Las cinco secuencias de... Ron Howard
Querido primo Teo:
Ron Howard estrena un nuevo film, "Inferno". Se trata de la tercera película que adapta de la saga de exitosas novelas de Dan Brown con Robert Langdon de protagonista, personaje encarnado una vez más por Tom Hanks. Además, hace poco también estrenó su documental sobre The Beatles, así que parece el momento ideal para repasar su carrera a través de sus cinco secuencias más destacadas.
Ronald William Howard nació el 1 de Marzo de 1954 en Duncan, Oklahoma. Hijo de actores, parecía normal que siguiera la carrera de sus padres y, de hecho, con sólo año y medio aparecería en un pequeño papel no acreditado de una película y con 2 debutaría en la escena teatral. Su debut en los créditos cinematográficos llegó en 1959 en “Rojo atardecer”, pero sería la televisión la que comenzaría a lanzarlo a la fama. Con sólo 5 años sería escogido para un piloto que luego se convertiría en la serie “The Andy Griffith Show”, donde el pequeño Ronnie interpretaba al hijo del protagonista que da nombre al show. El programa duró 8 temporadas y vio crecer al actor que sería el personaje más importante de la serie después de Andy Griffith. La fama estaba asegurada, teniendo en cuenta que el programa fue todo un éxito con excelentes ratings de visionado y que logró alcanzar el número uno en su última temporada. Mientras iba pasando de la infancia a la adolescencia, participó en varias películas que no vale la pena destacar, hasta que en 1973 llegó George Lucas y lo eligió para protagonizar junto a Richard Dreyfuss “American graffiti”, su brillante retrato de la juventud americana de los 60. Parece ser que una de las claves para decidirse a contratar a joven actor fue ver un piloto en el que salía que no lograra ser vendido. Tras el gran éxito de taquilla de la película, Gary Marshall pudo ver convertido por fin su piloto en una exitosa sitcom para ABC que duró 11 temporadas, teniendo a Howard como protagonista en las 7 primeras. En 1975, se casó con Cheryl Alley y juntos han tenido cuatro hijos, entre ellos las actrices Bryce Dallas Howard y Paige Howard. En 1976 llegó otro gran momento de su carrera interpretativa, cuando protagonizó junto a John Wayne “El último pistolero”, western crepuscular dirigido por Don Siegel. Pero el mundo de la interpretación no era suficiente para Ronnie y pronto tendría la oportunidad de dar un salto en su carrera. Junto a su padre, había escrito el guion de una cómica road movie y estaba buscando financiación cuando conoció a Roger Corman. Éste aceptó aportar una parte del presupuesto a cambio de que protagonizara otra película que estaba produciendo. Así, en 1977, Ron daba el salto a la dirección con “Loca escapada a Las Vegas”. Luego dirigió varios telefilms y en 1982 llegaría su segunda película en la gran pantalla y su primer éxito: “Turno de noche”. Protagonizada por Henry Winkler y Michael Keaton, en su primer papel protagonista, tuvo una buena recepción tanto crítica como de taquilla y además sirvió para que Howard conociera al productor Brian Grazer. Ambos serían responsables del siguiente film de Ron, “Un, dos, tres... Splash”. Grazer, coguionista además de productor, tuvo que recorrer bastantes Estudios hasta lograr convencer a la Disney de ayudar en la financiación. Clave en el éxito fue cambiar el resumen inicial de una sirena acostumbrándose a la vida en Nueva York a una historia de amor entre un neoyorkino y una sirena. Para los protagonistas barajaron muchos nombres, antes de decidirse por el poco conocido Tom Hanks y Daryl Hannah. Sin duda un gran acierto de casting que ayudó al gran éxito de la película, de las más taquilleras del año a pesar de su modesto presupuesto y nominada al Oscar al mejor guion. Ya está en marcha un remake. La cuarta película del director continuó con su buena racha, adentrándose esta vez en la ciencia ficción con “Cocoon”. Además de otro éxito de taquilla, la película ganó 2 Oscar en efectos visuales y actor de reparto y Howard se hizo con el premio Saturn al mejor director. Su siguiente película “Pisa a fondo” no funcionó tan bien, tal vez porque estaba planificando junto a Brian Grazer la creación de una nueva compañía de producción de películas y televisión, Imagine Entertainment. Sería la compañía encargada de sus siguientes films, empezando por un nuevo cambio de género que demostraba la versatilidad del director.
