Comer de cine: Las galletas blanco y negro de “Seinfeld”
Querido primo Teo:
Hace un par de meses te hablé de "Frasier", una de las mejores sitcoms que se han hecho nunca. Y, sin quererlo, desaté los recuerdos de un montón de aficionados a las buenas series. Y es que a veces conectamos con los personajes de una serie hasta casi llegar a considerarlos de nuestra familia. Les vemos evolucionar semana a semana en la pantalla y nuestra empatía hacia ellos se dispara. Por eso sufrimos tanto cuando las series se acaban, porque es como si perdiéramos a un familiar. Y no hay nada más gratificante que encontrar a otro aficionado a esa serie que tanto nos gusta con el que poder hablar. La cantidad de interpretaciones que se pueden hacer de la misma historia es sorprendente. La de discusiones que habré presenciado sobre series.
Otra de las sitcoms con más seguidores fieles es "Seinfeld". Si te soy sincera, la cháchara insustancial de esta serie no llegó a calarme, pero es, junto a “Frasier” y “Friends”, una de las series cómicas más famosas de las dos últimas décadas. Está planteada como una falsa autobiografía de Jerry Seinfeld, un cómico de “stand up” que vive en Nueva York y comparte su vida con tres amigos con los se enfrenta a la vida cotidiana de una forma hilarante y muchas veces inverosímil (espera… un judío en Nueva York, haciendo el tonto con sus amigos… esto me suena de algo…). Aunque no se convirtió en un éxito inmediato, dado que las productoras no parecían interesadas en un producto tan poco usual, no tardó en afianzarse y convertirse en la serie de culto que es ahora, con una iconografía propia claramente reconocible por sus espectadores. Como Superman, el héroe favorito de Jerry Seinfeld, que aparece en todos y cada uno de sus capítulos representado en posters, camisetas, figuritas, etc…
Uno de los capítulos más recordados por sus fans es aquel en el que Elaine y Jerry hacen cola durante horas en una pastelería y él hace una reflexión sobre la galleta blanco y negro, un delicioso dulce con un glaseado bicolor, sugiriendo que es una alegoría acerca de la diversidad racial de la ciudad. Lo cierto es que es uno de los dulces más emblemáticos de Nueva York, como también lo son el cheesecake o el bagel. Un pastelillo cosmopolita y desenfadado que no te costará nada probar si sigues estas indicaciones.
Ingredientes:
Para las galletas:
* 1 kg de harina.
* 1 cucharadita de levadura química.
* ½ cucharadita de sal.
* 100 g de mantequilla en punto pomada.
* 330 g de azúcar.
* 3 huevos.
* ½ cucharadita de extracto de vainilla.
* Ralladura de medio limón.
* 250 ml de leche.
Para el glaseado:
* 700 g de azúcar glass.
* 125 ml de agua.
* 3 cucharadas de miel.
* Una cucharadita de esencia de vainilla.
* 100 g de chocolate amargo.
Elaboración:
- Precalentamos el horno a 180º. Batimos la mantequilla hasta que espume y le vamos añadiendo poco a poco el azúcar sin dejar de batir hasta que la mezcla blanquee.
- Añadimos los huevos uno a uno y seguimos batiendo hasta que estén bien incorporados.
- Tamizamos juntas la harina, la levadura y la sal. Las iremos incorporando poco a poco a la mezcla alternando con la leche. Finalmente, incorporamos la ralladura de limón y la vainilla.
- En una bandeja de horno, forrada de papel encerado, vamos poniendo pequeños montoncitos de masa, asegurándonos de dejar un buen espacio entre ellos, ya que se expandirán bastante durante el horneado. Los horneamos durante 15 o 20 minutos, hasta que veamos que los bordes empiezan a dorarse.
- Mientras las galletas se enfrían, prepararemos el glaseado. Calentamos el agua y la miel y, en cuanto hierva, le añadimos el azúcar glass sin dejar de remover hasta que se disuelva completamente y no tenga grumos.
- Separamos la preparación en dos mitades, a una le incorporamos la vainilla, a la otra el chocolate que previamente habremos derretido en el microondas, en tandas de 30 en 30 segundos, removiendo cada vez para asegurarnos de que no se quema.
- Cuando las galletas ya estén frías, cubrimos la parte plana, la que ha estado en contacto directo con la bandeja del horno, con el glaseado, una mitad con el glaseado blanco y la otra con el glaseado de chocolate. Ahora las dejaremos reposar hasta que el glaseado endurezca y estarán listas para servir.
Y así de fácil puedes paladear este icono de la ciudad más cosmopolita del mundo. Si no podemos ir allí, nos traemos un trozo de Gran Manzana, ese es el poder de la comida. Aunque se llamen galletas, su consistencia es más parecida a la de un pastelillo, pero están igualmente deliciosas, no dejes de probarlas. Tal vez Jerry Seinfeld tenía razón y esto es más que un simple dulce, es realmente un símbolo del auténtico “american way of life”. Tolerancia, armonía, convivencia y unos cuantos kilitos de más. Sobre todo de esto último.
Tu prima.
Mohoja
Un clásico! El episodio y las galletas!
Seinfeld, galletas...
¡¿ Y qué hay de ese guiño/broma recurrente de "estas galletitas me están dando una seeed" ?!
Genial serie, la mejor. Irreverente, impolíticamente correcta, políticamente incorrecta. Puedes desconectar viendo la tele... ¿Por qué no conectar la tele y pensar un rato carcajeándote?