"La invitación"

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El argumento: Will y Eden perdieron a su hijo años atrás. La tragedia afectó su relación de forma irreversible, hasta el punto de que ella desapareció de la noche a la mañana. Un día, Eden regresa a la ciudad; se ha vuelto a casar y en ella parece haber cambiado algo, convirtiéndola en una presencia inquietante e irreconocible incluso para Will.

Conviene ver: "La invitación" es uno de los ejercicios más estimulantes de este año en lo referente al cine de género en el que nada es lo que parece como que esta recomendable propuesta venga de la mano de Karyn Kusama, responsable de “Aeon Flux” o “Jennifer´s body”. Realidad o paranoia, tensión o trauma en un juego de roles a través de unos personajes que son puro misterio a pesar de la aparente calma y tranquilidad que desprenden. Es verdad que si hubiera sido más corta no hubiera pasado nada, y eso que dura poco más de hora y media. El motivo es que atrapa desde el principio (desde ese atropello del coyote que plantea el primer debate moral) y alarga demasiado la parte en la que intenta agobiar al espectador hasta el exceso dentro de las cuatro paredes de la casa para luego sorprender. La directora tenía claro que había que dibujar bien la situación, lo que empieza siendo una típica reunión de amigos que hace tiempo que no se ven acaba por llevarte hasta el extremo de la, podríamos decirlo así, claustrofobia y angustia de saber que está pasando algo, pero no sabes bien qué es, y quién está detrás, hasta la última parte del film donde a una velocidad trepidante pero bien estructurada empiezan a resolverse el enigma. Todo en esta película es coherente con lo planteado, cada personaje tiene su rol definido y en base a ello se van sucediendo los acontecimientos. Hay que destacar el eficaz reparto con un Logan Marshall-Green que es los ojos del espectador asistiendo a lo que le parece una realidad de ciencia ficción tras el trauma vivido junto a su pareja, la explosiva Tammy Blanchard, el casi mesiánico Michiel Huisman y el siempre inquietante y cada vez más recurrente John Carroll Lynch. Lo mejor, el impactante final. Redondo. En este caso, la escena final es totalmente necesaria y ahí acaba sin más parafernalias detrás, sumándose esta película a cintas como “La visita” o “Calle Cloverfield 10” que han dignificado esta temporada al género.

Conviene saber: Mejor película en el Festival de Sitges 2015.

La crítica le da un SIETE