Cannes 2016: El top 10 de lo visto en el Festival
Querido Teo:
Es el momento de ir encarando la espera del palmarés del Festival de Cannes 2016 que llegará este domingo a partir de las 19:00h. Un año con las apuestas bastante abiertas ya que no ha existido esa película que por unanimidad haya dado el puñetazo en la mesa de cara a inclinar la balanza a su favor. Eso sí, por lo general ha habido un nivel medio más que aceptable (salvo las decepciones de Sean Penn, Nicolas Winding Refn, Olivier Assayas y los Dardenne) y este año han destacado los personajes femeninos (la competencia de mejor actriz tiene mucho más nombres que la masculina), las cintas de larga duración (algunas de las mejor valoradas superan las dos horas y media) y las sorpresas encontradas en las secciones paralelas. Aunque no las haya incluido en el top 10 no quiero dejar de dar menciones especiales a “Loving” (sección oficial), “Paterson” (sección oficial), “Money monster” (fuera de concurso), “Eshtebak” (Una cierta mirada), “Beyond the mountains and hills” (Una cierta mirada), “La larga noche de Francisco Sanctis” (Una cierta mirada), “The happiest day in the life of Olli Mäki” (Una cierta mirada) y “Sweet dreams” (Quincena de Realizadores).
Una cierta mirada. No provocaba que tuviéramos las mejores expectativas una cinta cuyas intervenciones del protagonista eran principalmente citaciones textuales de los textos bíblicos. Aun así, nos produjo inquietud e interés la historia historia sobre un joven fanático de los versículos religiosos que empieza a cuestionar a su familia, compañeros y profesores sobre el uso de moral y buenas costumbres que se debería de seguir siempre con la Biblia en la mano para cimentar sus afirmaciones. Una cinta que lleva a un ámbito cotidiano y muy cercano el tema de los extremismos religiosos de los que siempre se habla a efectos de terrorismo. A destacar el subtexto romántico y dependencia de este “líder mesiánico” con un compañero de clase y los debates entre fe y ciencia que se generan en el claustro de profesores.
Una cierta mirada. El mejor cine indie USA tocó a nuestra puerta con una historia que, a su manera, no oculta el intento de seguir la senda de éxitos capitales de esta nueva edad del cine contemporáneo en Estados Unidos representado por títulos como “Pequeña Miss Sunshine”. Una cinta refrescante que maneja muy bien el tono del cine “indie” USA y que se hace preguntas sobre la paternidad, la protección mal entendida, las rutinas de la sociedad, los peligros de quedar incomunicados no a nivel de conocimiento teórico pero sí de inteligencia emocional con el mundo o, sobre todo, la ruptura de prejuicios y dogmas y más cuando no es sólo la vida de una persona la que está en juego. Una película muy disfrutable con un reparto bien conjuntado y entregado encabezado por un pletórico Viggo Mortensen en un guión tendente a la réplica ingeniosa logrando que, aunque navegue por algunos patrones establecidos como el inevitable enfrentamiento con la familia de la mujer del protagonista por ver cuál es el mejor futuro para los críos, no de en ningún momento sensación de repetición con alguna otra película. Huele a éxito de boca-oreja ya que el fresco guión, los personajes empáticos y los guiños musicales hacen el resto.
Sección oficial. Y una de las sorpresas llegó al final. El último día a competición Paul Verhoeven volvía a concursar por una Palma de Oro a la que sólo llegó a optar en su momento por “Instinto básico”. El tiempo ha pasado irremediablemente y no ha tratado muy bien la carrera del director holandés. En este certamen, uno de los aciertos de la por otro lado criticada selección no ha sido otro que estar al quite del “comeback” de Verhoeven con una cinta que recupera el thriller noir y erótico noventero. Lo hace con una Isabelle Huppert que lo da todo en su papel de ejecutiva tan dominadora en apariencia como adicta a la sumisión y al peligro. Un cierre perfecto siendo un disfrute adictivo e irónico y un retorcido juego con ecos a Haneke pero también al espíritu desinhibido “pulp noir” para poder disfrutarla en casa con unas birras con amigos pero también respetando al sello de autor marca Verhoeven.
Una cierta mirada. Hirokazu Kore-eda es uno de esos grandes nombres que perfectamente podrían haber estado en la sección oficial, en este caso tanto por prestigio como por calidad de su nuevo trabajo. Tras la decepción que nos supuso “Nuestra hermana pequeña”, por todo lo que tenía de azucarada y pastelosa, Kore-eda vuelve al tono de sus trabajos mejor valoradas con una historia cotidiana de familia. Un matrimonio separado, el crío que tienen en común y una abuela robaescenas. Todos ellos acaban confluyendo en una noche de tifón tormentoso en el que el padre de familia intentará reconectar con todos ellos tras un periodo en el que ha ido de “bala perdida”. Una película amable, tierna, efectiva y resultona que conquistará al público fiel del realizador en una propuesta que es una de las más sencillas del director pero también de las mejor definidas y, sobre todo, divertidas de Kore-eda debido al tono ingenioso, esperanzador y redentor que tiene en todo momento.
