Centenario Greta Garbo: ¡Habla!
Querido sobrino:
Tú, que tienes relaciones con la radio, sabes la importancia que puede llegar a tener la voz, pero pocas veces fue tan importante como durante el salto del cine mudo al sonoro a finales de la década de 1920. El audio "mató" a muchas estrellas del cine. La voz de tenor del enamorado de Greta, John Gilbert, era demasiado aguda, fue su perdición. Resultó tan chocante que circuló por los pasillos de la Metro que Louis Mayer, aprovechó la ocasión para deshacerse de su carga de diez mil dólares a la semana, haciendo que los ingenieros del estudio eliminasen completamente las frecuencias más bajas de su voz. No era más que un rumor, pero lo cierto es que cuando el gran amante graznaba "Te amo, te amo, te amo", los cines reventaban con aullidos de burla y gritos de: " ¡Cuidado, Jack, se te ven las bragas!".
"Anna Christie" fue la primera película hablada de Greta y dijo a menudo que fue la mejor película en la que intervino. "Antes de empezar los ensayos, me aprendí a fondo el papel, con la ayuda del director, Clarence Brown quien, con una gran comprensión por su parte, intentó ocupar el lugar dejado vacío por Moje", así llamaba Greta a Stiller, ya de vuelta en Estocolmo. Puso toda su alma en el personaje de Anna. Su voz era ronca, y nadie sabía como resultaría.
La noche antes de ponerse ante la cámara con sonido, estaba tan nerviosa que no pudo dormir nada. Su escena se rodó a primera hora de la mañana y "lanzó" su primer diálogo: "Pásame un whisky con un poco de ginger ale. Y no seas tacaño, chico. Caray, cómo lo necesitaba."
A la hora de comer, Clarence Brown emitió la banda sonora por los altavoces del estudio. El equipo contuvo el aliento. Cuando la voz sonó grave, rica y erótica, estallaron los aplausos. Garbo se puso a llorar. Estaba estupenda. Las esperanzas de sus admiradores iban a quedar superadas. Los críticos habían convertido en comentario común valorar las voces que se oían por primera vez y hablarían sobre el "fabuloso glamour poético" de la voz de "la hija de un vikingo, heredada de generaciones de marineros que hablaban por encima del rugido del mar".
Hasta "Ninotchka", no hizo en realidad más que películas mudas que se limitaban a reemplazar los subtítulos por los diálogos, y era inevitable que su acento hiciera casi siempre necesario buscarle papeles lo más cercanos posible a lo que ella era: una exiliada, que llegaba sola a un puerto extraño, ya fuera escapando de o persiguiendo el amor. Si lograba sobrevivir a la aventura amorosa del guión, fuera cual fuese, se le solía ver al final marchándose tal y como había llegado: sola. El famoso fotograma final de "La reina Cristina de Suecia", en la que aparece sola en la proa del barco que la conduce al exilio, es la imagen emblemática de su carrera, por la que es más reconocida por las generaciones actuales cuando se la encuentran en los documentales de televisión o en los libros de cine.
Greta sobrevivió al sonoro y resistió algunas películas más hasta que le llegó la caída.