Willow (1988)
A principios de los años 70, a George Lucas se le ocurrió una historia fantástica protagonizada por unos pequeños seres llamados Munchkins (homenaje al mago de Oz), y años después, tras el éxito de su saga galáctica, retomó su idea para crear la historia de Willow, escribiendo el personaje que da título al film pensando expresamente en el actor Warwick Davis, que había dado vida a Wicket, el Ewok más famoso de “El retorno del Jedi”. La razón para tardar tanto en llevar a cabo su idea fue que necesitaba que la tecnología de efectos visuales avanzase lo suficiente como para poder plasmar su visión de la película. Las malas lenguas dicen que realmente lo que Lucas quería plasmar era la adaptación de “El hobbit” y al no poder obtener los derechos creo su propio universo inspirado en la Tierra Media, pero no he logrado encontrar nada que contraste ese rumor. Mientras tanto, Howard estaba pensando en rodar una película de género fantástico tras terminar de rodar Cocoon. Precisamente estaba en la fase de postproducción de este film en Industrial Light & Magic cuando se encontró con Lucas, que le comentó la idea y lo convenció para encargarse de la dirección del film. Ron contrató a un guionista de su confianza y los tres se reunieron en el rancho de Lucas para discutir ideas y borradores de guion durante la primavera de 1986. La producción estaba a punto de comenzar, pero los malos resultados en taquilla de varias películas del género como “Krull”, “Legend” o “Dentro del laberinto” complicó la búsqueda de financiación. Finalmente fue la MGM la que accedió a distribuir la película en cines, gracias a la buena relación de Alan Ladd Jr. con George Lucas. Éste había acertado años antes al dar luz verde al proyecto “La guerra de las galaxias”. Lucasfilm tuvo que hacerse cargo de la mitad del presupuesto a cambio de los derechos de video y televisión de pago. Además de Davis, los otros protagonistas fueron Val Kilmer y Joanne Whalley, cuya química traspasó la pantalla y se casaron tras la película. Kilmer no fue el primer candidato al papel, pues el guionista escribió el personaje pensando en John Cusack que finalmente fue rechazado tras no convencer en las pruebas. Como no podía ser de otra forma, ILM se encargó de unos magníficos efectos visuales que lograron una merecida nominación al Oscar (el otro premio de la academia al que optaría la película fue el de edición de sonido). Entre otros muchos logros, incluso desarrollaron una nueva herramienta de “morphing” para mostrar los distintos intentos de Willow de devolver a Fin Raziel a su forma humana. El software informático sería perfeccionado en películas como “Terminator 2” y hoy en día es un recurso habitual. La película se presentó en Cannes y fue número 1 de taquilla en su estreno. Sin embargo, no logró una gran recaudación en Estados Unidos y fueron la taquilla internacional y las ventas de video y televisión las que le salvaron del desastre financiero. Tal vez tuvieron que ver en esto las malas críticas que recibió. Lucas estaba convencido de que la crítica le tenía manía y no dudo en demostrarlo poniéndole el nombre de la crítica Kael a uno de los villanos del film, mientras que el dragón de dos cabezas que aparece se llama Sispert en honor a Siskel y Ebert. Willow tuvo sus adaptaciones en cómic, videojuego, juego de mesa y hasta una trilogía de libros en la que participó el propio Lucas y que extiende el universo mostrado en el film.
Apolo 13 (1995)
Howard seguía demostrando su versatilidad con una comedia como “Dulce hogar… ¡a veces!”, protagonizada por Steve Martin, luego una de catástrofes, “Llamaradas”, después la romántica “Un horizonte muy lejano” con Tom Cruise y Nicole Kidman y sobre el periodismo en “The paper (Detrás de la noticia)”. Pero sería la aventura espacial en forma de docudrama “Apolo 13” el verdadero éxito del director. En 1994 el astronauta James Lovell y el periodista Jeffrey Kluger narraban la fallida misión de 1970 del Apolo 13 en un libro y, antes de terminar el mismo, ya habían vendido los derechos de adaptación al cine. John Travolta fue el primero al que se le propuso interpretar al astronauta protagonista, pero lo rechazó. Tom Hanks empezó a interesarse por la historia y, teniendo en cuenta que Howard fue el director que le dio su primer papel importante, y que el actor estaba en la cima de su carrera tras haber ganado 2 Oscars consecutivos en las dos últimas ediciones por “Philadelphia” y “Forrest Gump”, el papel era suyo. Ron Howard decidió no utilizar ningún tipo de grabaciones de archivo, que todo el contenido fuera original, construyendo convincentes réplicas así como restaurando el módulo de pilotaje del Apolo 13, aunque modificado para que las distintas partes que lo componen fueran móviles y resultara más fácil situar la cámara. Ron se anticipó al problema