Clásicos

Recordando clásicos: Tres imprescindibles para Navidad

Recordando clásicos: Tres imprescindibles para Navidad

Querido Teo:

Si habéis salido últimamente de casa os habréis dado cuenta de que misteriosamente las calles se han llenado de luces, los escaparates se han engalanado cual pavos reales y la gente ha comenzado a sentir una necesidad compulsiva de comprar lotería y es que sí, amigos míos, ha llegado la Navidad. Como vivimos en una época un tanto peculiar y soy “millennial”, lo normal sería que os dijera que la Navidad es una fiesta artificial creada únicamente para fomentar un consumismo compulsivo, pero queridos lectores a vosotros no os puedo mentir, me encanta la Navidad.

Recordando clásicos: “Rebeca” (1940), el salto de Alfred Hitchcock a Hollywood

Recordando clásicos: “Rebeca” (1940), el salto de Alfred Hitchcock a Hollywood

Querido Teo:

A lo largo de nuestro vida nos cruzamos con muchas personas, viajamos a multitud de lugares y vivimos un sinfín de experiencias, pero sólo unas pocas llegan realmente a calar en nosotros, sólo unas pocas nos marcan de tal manera que su recuerdo perdura en nuestra mente y su influencia hace mella en nosotros de tal manera que nunca volvemos a ser los mismos. Lo mismo ocurre con las películas, cualquier cinéfilo que se precie recuerda tres o cuatro películas que marcaron un momento de su vida, la primera película que vimos en el cine, la primera vez que una cinta nos hizo llorar o, si se es muy afortunado, la primera película que compartimos con esa persona especial. Para mí una de esas películas importantes es "Rebeca" (1940), pero antes de contaros mi personal relación con esta cinta permitidme que os hable un poco de ella.

Recordando clásicos: Tod Browning, señor de las pesadillas

Recordando clásicos: Tod Browning, señor de las pesadillas

Querido Teo:

Si ponemos en relación cine y monstruos probablemente se os vengan a la cabeza Tim Burton, Guillermo del Toro o Harvey Weinstein, pero mucho antes de que estos nombres aparecieran en el mundo del celuloide hubo un hombre que abanderó la apología de la diferencia, creando una serie de obras irrepetibles en las que la tradición gótica bebe del expresionismo alemán creando mundos de autentica pesadilla, ese hombre es Tod Browning.

Recordando clásicos: Melodramas de alto voltaje para el verano

Recordando clásicos: Melodramas de alto voltaje para el verano

Querido Teo:

Verano, fiel compañero de la niñez y enemigo del trabajo, quizás sea la estación que más sentimientos encontrados genera. Para el cine americano siempre ha significado mecedoras en porches de madera, cerveza, noches eternas y, sobre todo, sentimientos enfebrecidos. Es una verdad universalmente reconocida, sin duda gracias en gran parte al reggaetón, que el verano la sangre altera y que no hay tiempo más propicio para el amor.

Recordando clásicos: Cine para principiantes

Recordando clásicos: Cine para principiantes

Querido Teo:

Los últimos años han sido unánimemente proclamados como la época dorada de las series, los productos televisivos se han convertido en el chico guay de la clase, atrayendo cada vez a más público, mientras que el cine ha sido relegado a la figura de empollón poco agraciado, se reconoce su valía pero nadie quiere estar con él. Y dentro de esta analogía...¿dónde quedaría el cine clásico?, pues me vais a permitir la dramatización, pero el cine en blanco y negro sería directamente el chiquillo sin escolarizar. Conocemos vagamente su existencia, pero jamás nos relacionaríamos con él, es torpe, aburrido y huele a naftalina.

Recordando clásicos: La centenaria Olivia de Havilland

Recordando clásicos: La centenaria Olivia de Havilland

Querido Teo:

Ganadora de 2 premios de la Academia y con una lista de actuaciones memorables en su haber, Olivia de Havilland se ha ganado un lugar en los corazones de los aficionados al cine como una de las mejores actrices dramáticas del Hollywood clásico y también de la Historia del cine. Aunque claro, en sus inicios era difícil encontrar pruebas de sus habilidades dramáticas en aquellos papeles mediocres (unas cuantas de chica-florero) que le dieron bajo contrato con Warner Bros. Su frágil belleza y su voz aterciopelada casi la encerró para siempre en ser la pobre damisela en peligro de hombres heroicos como Errol Flynn.