6º "Juste la fin du monde (It´s only the end of the world)"
Sección oficial. Cualquier película presentada por Xavier Dolan se ha convertido en un acontecimiento y más cuan do es en Cannes. Tras su “Mommy”, la confirmación y perfeccionamiento de un estilo demostrado en su todavía breve pero fulgurante carrera, se ha tomado un respiro para adaptar una obra de teatro que bebe mucho de Tennessee Williams o de otras más recientes como el “Agosto” de Tracy Letts. La cinta no precisa más que un guión de emociones soterradas, unos personajes verborreicos e histéricos pero que son pura fachada, el estilo genuino de Dolan que no renuncia a él aunque ahora tenga que manejarse en un espacio más cerrado, y un quinteto actoral de altura para conformar una de las cintas más destacadas pero que también más división de opiniones han generado. Su principal problema que el tensar tanto el calibre actoral puede provocar irritación y rechazo en el espectador ante semejante choque de trenes, pero nosotros nos ponemos en un bando a favor, por su acierto a la hora de retratar tanto el amor como el reproche, lo que se dice y lo que no y, en definitiva, debido a ello, la banalidad del entorno que construimos a nuestro alrededor.
Sección oficial. Fue la primera película que vimos a competición y desde ese día ha estado en nuestro top de preferidas a pesar de tener un arranque de 15 minutos que puede irritar hasta el más paciente por ofrecernos un plano general en el cruce de una calle que es la nada más absoluta. la cinta gana en una conversación en el coche entre el médico protagonista (y catalizador del resto de personajes) y su mujer sobre una función escolar con la influencia de personajes Disney para después encerrarnos como auténticos voyeurs en un reducido piso con más afluencia que el metro en hora punta y en el que apenas hay cortes de montaje con personajes entrando y saliendo de las habitaciones, mas afanados en los preparativos del encuentro que en todo lo que tienen que contarse y que poco a poco va aflorando. Asfixiante pero revelador y cotidiano a la hora de mostrar a hijos, hermanos, amigos, parejas y hasta un cura ortodoxo en una cinta desarrollada en una jornada sabatina de reunión, de recuerdo ante el padre fallecido y de eclosión de reproches y derivas afectivas y politicas. Una cinta que cala, difícil de recomendar a un público más amplio, pero de indudable valor universal por lo bien que retrata ese sentimiento de reunión familiar debatiendo tanto en problemas rutinarios y personales como otros más globales como la amenaza del terrorismo con ataques como el 11-S, el del semanario Charlie Hebdo o el fanatismo religioso internacional.
Sección oficial. Lo comentábamos entre la prensa acreditada justo en un momento de bache de interés en el certamen. En Farhadi nos amparábamos a la hora de remontar el vuelo tras los fiascos de Winding Refn y Sean Penn y así fue. Sin llegar a la grandeza de “Nader y Simin, una separación”, pero agradeciendo que cambiara un poco el tercio en lo referente a sus dramas de pareja, estamos ante un ejercicio metateatral (el matrimonio forma parte de una compañía teatral que representa “Muerte de un viajante” de Arthur Miller) con tensión in crescendo y debate sobre ética, justicia, compasión y venganza ya que ante un determinado hecho que afecta a su mujer el marido termina generando a través de su forma de reaccionar un interesante debate al espectador, que logra superar el bache que tiene la película en su segundo acto, para explotar en unos soberbios últimos 45 minutos que son todo un homenaje al oficio de actor con un guión medido y absorbente con el que el intérprete puede lucirse en un duelo de altura. Un trabajo medido y efectivo, sin grandes alharacas, pero con hondura y poso.
Sección oficial. En su papel de Clara Sonia Braga logra, sin despeinarse, una de las mejores interpretaciones femeninas que este firmante considera haber visto. La película empieza reflejando la realidad de Brasil presentándonos a su personaje de joven en el cumpleaños de la tía Julia, para el caso una mujer tan fuerte, valiente, determinada y volcánica como en la que se convertirá su sobrina años después. Peso de la estirpe y la genética. Años después nos encontramos a una Clara sesentona, jubilada, viuda hace ya varios años atrás y con sus hijos criados y asentados, además de con las secuelas de un cáncer que hizo que le extirparan el pecho, presumiblemente, ya en su juventud como descubrimos en la escena inicial de la película. A pesar de ello no renunciará a su energía característica, ganas de vivir e inquietudes tanto culturales y musicales como relaciones personales, familiares e, incluso, sexuales en un momento de su vida en el que se le agolpan los recuerdos, no sólo los de su mente sino lo que le evocan objetos a su alrededor. Una mujer que a pesar del paso del tiempo y de parecer haber cumplido ya todo en su vida, ni por carácter ni por espíritu se resigna a ver la vida pasar, sobre todo cuando el piso en el que vive, perteneciente a un edificio llamado Aquarius situado en plena costa de la playa de Recife, es amenazado cuando un promotor se hace con todos los apartamentos menos el suyo. Esa lucha por defender lo que es suyo, y seguir siempre adelante sintiéndose viva bajo cualquier circunstancia brindan a Sonia Braga un papel que ella eleva a la máxima potencia en una interpretación que lo tiene todo y que brilla tanto en los momentos dramáticos como en los más ligeros y desenfadados que van de la mirada sincera, el sacrificio sin pedir nada a cambio, la lágrima amarga, la sonrisa contagiosa y la clase de una actriz que devora la película pero que también la acabe elevando y funcione por sí sola como retrato de las corrupciones de nuestro tiempo. Una de las proyecciones más satisfactorias y sorprendentes de todo el certamen.