que sería rodar la ingravidez de forma convincente y consultó a Spielberg cual podría ser el mejor método. Éste sugirió el uso de un avión Boeing KC-135 que es el mismo que utiliza la NASA para entrenar a sus futuros astronautas y que permite crear unos segundos de ingravidez. Hanks explicaría que esta idea convirtió un penoso rodaje por culpa de los incómodos arneses para estas tomas se convirtió en una experiencia magnífica. Kevin Bacon y Bill Paxton fueron los otros actores elegidos para interpretar a los astronautas de la misión y, junto al protagonista de “Forrest Gump”, se formaron en el campamento de entrenamiento de Alabama donde se preparan los astronautas siguiendo las instrucciones de Lovell y de David Scott, comandante del Apolo 15. Siguieron la misma formación física que los astronautas reales e incluso aprendieron la utilidad de los cerca de 500 botones, palancas y otros dispositivos utilizados para manejar una nave. Después se trasladaron al Centro Espacial Lyndon B. Johnson en Houston donde continuaron con su entrenamiento incluyendo vuelos probando la ingravidez en los KC-135. Dado que la ingravidez duraba unos 25 segundos debieron realizarse 612 tomas para crear las casi 4 horas de metraje. Mientras tanto, Ed Harris y los demás actores encargados de retratar los controles de vuelo se apuntaron a una escuela de control de vuelo dirigida por Gerry Griffin, uno de los directores de vuelo del Apolo 13. También estudiaron montones de cintas con grabaciones y transcripciones de la NASA narrando lo sucedido. Todos estos esfuerzos valieron para crear una gran película que logró una magnífica taquilla, entusiasmó a la crítica y triunfó en la temporada de premios, ganando el SAG, logrando 2 Bafta de 5 nominaciones, 4 nominaciones a los Globos de Oro y 9 nominaciones a los Oscar, incluyendo el de mejor película. Eso si, a pesar de tantos premios y nominaciones, la Academia no se acordó de Howard como uno de los mejores directores del año y la película se tuvo que conformar con 2 estatuillas doradas ante el gran dominio ese año de “Braveheart”. Años después se resarciría en uno de los premios más discutidos de los últimos 20 años.
Una mente maravillosa (2001)
No fueron demasiado destacables las siguientes películas de Howard, una de intriga con Mel Gibson, una comedia con Matthew McConaughey y la fábula navideña “El grinch”, protagonizada por Jim Carrey. De todas formas, la de Gibson y, sobre todo, la de Carrey sí que funcionaron muy bien en taquilla, pero el gran éxito de Ronnie llegaría con “Una mente maravillosa”. El proyecto llegó a él a través de Brian Grazer que, tras leer un fragmento del libro en el que se basa la película en Vanity Fair, se lanzó a conseguir los derechos de adaptación al cine. En un primer momento, Howard rechazó el encargo por otros compromisos, y el productor contaría después que muchos directores de prestigio le llamaron para explicarle sus puntos de vista de la historia. El que más interesante le pareció resultó no estar disponible antes que Howard, así que Grazer volvió a ofrecerle el proyecto y Ron aceptó. Para adaptar la historia eligió al guionista Akiva Goldsman, el que mayor pasión por el proyecto le mostró de todos los entrevistados, y este repondió aportando interesantes ideas sobre el punto de vista luego adoptadas por el director. Un profesor de Matemáticas fue otro de los colaboradores, en este caso para asegurarse de que las fórmulas y ecuaciones que aparecerían tenían sentido, siendo el doble de manos del protagonista cuando éste escribía algunas de las ecuaciones. El propio Nash también visitó el set de rodaje y Russell quedó impresionado con sus movimientos de manos, intentando imitarle en el film. Importante fue también la labor del maquillador Greg Cannon, que ya había trabajado a las órdenes de Howard en "Cocoon". Su tarea principal fue la de simular el envejecimiento del protagonista pero, por petición de Russell Crowe, también se encargó de simular los rasgos del verdadero John Nash. Antes de contratar a Crowe y a Jennifer Connelly, los productores consideraron muchos otros actores y actrices. Parte de las críticas más severas contra la película se quejaron de la falta de rigurosidad respecto a la vida real de Nash. Muchas concesiones se hicieron para lograr hacer más cinematográfica la enfermedad mental de Nash. A pesar de estas quejas, los comentarios críticos fueron, en general, bastante positivos, mientras que la taquilla también funcionó muy bien. En la temporada de premios superó a "Apolo 13" como la película mejor valorada de Howard, ganando 2 premios Bafta para sus actores, 4 Globos de Oro incluyendo mejor drama y 4 Oscars de 8 nominaciones, los de mejor actriz de reparto, mejor guion y mejor película y director que se convirtieron en los dos primeros premios de la Academia para Ron Howard.
