Cine en serie: “Cuéntame cómo pasó”, las cosas simples las devora el tiempo

Cine en serie: “Cuéntame cómo pasó”, las cosas simples las devora el tiempo

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Querido Teo:

La pasada noche "Cuéntame cómo pasó" volvió a sorprender a sus fieles espectadores, cada vez más reducidos en su emisión en abierto pero no por ello menos proclives a emocionarse con una familia televisiva que sienten como propia. Era el fin de su temporada 21ª (capítulo 388) y una nueva oportunidad para haber cerrado la serie definitivamente, algo que cada vez está siendo más apremiante a pesar de que, por otro lado, siguen sorprendiéndonos con su calidad y provocando una catarsis emocional que da sentido a que siga existiendo. Si hace dos temporadas, con la salida del personaje de Carlitos encontrándose con el amor de su vida en Nueva York, hubiera sido un buen momento lo que se vivió en este último capítulo sonó también a fin de ciclo asistiendo al desenlace de uno de los personajes más emblemáticos de la televisión española. A partir de aquí ¡¡SPOILERS!!

Si la temporada pasada se movió en cierta languidez provocada por el deterioro de la relación entre Antonio (Imanol Arias) y Mercedes (Ana Duato), tras tantas idas y venidas firmando finalmente los papeles del divorcio, esta 21ª temporada ha querido conectar con la realidad de nuestros días y el sufrimiento del año pandémico, permitiéndose ser la serie que por prestigio, galones y reflejo de lo que ha sido la Historia de España en las últimas décadas se había ganado todo el derecho a intentarlo incluso brindando, a raíz de todo lo que han sufrido nuestros mayores este año, un capítulo especial dedicado a los abuelos.

A pesar de lo descolocante que fue en su primer momento ver a las versiones adultas de los miembros de la familia Alcántara (la mayoría tirando de maquillaje y algunos otros cambiando de actores en su versión adulta) todo esto ha ido cobrando todo el sentido ligando las acciones de los años 1992/1993 con las de 2020/2021. Una España en ebullición con los Juegos Olímpicos de Barcelona y la posterior última victoria de Felipe González en las elecciones (promoviendo un cambio dentro del cambio) con un país marcado por las mascarillas, el miedo y la fatiga pandémica sobrevolando la presencia de la muerte y también la inseguridad de un futuro incierto.

Durante la temporada hemos visto el acercamiento entre el matrimonio Alcántara y las diatribas personales y profesionales de sus hijos; Inés (Irene Visedo), Toni (Pablo Rivero) y María (Carmen Climent), entre nuevos amores y otros del pasado que vuelven a tocar a la puerta, enfrentándose algunos de sus personajes a la aparición de unas fotos comprometedoras en el barrio, la presencia de un maltratador en potencia que extorsiona a la familia, los años del sida y la incomprensión de la sociedad respecto la enfermedad, las dificultades de los inmigrantes para encontrar una vida mejor, un intento de robo, o incluso un atentado en el barrio cuando se va a presentar un libro dedicado a un conocido político de la época. Todo partiendo de un atropello que casi cuesta la vida a un Antonio Alcántara que si bien en 1992 se recupera de las secuelas del accidente, que casi le deja impedido, en el 2020 combate largamente contra el coronavirus (COVID-19) ingresado en el hospital.

“Cuéntame cómo pasó” ha puesto el broche de oro a una temporada que ha sido un  guiño continuo a “This is us”, por su manera de combinar ambos momentos temporales vertebrando a los personajes de una familia, y es que si los Pearson son la clara definición de la familia usamericana más característica, que se reúne en Acción de Gracias o en Navidad, lo mismo ocurre con unos Alcántara que son pura marca España, con sus virtudes y defectos, y que encuentra en una paella en la mesa la mejor excusa para seguir juntos y reconciliarse, más en un año en el que Antonio y Mercedes han vuelto a coincidir en el hecho de que, aunque han intentado rehacer su vida con otras personas, su complicidad y compromiso va más allá de todo documento no pudiendo vivir el uno sin el otro.

La tanda de capítulos ha presentado a Inés reencontrándose con Mike (William Miller), y casándose con el que ha sido su mejor compañero de vida, a Toni agobiado por su trabajo y sacrificando su vida personal al rebrotar pasiones del pasado, así como a María (Silvia Abascal) encaminando una vida en la que descubrimos que se convertirá en una abnegada sanitaria que, en 2020, sufre por la irresponsabilidad de la gente que entre ola y ola parece haber olvidado esos aplausos a las 20:00h en los momentos más duros de la pandemia.

En el último capítulo de la temporada, sin duda uno de los que más se recordarán de toda la serie, el título de “Dame alas” ya es bastante premonitorio de lo que veremos. En 1993 tenemos a una Inés pasando por el altar, a Toni en un momento crítico de su vida siendo abandonado por su mujer Deborah (Paloma Bloyd) y a María decidida a ir de voluntaria a Somalia con su novio, pero lo que destaca es una Mercedes que encuentra su mayor logro en el campo de la moda desfilando con su colección en la Pasarela Cibeles, un nuevo paso dentro de una progresión inspiradora para la época para una mujer que sin renunciar a los suyos, y siendo el pilar y faro de su familia, ha logrado también sentirse realizada y ver cumplido lo que sólo parecía una quimera cuando más de dos décadas atrás la conocimos cosiendo pantalones junto a su madre. El personaje de Mercedes ha sido siempre fuerza, creatividad, apoyo y resiliencia levantando la cabeza y afrontando la adversidad.

