Cuaderno de viaje: Kauai, una isla en el paraíso.
Querido diario:
El tío Anibal sigue de viaje. Pero esta vez su postal me lleva hasta el paradisiaco set de rodaje de "Seis días, siete noches", la isla de Kauai, que esconde entre su abundante y rica vegetación, secretos y cataratas, moradas de dioses dormidos y otras muchas historias de cine.
Querido sobrino:
Para reunir las personalidades de Han Solo, Indiana Jones y Jack Ryan en esta historia de amor y aventura han recurrido a la isla de Kauai, un set clásico de las películas tropicales desde que Lois Weber la descubrió para el cine en 1933, y que ya acumula los rodajes de más de 50 largometrajes. Sus aguas esconden la montaña más alta del planeta, superior en muchos metros al Everest.
Elijo como hotel el Hyatt Regency después de hacer una visita virtual por sus instalaciones a través de su web y porque es el único resorte que conserva el ambiente de los dorados años veinte. Queda cerca de los lugares donde se rodaron Al este del Pacífico, Parque Jurásico, El mundo perdido y Estallido.
Harrison Ford consiguió de la compañía de seguros que aceptara el riesgo de permitirle demostrar sus habilidades. Es el actor quien pilota en las secuencias que fueron rodadas desde un helicóptero, que volaba junto al viejo monomotor. El piloto de Hawai Helicopters me asegura que por los 179 dólares (unas 30.000 pesetas) que he pagado me hará revivir todos esos lugares deseados. El viaje dura una hora. Cuando observo que no hay palmeras se me informa de que trajeron 400 para que Hawai pareciera la Tahití del filme.
El Honopu es el valle de la tribu perdida porque fue la última morada de Menehune, un rey tan mitológico como King Kong, que por aquí paseaba su monstruosa líbido romántica persiguiendo a Jessica Lange en el remake de 1976. Se trata del mismo paisaje elegido para que Harrison Ford tire de Anne Heche, defendiéndola del ataque pirata en otro alarde de virilidad que tanto ha gustado en tu país, que ha batido el récord de recaudación europea de esta película.
El protagonista de la cartelera, junto a los actores, es el cráter del Waialealeale, un lugar sagrado porque allí los aborígenes enterraban a la nobleza local. Sus paredes son un vivero lujoso de especies para entomólogos o botánicos asombrados. A la caída de la tarde su sombra alcanza la costa norte y oscurece la catarata Wailua Fallas, de 240 metros, y que aparecía en la vieja serie Fantasy Island. Recordaré el viejo musical South Pacific mientras degusto el pescado local de nombre impronunciable Humuhumunukunukuapua´a.