Querido primo Teo:
En lo poco que llevamos de año en España ya nos acercamos a las 15.000 víctimas de coronavirus (COVID-19), en once meses de pandemia ya hemos alcanzado los 100.000 fallecidos aunque dicha cifra costará ser dada por oficial. Otro número también escalofriante tiene que ver con los fallecidos por otras circunstancias y que no han podido ser atendidos en condiciones al faltar recursos. Nos olvidamos de todas aquellas enfermedades como por ejemplo el cáncer que no han podido tener un diagnóstico precoz y que no son controladas debidamente. Cada dos segundos (menos de lo que estoy tardando en escribir este párrafo) una persona es diagnosticada, cada menos tiempo es contagiada y expande el virus sin ser consciente de ello. Eso está teniendo efectos sanitarios, económicos, sociales y humanitarios, sumergiéndonos en una crisis devastadora. Hace menos de un año cuando comenzábamos a ser devorados por la primera ola y antes de que se declarara el Estado de Alarma se suspendieron los eventos de masas como las Fallas y los carnavales hubo quien se indignó y decidió montarse su fiesta de carnavales de manera clandestina, que un año después siga protestando porque no hay fallas, ni carnavales, ni ninguna jarana significa que no ha aprendido nada a lo largo de estos meses, o que le da igual, lamentablemente no es un caso aislado. Podemos decir que la clase política no ha estado a la altura, con una pugna continua entre el gobierno central y las autonomías (especialmente la de la capital del reino) en torno a unas restricciones que han sido insuficientes, y también debemos admitir que nosotros tampoco lo hemos estado. No estoy hablando de quienes se creen que están por encima de la pandemia al grito de "Fuck Coronavirus" y que confunden el “toque de queda” con el “toque de quedar” sino de quienes hemos utilizado las diferentes plataformas y redes sociales para crearnos una burbuja que nos aísle de la dolorosa realidad. Desde el principio hemos querido demostrar nuestro ingenio a base de chistes y memes, sin mayor motivación que nuestra propia vanidad, hemos tomado como propios algunos dramas en torno a la farándula mientras que la crisis ha sido un tema que ha pasado de largo. No es necesario ser un marcador de tendencias oficial ni tener la cuenta verificada para ser una influencia en los demás. Mantenernos al margen y utilizar las redes sociales para crear historias que nos hagan evadir de la realidad está haciendo empequeñecer la tragedia, que no empaticemos con el dolor, que sigamos pensando que no pasa nada por reunirnos con los demás y que son unos exagerados por cancelar fallas y carnavales o por celebrar los Goya de manera telemática.