Cine en serie: "El padrino de Harlem", vuelta a un barrio universal
Cine en serie: "El padrino de Harlem", vuelta a un barrio universal
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Querido Teo:
Ridley Scott nos llevó al universo de la Harlem de los 70. Un mundo de crimen organizado. Su película "American gangster" nos mostró cómo Frank Lucas sucedía a Bumpy Johnson como jefe de la organización.
Volvemos al barrio en "El padrino de Harlem", que retrocede unos cuantos años en el tiempo. En "American gangster", Bumpy Johnson era ya un anciano que no paraba de quejarse; de la pérdida del respeto por la tradición incluso en el mundo del hampa, o de que los "amarillos" han invadido el mercado. La historia de Bumpy Johnson, interpretado por Forest Whitaker, se había quedado en el tintero. Estamos en 1963 y Johnson acaba de salir de Alcatraz tras una larga condena. Nada más llegar verá que los genoveses le están comiendo el terreno y las dos bandas se deslizan hacia una gran guerra en plena era de la lucha por los derechos civiles. La década entre rejas le devuelve a un Harlem muy cambiado y Bumpy debe aprender a convivir con dos actores políticos importantes en la lucha por los derechos civiles: el ministro Malcolm X y el político Adam Powell, que buscan el mismo fin con métodos distintos.
Igual que "Los Soprano" o "Boardwalk Empire", "El padrino de Harlem" también convierte en un protagonista más al barrio, el tablero de juego para líderes sociales, políticos y criminales. Forest Whitaker se mueve con la seguridad tranquila de un boss tan capaz de disparar como de valorar un buen libro o comprender el momento político que vive este Harlem sesentero. "El padrino de Harlem" se da el gusto de evitar centrar la historia en un par de personajes con líneas argumentales clásicas, para dibujar un cuadro con muchas situaciones y personajes. Por esta misma razón, se empieza a disfrutar más a partir del tercer capítulo. No es comida rápida, es comida buena si el tema te interesa y aunque no sea así, Harlem es un barrio universal, que los visitantes de Nueva York tienen en cuenta gracias al cine.
Carlos López-Tapia