El código Da Vinci (2006)
La asociación entre Russell Crowe y Ron Howard funcionó bien y repitieron éxito en “Cinderella Man”, nominada a 3 Oscars. Y entre las dos películas con Crowe, Howard rodó un western con Cate Blanchet, “Desapariciones”, que recuerda a “Centauros del desierto”. Tras estas, llegó el turno de afrontar su proyecto más controvertido, la adaptación del bestseller de Dan Brown “El código Da Vinci”. Si ya el libro había sido polémico, al tratar el mismo tema en una superproducción de Hollywood todo se amplificó, pues las críticas y teorías conspirativas contra la Iglesia Católica no sentaban muy bien en ciertos sectores, aunque se tratara de una obra de ficción. Los productores sabían esto, pero no dudaron en usarlo en su favor para lograr una mayor publicidad que ayudara a recuperar la inversión. Por ejemplo, sólo por los derechos de adaptación, Brian Grazer, Ron Howard y John Calley gastaron 6 millones de dólares. Calley fue el primero en negociar los derechos y, cuando los jefes de Imagine Entertainment le propusieron unirse a él, aceptó encantado pues admiraba varias películas de Howard. Así que, antes incluso de empezar el rodaje, ya lanzaron un primer trailer promocional donde aparecían unos misteriosos símbolos ocultos donde luego se descubría que era el cuadro de “La Mona Lisa”. Para elaborar la adaptación, los productores decidieron contar, una vez más, con Akiva Goldsman que, a pesar de su experiencia, se sintió algo abrumado por la tarea al principio. Una vez completado el guion, el siguiente paso era encontrar al casting adecuado. Para dar vida a Robert Langdon el elegido fue Tom Hanks que, aunque llevaba casi una década sin trabajar con Howard, había desarrollado una relación de amistad con el director que le hizo estar al tanto de la producción desde sus orígenes, así que no fue difícil convencerle. Hanks estaba encantado de trabajar de nuevo con el director de “Apolo 13” y el personaje le parecía un reto muy atractivo. Audrey Tautou fue la elegida para dar vida a la protagonista femenina. Otro aspecto, que complicó la producción, fue el rodaje en lugares emblemáticos. Lograron el permiso para rodar en el Louvre (aunque también recrearon sus galerías en estudio con réplicas de los cuadros para no deteriorar los originales con la luz de los focos usados en la grabación), pero no pudieron rodar en la Abadía de Westminster ni en la Iglesia de Saint Suplice. La primera la sustituyeron por otras dos catedrales británicas, mientras que la segunda fue recreada digitalmente, aunque un error de unos centímetros en los cálculos de donde debía situarse el set complicaron mucho esta última tarea. Una de las catedrales utilizadas durante cuatro días de rodaje tuvo que silenciar sus campanas por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial y cerrar completamente el acceso para poder rodar con tranquilidad. Fuera del set, se produjeron varias protestas por el “uso blasfemo de un lugar sagrado recreando un libro lleno de herejías” según declaraba una de las manifestantes. Tras el estreno, hubo muchas más protestas. El Vaticano, a través del Secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, llamó al boicot de la película al considerarla llena de calumnias, ofensas y errores históricos y teológicos. El Opus también protestó por aparecer como los malos de la película. Además, la censura impidió su estreno en varios países. En China sí se estrenó pero, después de unos días, las protestas de los grupos católicos del país lograron que se cancelara su distribución. En la India se estrenó sólo en algunas regiones y con la categoría de sólo adultos y un aviso al comienzo dejando claro que todo era pura ficción. Tras su presentación en Cannes, aparecieron otro tipo de críticas sobre la calidad del film aunque no impidieron que se convirtiera en un tremendo éxito de taquilla. La más grande lograda tanto por Tom Hanks como actor como por Ron Howard de director. Ante tal éxito, poco importó que no gustara a parte de la crítica y que incluso Ron Howard estuviera nominado como peor director en los Razzie.
