Cine en serie: "El ferrocarril subterráneo", la metáfora más hermosa
Querido Teo:
Colson Whitehead vive en la cima de la literatura norteamericana. Son pocos los que han ganado dos veces el premio Pulitzer y menos los que lo han hecho en tres años. Lo logró por vez primera en 2017 con el libro que se ha convertido en una de las series mejor producidas del año, "El ferrocarril subterráneo", que rellena de realidad una ansiedad de libertad, una vía oculta para que los esclavos negros de Estados Unidos huyeran al Norte. Los 10 capítulos de esta serie limitada dirigida por Barry Jenkins ("Moonlight") pueden verse ya en Amazon Prime.
Whitehead es de esos autores de los que esperas cada libro, desde que llamó la atención con el primero hace ya veinte años, "La intuicionista", y se confirmó con "Zona 1", donde llevó una epidemia zombi al nivel de los mejores relatos sobre el tema, huyendo del gore barato para centrarse en lo más auténtico, nuestros propios miedos y las crueldades que despiertan y estimulan.
La serie dedica su primer capítulo al lugar donde la protagonista, la joven Cora, comparte el mundo de las plantaciones en Georgia, recogiendo cosechas o siendo utilizada como animal de cría para proporcionar más riqueza a los amos. Vive herida por el abandono de la madre que eligió la huida sin ella, dejándole como toda herencia simbólica una cabaña y un pequeño huerto, y de la que no ha vuelto a tener noticias. Tampoco un cazador de esclavos que siente aquella huida como su único fracaso.
Un rótulo inicial avisa de que el capítulo contiene secuencias violentas para proteger las personalidades más sensibles, aunque sea fácil intuir que la realidad superó con mucho a cualquier ficción y las imágenes quedan lejos de muchas otras vistas en las pantallas.
Nunca existió una línea ferroviaria bajo tierra, pero se denominó "ferrocarril clandestino" a la red de miembros que utilizaban términos ferroviarios de modo metafórico para referirse a sus actividades antiesclavistas. Los "conductores" o "maquinistas" eran quiénes ayudaban a los esclavos fugitivos, dándoles ropa, mapas, instrucciones sobre sitios para hospedarse y en ocasiones los acompañaban guiándoles durante el trayecto. Los fugitivos eran los "pasajeros". Las rutas de escape se llamaban "carriles". La jefatura era "la Estación Central" y los estados del Norte o Canadá eran "el destino".
Es muy recordado un matrimonio de Indiana, "jefes de estación" que escondieron, alimentaron, dieron asistencia médica e información sobre la siguiente etapa del viaje durante más de veinte años a unos 2.000 fugitivos. Algunos pagaron con su propia vida porque ayudar a esclavos estaba castigado incluso con la muerte, como la serie llega a reflejar.
Ni Colson ni la serie mencionan al personaje más popular del "trayecto ferroviario", Harriet Tubman, conocida como "la Moisés", una "conductora" nacida esclava en Maryland que escapó en 1848 y cuya historia vimos en la reciente "Harriet" (2019) interpretada por Cynthia Erivo. Una vez en el Norte y libre, se incorporó al "ferrocarril clandestino" y regresó hasta 19 veces al Sur para ayudar a escapar a cientos de esclavos. Los esclavistas llegaron a ofrecer una recompensa por capturarla viva o muerta, pero ella siguió con su labor. El "ferrocarril subterráneo" funcionó hasta que se abolió la esclavitud tras la Guerra de Secesión.
La serie tiene una banda sonora de cine, que habrá agradado a Colson, gran aficionado a la música y que para sus libros se pone siempre a David Bowie, y los finaliza escuchando Purple rain y Daydream nation.
Carlos López-Tapia