Sección oficial. Tras sus intensos dramas ahora Andrea Arnold ha sorprendido con una oda a la juventud libre, hedonista y salvaje que ya han intentado retratar Larry Clarke o Harmony Korine, aquí con ecos a “Bonnie y Clyde”. Una road trip muy actual, que arranca con un tema de Rihanna en el supermercado y tiene con la música a golpe de Spotify un personaje más y de espiral orgiástica por parte de una juventud que se siente auténtica y capaz de cambiar las cosas que se proponga sin ataduras ni sacrificios. Y es que la protagonista, una joven de 18 años perteneciente a la clásica familia desestructurada, acaba prendada del estilo de vida hippy y alternativo de este grupo cuando los conoce en un supermercado; formando parte de ellos, disfrutando y sintiéndose únicos en este ambiente de camaradería en el que afloran rencillas y sobre todo instintos pasionales, todos ellos estructurados en plan comuna en base al objetivo de “la abeja reina”. La América más libre pero también la más prostituida por la ambición y la codicia en una propuesta en la que destaca la brutal química de Sasha Lane y de Shia LaBeouf. Andrea Arnold lleva a cabo una cinta tan dura como esperanzada porque, en definitiva, la juventud es la que tiene capacidad para mover el mundo y algo tiene en esta película de que, a pesar de todas las dificultades y miseria, tienen capacidad y ganas para conseguirlo.
Sección oficial. La película que más cerca ha estado de ser el acontecimiento del Festival. No se esperaba mucho de la propuesta de Maren Ade pero, a pesar de sus tres horas y sus picos, valles y reiteraciones, la cinta ha sido la experiencia más disfrutable del certamen provocando risas y ovaciones durante la proyección, algo raras veces visto. Un guión que sabe sacar partido a las situaciones, algunas llegando a lo grotesco pero siendo creíble en todo momento y nada ridículo, y sobre todo debido al carisma de sus dos actores, Peter Simonischek, un sesentón con corpachón y con el suficiente corazón (aunque parezca en un momento que se pegue como una lapa impidiendo dejar a su hija ser libre) para ser la persona que le haga replantear a su hija las cosas importantes de la vida y, sobre todo, facilitando que se encuentre a sí misma intentando avanzar hacia la felicidad en el que un trabajo en una gran multinacional alemana en Bucarest le quita toda espontaneidad. A pesar de que Simonischek se lleva las risas desde la primera escena de la película, con esos dientes postizos que se quita y pone como seña característica, y quedando siempre patente la habilidad para disfrazarse del personaje, es Sandra Hüller la que crece como personaje y actriz convirtiéndose en el auténtico valor de una película, siempre sorprendente y que saca la risa sobre un trasfondo dramático, en una interpretación matizada, que va desde el aplomo con el que aborda su vertiente profesional hasta el punto desinhibido de interpretar con ganas de una canción de Whitney Houston o esa particular e improvisada fiesta nudista, hasta la vulnerabilidad que desprende en su relación con los demás personajes. Y sí, aunque la duración es excesiva, o el argumento visto en más de una dramedia USA, la clásica historia de autodescubrimiento paternofilial, la película nos gana con la misma honestidad y frescura con la que este padre intenta devolver a su hija a la senda de la felicidad creando ese entrañable personaje de Toni Erdmann entre lo pesado, ingenuo, pero claramente conciliador y catalizador. Un Pepito Grillo que se ha metido a todo el certamen en el bolsillo ya que este año, teniendo en cuenta lo difícil que es la unanimidad, nadie te puede hablar mal de ese tipo llamado Toni Erdmann ya imposible de olvidar.
Predicción Palmarés Cannes 2016
Palma de Oro a la mejor película: "Sieranevada" de Cristi Puiu
Gran Premio del Jurado: “Toni Erdmann" de Maren Ade
Premio del Jurado: "I, Daniel Blake" de Ken Loach
Director: Paul Verhoeven (Elle)
Actor: Adam Driver (Paterson)
Actriz: Sonia Braga (Aquarius)
Guión: Asghar Farhadi (The salesman)
Preferencias Palmarés Cannes 2016
Palma de Oro a la mejor película: "American honey" de Andrea Arnold
Gran Premio del Jurado: “Toni Erdmann" de Maren Ade
Premio del Jurado: "Sieranevada" de Cristi Puiu
Director: Paul Verhoeven (Elle)
Actor: Adam Driver (Paterson)
Actriz: Sonia Braga (Aquarius)
Guión: Asghar Farhadi (The salesman)
Nacho Gonzalo