parte desde luego) no se puede decir que por esta interpretación no sea merecido.

Nacho Gonzalo