Recordando clásicos: Los grandes y pequeños Estudios en la edad de oro de Hollywood (IV): Los directores

Recordando clásicos: Los grandes y pequeños Estudios en la edad de oro de Hollywood (IV): Los directores

Querido Teo:

Seguramente la figura más decisiva en el proceso de realizar películas es el director. Es quien imprime su sello final, quien mezcla distintas técnicas y soluciona los problemas que aparecen. Es quien exige el máximo de todos a quienes tiene a su alrededor, el que lidia con los productores, el que explota todas las posibilidades de un guión y quien sabe sacar lo mejor ( y a veces lo peor) de un actor o una actriz. Aquellos primeros directores de la era muda seguían pensando en el diálogo con rótulos hasta mucho tiempo después de la llegada del sonoro. Eran también directores con diálogos escritos para teatro y en el cine era esencial que los actores hablaran de manera realista. Los directores más habilidosos simplificaban los diálogos y narraban la historia, siempre que se podía, por medio de la cámara. Además de colaborar con los guionistas en la elaboración del guión, el director era partícipe de la elección del reparto, confeccionar el equipo técnico y dar el visto bueno a vestuario, decorados y localizaciones. En las grandes producciones en las que había gran número de extras, el ayudante de dirección supervisaba los ensayos. También contaba en ocasiones con la ayuda de un instructor de actores. Había todo un equipo detrás de un director.

Recordando clásicos: Los grandes y pequeños Estudios en la edad de oro de Hollywood (III): Ejecutivos y productores

Recordando clásicos: Los grandes y pequeños Estudios en la edad de oro de Hollywood (III): Ejecutivos y productores

Querido Teo:

Los directores de los Estudios solían mandar en su territorio de forma casi tiránica. Pero necesitaban a subordinados, gente capacitada para manejar y cada uno de los aspectos y decisiones en las cuestiones de producción. Esos ejecutivos solían provenir de la industria del espectáculo. Eran ya algo experimentados en ese aspecto. Por debajo del jefe de producción de los Estudios había un grupo de supervisores llamados productores, cada uno de ellos encargados de cada película. El sistema de productores que predominó durante aquella época fue el inventado por MGM. Daban al director un guión acabado, le asignaban un presupuesto, elegían el reparto, etc…. El productor era el responsable directo del proyecto.

Recordando clásicos: James Cagney, mafioso con alma de bailarín

Recordando clásicos: James Cagney, mafioso con alma de bailarín

Querido primo Teo:

'No quiero ser conocido solamente por un tipo de papel. Intento actuar en muchos papeles diferentes''. (James Cagney)

Los verdaderamente grandes actores son capaces de acoplarse a cualquier tipo de papel, James Cagney fue uno de esos intérpretes todoterreno que bordaban cualquier personaje y lo hacían completamente suyo. Cagney fue un actor de carácter y de singular trayectoria, puesto que, sin ninguna duda, era un intérprete de contrastes (por su mirada turbia y por su rostro de facciones duras encajaba en el perfil de gangster a las mil maravillas pero, en su carrera, también mostró una vertiente mucho más cómica y luminosa), Cagney, de hecho, siempre se consideró cantante y bailarín antes que actor. Esa dualidad interpretativa constituye uno de los aspectos más interesantes de su labor como actor, poseía una asombrosa capacidad para mimetizarse con cualquier papel, nada se le resistía.

Recordando clásicos: Los grandes y pequeños Estudios en la edad de oro de Hollywood (II): Los magnates

Recordando clásicos: Los grandes y pequeños Estudios en la edad de oro de Hollywood (II): Los magnates

Querido Teo:

Los magnates que construyeron la industria cinematográfica americana tenían una idea clara del entretenimiento, lo que el público exigía. Dentro del revuelo de los primeros años del negocio, los magnates supieron ver que podían amasar fortunas gracias a las películas. Se dieron cuenta de que aquella industria creciente estaba allí para apoderarse de ella. La mayor parte de los magnates de Hollywood eran judíos procedentes su mayoría de Europa Central. Cuando llegaron a América adoptaron nuevos nombres y en seguida se dispusieron a enriquecerse. Samuel Goldwyn empezó como vendedor de guantes, William Fox como limpiador de paños, Adolph Zukor como peletero, Louis B. Mayer como vendedor de objetos usados, pero finalmente todos cayeron en el negocio del entretenimiento. Cada año sacaban ese producto necesario para tener contentos a los dueños de las salas de cine. Era un negocio duro y despiadado, donde como decía Samuel Goldwyn: "El pez más grande se come al más pequeño y a mí nadie se me va a comer". Pero no sólo los magnates de Hollywood querían ganar dinero, también querían producir buenas películas. Respetaban en talento y abrían sus puertas a todo aquel que lo poseyera. Y el talento era necesario para mantener un ritmo elevado de ingresos.