Es en 2021 cuando la familia se reencuentra en Sagrillas, en las viñas que han sido la principal motivación de un Antonio Alcántara que ha encontrado en ellas su misión más personal conectando su faceta empresarial con las raíces de su pueblo. El hombre que tan lejos quiso llegar pero que termina cerca de los suyos en el lugar del que partió. Es por ello que le vemos dar, junto a su hijo Carlos (Carlos Hipólito), un último paseo antes de despedirse de él para siempre y expirar sentado en una silla agotado tras una vida plena y las consecuencias de una enfermedad que ha dejado muy tocados sus pulmones.

Un Antonio Alcántara de 94 años, siempre mirando “p’arriba”, sobre la tierra en la que ha sido más feliz, ladea su cabeza, su brazo cae y él se fusiona con el cielo y con el halcón que vuela sobre sus viñas después de dar una última lección de vida a un niño con el que se encuentra (que se presenta como bisnieto de Salvador), indicándole que para hacer en el futuro un buen vino tiene que saber las uvas crecen en un racimo porque son como una familia que se necesita y se ayuda para poder madurar.

Un momento de partir en el que parece encontrar la paz y las alas necesarias para su gran reto en la vida, el de volar y soñar a la vez, mientras la simbiosis con su mujer se extiende desde la distancia cuando ésta también mira al cielo a través del cristal intuyendo lo que ha pasado (algo que ya ocurre desde que se miran el uno al otro por última vez) contemplando a ese halcón que surca el cielo y despidiéndose de su marido deseando que en su vuelo no se vaya muy lejos. Si bien la muerte de Antonio Alcántara, entre uvas, recuerdos y su mano dejada caer en uno de los asideros de la silla es una clara referencia a la muerte de Michael Corleone en “El padrino III”, la cámara una vez más se centra en el primer plano de Mercedes, el puntal de los Alcántara, que durante minuto y medio crea un momento conmovedor lleno de emoción, sobriedad y talento bastando sólo con la pureza de un rostro que dice tanto y sonando el leitmotiv del capítulo, la Canción de las simples cosas compuesta por César Isella y escrita por Armando Tejada que demuestra, una vez más, como la serie siempre alcanza cotas magistrales en sus fusiones de imagen y música.

Un final que saborea el detalle, la calma y el mimo con el que está planteado y hace encajar y valer la justificación del arriesgado salto temporal de esta temporada y que demuestra que, incluso en sus peores momentos, “Cuéntame cómo pasó” está en otra liga a pesar de la necesidad, hecho que ya se está notando desde hace tiempo, de encauzar un final que llama a la puerta tanto por cuestiones artísticas como por la rentabilidad de una audiencia que está dando la espalda a la televisión en abierto y que ha visto como la serie ha pasado de tener más de 7 millones de espectadores sus mejores años a sobrepasar el millón a duras penas.

“Cuéntame cómo pasó” es símbolo de una era y la muerte de Antonio Alcántara no sólo es simbólica, siendo uno de los personajes que forman parte de un lugar de honor nuestra cultura popular, sino también por el hecho de haber sabido, hasta el último momento, encadenar su narración con la realidad de nuestro tiempo siendo siempre el emblema de la lucha de un país por salir de la oscuridad, hacerse mayor, triunfar y sentirse valorado tanto por los suyos como a ojos de los demás, rindiendo tributo a los que este año nos han dejado víctima de la enfermedad y también a los que han resistido, agarrándose a la vida y continuando siendo como el caso de Mercedes la memoria que nos conecta con nuestras raíces, lo que somos y de dónde venimos.

Vídeo

Todos los capítulos de "Cuéntame cómo pasó" en RTVE.es

Nacho Gonzalo

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Rodri
Rodri
3 años atrás

Somos muchos a quienes el desarrollo de esa segunda trama (la de 2020/2021) no nos ha acabado de convencer por cuanto desvela cosas, corta el ritmo y elimina magia, además de sustentarse mucho en el protagonismo de las caracterizaciones con el riesgo que eso conlleva.
Sin embargo, el final con la muerte del cabeza de familia (con sus muchos defectos y otras tantas virtudes, pero ya historia de la tv en España) creo que al menos en parte justifica este salto al vacío. No es la muerte sublime de Miguelón, pero no por previsible (10 minutos antes ya sabes que va a ocurrir) deja de estar bien ensamblada.
Espero que la temporada que viene se centre en 1993/1994 en exclusiva. Pese a esa sensación de agotamiento y falta de frescura seguro que "Cuéntame" seguirá dándonos momentazos como el del jueves. Una serie que necesita a no mucho tardar un final a la altura de su prestigio y longevidad.

Julián Juan Lacasa
Julián Juan Lacasa
3 años atrás

Pero Cuéntame, pese a sus virtudes, le ha pesado demasiado desde sus comienzos un tufo conservador a lo Michael Landon, que hizo que nunca me acabara de gustar. Recordemos que Ana Botella apoyó el proyecto de la serie, y el Antonio del principio era Aznar calcado.
Luego ha evolucionado cuando se añadieron Miguelón y su hija francesa, con sus costumbres modernas, y cuando Inés fue lesbiana también tuvo el toque que le faltaba.
Luego, según el color del Gobierno de turno, la serie daba bandazos ideológicos a uno y otro lado. Ello se notaba en lo que dije de Miguelón y su hija, que entraron con Zapatero en la Moncloa, o la metáfora de Antonio y su amante cuando el PSOE ganó en 1982, con Rajoy en el cargo...
Pero no se olvida que ha sido importante.

Rodri
Rodri
3 años atrás

Madre mía, valorar esta serie solo por sus supuestos bandazos ideológicos me parece de risa. Osease, buscarle tres pies al gato para dejar TODO lo demás (que no es poco) en un lejano segundo plano...

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