"La vida y películas de Kurosawa y Mifune. El emperador y el lobo"
Título:"La vida y películas de Kurosawa y Mifune. El emperador y el lobo"
Autor: Stuart Galbraith IV
PVP: 25,50
Editorial TB
(Nota de la Redacción) Los libros dedicados a estos dos "monstruos" del cine oriental son muy pocos a pesar de que su influencia y sus historias son muy atractivas. Este libro es un trabajo serio y excelente para entender a dos de los más grandes. Se recogen sus principales películas y sobre todo se indaga en sus vidas, extrañas, a veces torturadas y siempre geniales. Japón sigue siendo un misterio para muchos occidentales y no falta el entorno ambiental en el que ambos se movieron. Para nosotros ha sido un placer disponer de este trabajo ya que en español apenas se puede leer algo interesante y ameno sobre ellos.
Te ofrecemos una parte de la introducción y también del primer capítulo porque ayudan a enfocar perfectamente el tipo de obra ante la que estamos.
1. FRAGMENTOS
Uno de los efectos de la II Guerra Mundial, a menudo ignorado por los norteamericanos y personas de otras partes del mundo que surgieron de ella relativamente indemnes, fue la devastadora pérdida de Historia. Edificios con siglos de antigüedad y de gran belleza arquitectónica fueron bombardeados y aniquilados, cuadros de grandes maestros reducidos a cenizas. Miles de películas, todas producidas y almacenadas en material de nitrato altamente inflamable, ardieron por completo y se perdieron para siempre. Documentos históricos -partidas de nacimiento, diplomas universitarios, informes médicos, certificados de propiedades inmobiliarias, cuentas bancarias, cartas personales y fotografías- también se perdieron.
En el último año de la guerra, Japón fue casi reducido a la nada. Las fuerzas aliadas empezaron a arrojar sus bombas el 15 de junio de 1944, desde los B-29 Superfortresses que despegaban de las bases de las islas Marianas. A principios de 1945, cada avión podía arrojar hasta diez toneladas de explosivos, y en un único ataque podían participar hasta 600 bombarderos. Se desarrollaron bombas incendiarias especiales que provocaban incendios muy difíciles de apagar en sus objetivos. Yokohama, la ciudad portuaria adyacente a Tokio, fue casi totalmente destruida en un solo ataque y apenas se necesitaron tres raids importantes para aplastar el corazón de Tokio. Antes del lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, más de mil aviones aliados hacían incursiones diarias. Hacia el final de la guerra, sesenta de las ciudades predominantemente industriales del país habían quedado aniquiladas. Murieron un millón y medio de soldados japoneses y varias generaciones de hombres fueron prácticamente borrados del mapa. El número de bajas civiles nunca se llegó a calcular porque todos los recuentos de muertos civiles fueron destruidos en los bombardeos.
Akira Kurosawa, Toshiro Mifune y sus familias no permanecieron al margen de esto. Kurosawa vivía en la zona de Ebisu, en Shibuya-ku, en Tokio, durante la guerra, y cuando los bombardeos aliados se intensificaron, se trasladó a la calma relativa del barrio occidental de Setagaya, cerca de los estudios Toho, donde trabajaba. Al día siguiente, su casa se incendió, y las fotos de su boda se perdieron menos de veinticuatro horas después de que se hubiera casado.
Mifune nació y creció en China. La paz relativa de su infancia dio un vuelco después de que los japoneses invadieran Manchuria en 1931, y la discordia empeoró al estallar la lucha el 7 de julio de 1937, en el puente de Marco Polo en Peiping; luego, las atrocidades contra ciudadanos chinos empezaron en serio. Pasó más de cinco años en la Fuerza Aérea Imperial japonesa y, aunque no entró en combate, perdió a muchos amigos durante la guerra y entrenó a incontables personas para enfrentarse a lo que sin duda significaba la muerte. Cuando la lucha acabó y él fue licenciado, Mifune se quedó sin nada más que la ropa que llevaba puesta.
Los datos que quedan de los primeros años de las vidas de Akira Kurosawa y de Toshiro Mifune son fragmentarios. Hasta que comenzaron sus respectivas carreras cinematográficas, ambos a la edad de veintiséis años, sus historias se componen básicamente de sus recuerdos personales. La mayoría de sus parientes, incluidos los hermanos de Kurosawa, han muerto, y sus compañeros de clase han fallecido o están diseminados por toda Asia. En los libros sobre Kurosawa o Mifune publicados en Japón después de su muerte, la información sobre los primeros años de sus vidas sigue siendo escasa. La mayoría de lo que he escrito sobre la infancia de Kurosawa y los primeros años de su edad adulta, por ejemplo, lo he sacado de las anécdotas que él reunió para su autobiografía. En lo que respecta a Mifune, rara vez hablaba de su niñez; no se ha hablado de los años antes de que entrara en los estudios Toho ni siquiera en los libros japoneses acerca de él, apenas una frase o dos.
Me encanta Kurosawa, tenía muchas ganas de volver a saber de él. Ayer mismo me vi otra vez Los sueños. Pondré este libro en mi lista de pendientes. Muchas gracias.