Cine en serie: "Solos", una serie inquietante
Querido Teo:
El arma más eficaz contra la pandemia es el autoaislamiento, lo que ha hecho que muchas personas se sientan infelizmente solas y esta serie también podría haberse llamado “los monólogos de la soledad”, porque todos ellos enfrentan a una persona, siempre un gran actor, a ese sentimiento a veces deseable y a veces devastador. Cada uno de los siete episodios de "Solos" dejan un silencio interior al terminar, y no siempre resultan recomendables para según en qué estado se encuentre el espectador.
"Solos" es un reto interpretativo aceptado por actores del nivel de Anne Hathaway, Anthony Mackie, Helen Mirren, Uzo Aduba o Morgan Freeman, creado por David Weil, escritor de la serie "Hunters". Todo en esta serie resulta poderoso, desde las interpretaciones hasta su capacidad para reconocernos a nosotros mismos en aspectos muy variados, particularmente sensibilizados en estos momentos en que el planeta ha vivido un aislamiento forzoso en buena medida. ¿Imaginas una persona que vive cómodamente aterrada por el virus tras veinte años de aislamiento en la más confortable de las casas? ¿O una anciana que ha aceptado viajar al espacio en soledad sabiendo que no regresará? ¿O la impotencia de no poder salvar a alguien muy querido?
Los temas que toca esta serie con aspecto futurista viven con nosotros desde hace décadas, las teorías conspiranoicas que ni la mejor de las informaciones puede desmontar, o la dependencia de la tecnología como sustituto de la realidad. Todo se combina con la evidencia de que cuando hay un gran actor en la pantalla, basta para atraer nuestra atención sin necesidad de estar sometido a las circunstancias que lo hacen más habitual en un teatro.
Cada elemento futurista, la casa inteligente, la máquina del tiempo o un trasplante para la memoria son elementos que sirven para subrayar aspectos imborrables de la humanidad; los sentimientos y los recuerdos. Todas las historias tienen fuerza por sí mismas, pero el último capítulo protagonizado nada menos que por Dios en el cuerpo de Morgan Freeman nos recuerda que estamos conectados de más formas de las que imaginamos, y darnos cuenta convierte a la serie en importante para el momento en que muchos hemos sentido una vulnerabilidad común.
La noción del impacto negativo de la soledad es relativamente nueva, es un tema poco frecuente en la filosofía clásica. En ciertos aspectos, la soledad, en el sentido de sufrir por estar solo cuando se desea compañía es una idea sorprendentemente moderna. Hace dos siglos aún no existía el lenguaje de la soledad con el que contamos ahora. Es en el siglo XVIII cuando se empieza a tocar el tema con desacuerdos sobre su valor. Algunos creían que era perjudicial para la salud física y mental, mientras otros sostenían que era crucial para nuestra personalidad y fuerza de voluntad. Antes, como ahora, se marcaba la diferencia entre la soledad deseada y la involuntaria. La primera, a menudo, es crucial.
Paradójicamente fue la acumulación de personas en las ciudades lo que disparó los estudios y el pensamiento filosófico sobre este tema, pero no fue hasta la década de 1960 cuando la soledad se definió como un problema social, hasta establecerse en nuestro siglo como una "epidemia". Fay Bound Alberti es historiadora cultural y autora de "Una biografía de la soledad" que recorre la apreciación que hemos tenido de ella a lo largo de los siglos. De una forma u otra, "Solos" resulta una serie excelente porque impide toda indiferencia y provoca conversación, lo contrario a la soledad.
Carlos López-Tapia