"Competencia oficial"

"Competencia oficial"

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La web oficial.

El argumento: En busca de trascendencia y prestigio social, un empresario multimillonario decide hacer una película que deje huella. Para ello, contrata a los mejores: un equipo estelar formado por la celebérrima cineasta Lola Cuevas y dos reconocidos actores, dueños de un talento enorme, pero con un ego aún más grande: el actor de Hollywood Félix Rivero y el actor radical de teatro Iván Torres. Ambos son leyendas, pero no exactamente los mejores amigos. A través de una serie de pruebas cada vez más excéntricas establecidas por Lola, Félix e Iván deben enfrentarse no solo entre sí, sino también con sus propios legados.

Conviene ver: "Competencia oficial" es lo nuevo del tándem de directores de “El ciudadano ilustre” (2016), uno de los mayores éxitos del cine latinoamericano reciente. En esta ocasión vuelven a contar con Óscar Martínez como uno de los vértices del triángulo formado junto a Penélope Cruz y Antonio Banderas que coinciden por primera vez al margen de Almodóvar en un azote a los esnobismos y las imposturas. Una sátira llena de negrura e ingenio en la que se dan cita los egos artísticos, las frustraciones, inseguridades y todo lo que rodea a las entretelas de la industria del espectáculo, concretamente a la hora de impulsar un proyecto cinematográfico en el que se reúnen talentos pero también personalidades excéntricas, poco dadas a la empatía ya que por su profesión están acostumbrados a escuchar a los demás sólo cuando es porque se está hablando de ellos. La película parte de un estimulante prólogo en el que vemos a un empresario de una industria farmacéutica de renombre que se plantea que legado va a dejar cuando ya no esté, coincidiendo con un 80º cumpleaños que le hace querer ser visto por los demás como algo más que un millonario en su torre de marfil. Junto a su secretario personal baraja la idea financiar y construir un puente pero la idea que acaba emergiendo es la de rodar una gran película en la que como productor su huella quede perenne. Para ello, y tras comprar los derechos de una novela que ni él mismo se molesta en leer, se reúne con una directora aupada por la crítica que le plantea reunir en el reparto a dos de los mejores actores del momento, uno popular y carismático para el público mientras que el otro ha cimentado su imagen en ser el actor de prestigio que da culto a la profesión alejado de las veleidades del éxito en taquilla y los premios. Es ahí cuando la película adopta una premisa teatral en el que vemos los ensayos a lo largo de nueve sesiones entre la directora y sus dos actores en un ejercicio de metaficción en el que no sólo se enfrentan los dos personajes (van a interpretar a dos hermanos separados y enemistados tras la muerte de sus padres en un accidente de tráfico) sino también dos estilos de interpretación en el que fluyen los métodos de cada uno a la hora de ejercer un mismo oficio, desde la introspección hasta la pura intuición pasando por las técnicas de preparación, a cada cual más particular, o el hecho de hasta qué punto en un ensayo tiene uno que exponer ya todas sus emociones o esto tiene que quedar reservado al momento del rodaje. Todo bajo la batuta de una directora atropellada por las circunstancias que tiene que dirigir con suave mano de hierro a estas dos figuras indomables que sienten entre sí recelo y desdén pero también un mínimo de respeto y admiración devorado por la envidia por el hecho de que cada uno piensa que el otro tiene lo que en el fondo él desearía y merecería. Una cinta que es una gozada por su fino guión y réplica, impagable el momento en el que la directora intenta que uno de los actores diga un “buenas noches” perfecto para la escena, cuando parece que el personaje de Óscar Martínez está recriminando a Antonio Banderas jugar a ser el latino en una industria como la de Hollywood para cumplir el trámite de dar el toque de color, o cuando tienen que someterse a un cruel (para su ego) ejercicio de autocontrol. Una cinta disfrutona que saca partido al tono de lo absurdo y a las neurosis de unos personajes excéntricos, víctimas de ellos mismos y sus manías, en la que los actores se lo pasan en grande y así se lo transmiten al espectador brillando el mencionado trío protagonista junto a José Luis Gómez, Manolo Solo e Irene Escolar (atención a la escena de la simulación de una escena de besos y cómo lo encara cada uno de ellos). Un título que puede funcionar muy bien ante el público cinéfilo (por todo lo que se ríe del mundillo y de la industria) pero que va de más a menos siendo reiterativa y perdiendo fuelle en su desenlace final en el que parece que la fina ironía termina desbarrando buscando el impacto y forzando la moraleja de una historia que no es otra que el hecho de que haya películas que nunca tienen un final.

Conviene saber: A competición en el Festival de Venecia 2021 y en la sección Perlas del Festival de San Sebastián 2021.

La crítica le da un SEIS

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