Berlín 2023: La japonesa "Suzume" eleva el tramo final de la competición

Querido primo Teo:

En la tarde de este sábado se dará a conocer el palmarés de la 73ª edición del festival de Berlín que no pasará a la historia por un extraordinario nivel. No ha aparecido un mirlo blanco pero sí que ha habido películas que pueden salir beneficiadas por su paso por el certamen como pueden ser “Tótem” de Lila Avilés y “Vidas pasadas” de Celine Song. Ambas son algunas de las películas que se han posicionado entre las preferidas de la crítica, junto con la alemana “El cielo rojo” de Christian Petzold, pero una cosa es lo que señale la prensa y otra bien diferente lo que elija el Jurado presidido por la actriz Kristen Stewart. Desde la Berlinale se insiste en que el reparto de premios será decidido por los siete miembros del jurado por igual, sin imposiciones de ningún tipo. 

La recta final de esta edición del Festival de Berlín ha estado marcada por el cine de animación asiático. En primer lugar la china “Art college 1994” que supone el nuevo trabajo de Liu Juan tras “Have a nice day” (2017) que también estuvo en competición. El film se desarrolla en un campus universitario de la China de la década de los 90, en el momento en el que el país comienza a abrirse a Occidente, y los estudiantes de Bellas Artes se debaten entre elegir adaptarse a la modernidad o seguir anclados en la tradición mientras viven amores, amistades y reciben formación académica. No ha sido una película que haya convencido debido a que le falta entidad dramática y su conflicto no termina de estar desarrollado.

En segundo lugar llegó la japonesa “Suzume” del aclamado animador Makoto Shinkai, que ha sido una de las películas más esperadas de esta edición y que ha aterrizado en la competición tras un excelente resultado en la taquilla nipona. Suzume es una joven de 17 años, perdida entre sus recuerdos de infancia y premoniciones sobre su futuro, que una buena mañana se encuentra a un joven con el extraño cometido de cerrar puertas invisibles para el general de los humanos que dan paso a terribles desastres naturales. “Suzume” es una fábula ecológica, mezclada con una road movie, que pretende reflexionar sobre cómo es nuestra comunicación con nosotros mismos a lo largo del tiempo y cómo nos proyectamos hacia el futuro entendiendo el pasado. Su acogida ha sido muy buena, salvo para quienes no terminan de conectar con ese discurso bastante equiparable con el de un manual de autoayuda que se vende en cualquier aeropuerto. La presencia de “Suzume” ha sido lo que necesitaba la alicaída competición para llegar a la meta de la mejor manera. 

La australiana “Limbo” de Ivan Sen es un drama policíaco en torno a un detective que llega a una pequeña ciudad del interior australiano para investigar el homicidio de una mujer aborigen sucedido dos décadas atrás. Entra en contacto con la familia y termina certificando lo que ya sospechaba y es que las autoridades prefieren pasar de largo ante las injusticias sufridas por la población aborigen. La película está protagonizada por Simon Baker, cuya interpretación ha sido de los aspectos más valorados de este film, junto con la dirección de fotografía, y la capacidad para exponer esos traumas raciales que yacen en el desierto australiano, pero también se le achaca que se queda demasiado anclada en su propia puesta en escena y por eso no se preocupa por tener un buen final. 

El francés Nicolas Philibert ha defendido el documental “En el Adamant”, una coproducción franco-japonesa, en torno a el Adamant, un centro parisino que acoge a personas que padecen trastornos mentales. El cineasta sigue al equipo que ofrece a los usuarios una atención personalizada, luchando contra la deshumanización de la psiquiatría. Seguimos los testimonios de quienes asisten a las diferentes terapias, conocemos sus inquietudes y también su manera de afrontar sus desvelos. Philibert observa lo que sucede en el centro, no de manera aséptica, y eso es lo que más ha gustado del documental que se rodó en plena pandemia, en un momento especialmente delicado para quienes sufren cualquier problema mental, pero lo que más se ha echado en falta es que tenga una estructura porque resulta demasiado caótico e incluso repetitivo.   

La competición se ha cerrado con la película alemana “Till the end of the night” de Christoph Hochhäusler. Se trata de un thriller protagonizado por Thea Ehre que da vida a una transexual recién salida de la cárcel y que es utilizada como cebo por un policía que se ha convertido en su amante para atrapar a un traficante de drogas. Ha sido una propuesta que ha convencido por ser una inteligente combinación entre cine negro y drama social y lo que más ha gustado ha sido la interpretación de Thea Ehre que podría ser una candidata idónea al premio interpretativo. 

Mary Carmen Rodríguez