
"Un cinéfilo en El Vaticano"
En 1921 el Director General de Seguridad español ordenó que en las salas de cine se crearan zonas separadas para hombres y mujeres, mientras que los matrimonios dispondrían de una zona propia con una luz roja que garantizara la visibilidad adecuada. Al parecer no le hicieron mucho caso y el incumplimiento masivo hizo que la orden se olvidara con rapidez. La norma era acorde con la sensibilidad del Papa Pío X, que prácticamente abría el siglo XX al mismo tiempo que lo hacia el cine, ya que en 1909 había prohibido a los eclesiásticos asistir a las salas de cine y en 1913 el empleo del cine en la enseñanza religiosa. Tenía sus razones porque la ciencia estaba destrozando creencias y era cierto que las películas solían exhibir escenas pasionales sugestivas que excitaban a los espectadores y, además, congregaba en una sala oscura a hombres y mujeres mezclados y rozando sus cuerpos.
Título: "Un cinéfilo en El Vaticano"
Autor: Román Gubern
Editorial: Anagrama