Rush (2013)
Tras el éxito de “El código da Vinci” recuperó el apoyo de la crítica con “El desafío (Frost contra Nixon)”, por la que estuvo nominado como mejor director en los Globos de Oro y los Oscar. Luego se encargó de la secuela “Ángeles y demonios”, de nuevo con Hanks haciendo de Robert Langdon, película que también funcionó en taquilla y estuvo algo mejor valorada que su predecesora. Después llegó una poco destacable comedia con Vince Vaughn. Mientras tanto, el guionista británico Peter Morgan, apreciado internacionalmente por guiones como “El último rey de Escocia”, “The Queen” o “El desafío (Frost contra Nixon)”, empezó a pensar que la emocionante rivalidad entre James Hunt y Niki Lauda en el campeonato de Fórmula 1 de 1976 era una historia muy interesante de narrar y que trascendía las páginas deportivas. El escritor, que está casado con una austríaca y vive en Viena, se acercó a Lauda para contarle su idea de crear un guion cinematográfico con el relato de ese año. Al ex piloto le pareció buena idea y le proporcionó valiosísima información durante la etapa de escritura del guion. Con el texto escrito llegó el momento de buscar financiación para hacer realidad el proyecto por lo que se puso en contacto con los productores Andrew Eaton y Eric Fellner. Este último acababa de financiar el exitoso documental “Senna”. Lo siguiente era encontrar director y pensaron que el ideal iba a ser Ron Howard. Este aceptó, tras haber quedado encantado con su anterior colaboración con el guionista, y también porque le entusiasmó la historia y los personajes. El siguiente paso era encontrar a los actores que encarnarían a los pilotos. El elegido para interpretar a James Hunt fue Chris Hemsworth. Howard lo había visto en "Star Trek" y "Hulk", aunque no lo conocía personalmente y quería probar su valía como Hunt en una audición. Tras verlo decidió que era la persona perfecta, aunque como Hemsworth estaba en pleno rodaje de “Los vengadores” sólo vio una cinta que grabó el actor desde allí. Una vez contratado el actor se puso a investigar a Hunt a través de biografías, grabaciones, entrevistas e incluso hablando con gente que lo había conocido, encontrándose con una personalidad fascinante. Cuanto más investigaba, más interesante le parecía, hallando ciertas contradicciones, una dualidad de carácter, que lo hacían aún más atractivo para el actor. Y la otra pieza del puzzle era el encargado de interpretar a Niki Lauda. En este caso, contaron con el propio expiloto como colaborador de la película. Howard se sorprendió mucho al conocerlo, comparándolo con los astronautas que había colaborado en “Apolo 13”. El elegido para este rol fue el hispanogermano Daniel Brühl. A Howard le resultó una decisión fácil, pues pensaba que era un actor camaleónico, al que le encanta desarrollar personajes, con gran talento para imitar el acento austriaco y físicamente adecuado para parecerse a Lauda de joven. Brühl, por su parte, se sintió algo intimidado en un primer momento. Conocía bien a la leyenda de la Fórmula 1, muy presente en Alemania por seguir apareciendo en pantalla como comentarista, y no era capaz de encontrar ningún parecido con el. Así que se sorprendió mucho al saber que era el elegido del casting, y pronto se puso a trabajar viendo videos y leyendo entrevistas. Cuando llegó el momento de conocerse, el actor explicó al antiguo piloto lo difícil de la tarea por ser Lauda un personaje público que sigue apareciendo por televisión, con lo que la gente sabe como es y como habla. Los dos actores se encontraron muy cómodos trabajando juntos, en un rodaje llevado a cabo en el Reino Unido, Alemania y Austria, incluyendo el famoso circuito de Nürburgring, el lugar donde Lauda sufrió su terrible accidente. Ron no dudó en comparar la experiencia de rodar en tal lugar con la de hacerlo en la NASA o el Louvre. Y aunque era novato en el mundo de las carreras de Fórmula 1, logró captar la emoción de las pruebas de manera notable. Para ello tuvo que ingeniárselas para colocar cámaras en todo tipo de lugares, teniendo en cuenta que muchas de las tomas a las que estamos acostumbrados en la actualidad no eran tan fáciles de recrear con los coches de la época pues, además de varias maquetas, también utilizaron coches reales que se conservan de aquellos años. El resultado es magnífico dando lugar a una de las mejores películas del director, bien valorada por la crítica, aunque no logró la taquilla de otras veces y además se quedó a las puertas de los Oscar tras no lograr siquiera la merecida nominación a Daniel Brühl, el mejor del film. Sí estuvo presente en los SAG y en los Globos de Oro, donde la película también fue nominada como mejor drama.
Ron Howard sigue muy presente en la industria, tanto como productor como de director. Volvió a trabajar con Chris Hemsworth en “En el corazón del mar”, basada en la historia real que inspiró Moby Dick. Ahora estrena la tercera parte de la saga de Robert Langdon y seguirá dirigiendo interesantes películas en el futuro. La siguiente podría ser “The girl before”, basada en una novela de J. P. Delaney, o tal vez se quede simplemente como productor junto a su amigo Brian Grazer, tal y como pasó con la primera parte de la saga de “La torre oscura”.
Tu primo.
Email_Galicia