Cine en serie: "Guerra y paz", la BBC se luce en la Rusia más aristocrática
Querido Teo:
“Guerra y paz” se ha convertido en una de las producciones más estimulantes de la temporada televisiva por calidad, empaque y reinvención al tiempo actual de un clásico entre los clásicos de la literatura rusa. Con sólo “Anna Karenina” y “Guerra y paz”, León Tolstói se ha asegurado ser uno de los nombres literarios de cabecera a los que adaptar de generación en generación. Además de las películas de 1956 y 1966, “Guerra y paz” ya tuvo versión televisiva en una producción de la BBC de 20 capítulos y que brindó a Anthony Hopkins un Bafta por su trabajo. Ahora la cadena ha vuelto a ofrecer una nueva adaptación (en este caso de ocho capítulos) que comprime pero saca todo el juego a esta historia de amor, ambición, perdón, poder y guerra en la Rusia amenazada por la invasión napoleónica con una ambientación exquisita, un ritmo que no decae en ningún momento y un reparto actoral en estado de gracia.
Como bien es sabido la historia se vertebra en tres personajes que acaban conectando entre sí. El atolondrado e ingenuo Pierre Bezukhov (que acaba heredando el título de conde superando una estratagema mezquina), la luminosa Natasha Rostova (hija de unos condes venidos a menos) y el príncipe Andrei Bolkonsky, joven viudo criado por la guerra que tras probar la gloria militar (y unas heridas que casi le llevan a la muerte) encuentra el amor puro en la joven Natasha. Pierre y Andrei son amigos, al igual que Pierre y Natasha, pero nunca rivalizarán por un amor que hace que estos dos hombres queden fascinados por la belleza pura y serena de la hija de los Rostov. Será la diferencia de clases, la lucha de poder, un año de separación, la caída en desgracia en linaje y riqueza y una Rusia que antepone su apabullante esplendor entre bailes y braguetazos dinásticos a las ansias megalómanas de Napoleón las que acaban complicando todo separando a los tres personajes haciendo que el orgullo, el honor y las apariencias les acabe minando más que otra cosa.
Un reparto en su mayoría británico da el empaque necesario a esta producción que concede el personaje protagonista a un Paul Dano que no tenía más que recibir un rol como el de Bezukhov para confirmar así también su enorme talento y versatilidad en un tipo que encuentra un gran poder nobiliario sin pretenderlo (hijo bastardo de uno de los hombres más ricos de Rusia) y que desea hacer el bien a los demás abrazando la masonería y las ideas revolucionarias de Napoleón, hasta verse desengañado por el arrase que pretende hacer el general del pueblo ruso. El ideal romántico aparece encarnado en James Norton (“Happy Valley”) y Lily James (“Downton Abbey”), dos actores en alza gracias a la televisión británica y que imprimen belleza y pureza idealista a un amor intenso más allá de los reproches y convenciones sociales que intentan resquebrajarlo.
El reparto también está lleno de jóvenes actores prometedores como Jack Lowden (Nikolai Rostov), Aneurin Barnard (Boris Drubetskoy), Callum Turner (Anatole Kuragin) y Tom Burke (Fedya Dolokhov). A destacar el recorrido del personaje de Jessie Buckley (Marya Bolkonskaya), abnegada hija enterrada en su vida por el desprecio de su padre, la sed de ambición malsana de Tuppence Middleton (Helene Bezukhova) y el revulsivo cómico que supone ver Adrian Edmonson y Greta Scacchi como los padres de Natasha y Nikolai anteponiendo la unión familiar a cualquier desventura. El reparto se completa con secundarios de altura como Jim Broadbent, Brian Cox, Stephen Rea o Gillian Armstrong que, no obstante, ven como el reparto de jóvenes acaba irrumpiendo con frescura y determinación siendo los mejor parados de esta versión ampulosa pero nunca barroca (rodada en Lituania, Letonia y Rusia), coral pero siempre entendible, literaria pero fresca y actual para el público del siglo XXI todavía deseoso de grandes épicas bélicas y románticas.
Tom Harper (“La mujer de negro: El ángel de la muerte”) en la dirección y el veterano Andrew Davies (ganador de 2 Emmys por “House of cards” en 1991 y “Little Dorrit” en 2009) en el guión (que declaró que no había leído la novela pero que la anterior versión de la BBC le pareció un tostón) se echan sobre sus espaldas el peso de la obra de Tolstói en una de las adaptaciones más impecables que ha dado en los últimos años la siempre efectiva BBC, quitando paja y diatribas filosóficas y expresionistas para centrarse en el trío protagonista y en los sentimientos y motivaciones que los mueven. Todo reduciéndolo a una miniserie de seis horas y media que abre un nuevo filón a la hora de revisitar a un clásico y que, sobre todo, demuestra el hecho de que década tras década la hornada de intérpretes británicos (tanto consolidados como nuevas revelaciones) son siempre una garantía pasando de Shakespeare a Tolstói con una facilidad pasmosa y creyéndotelos como partes de esas dinastías aristocráticas que vieron el principio del fin de sus derechos y estatus cuando Napoleón arrasó con todo, haciendo especial mención a la batalla de Borodino, hasta que éste y su ejército fueron derrotados por el frío.
“Guerra y paz” es una de las apuestas más destacables de esta temporada, ideal para disfrutar de un maratón este verano que sirva como preámbulo a unas nominaciones de los Emmy que a buen seguro la tendrán muy en cuenta en las categorías pertenecientes a la rama de miniserie o telefilm tanto en la parte actoral como en los apartados técnicos y creativos. Uno de los títulos más sobresalientes de la parrilla televisiva de esta campaña que ya termina.
Nacho Gonzalo