"Carol"
La web oficial.
El argumento: Nueva York, años 50. Therese Belivet, una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird, una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre.
Conviene ver: "Carol" se presenta como la obra definitiva de Todd Haynes, un director esteta y sensible que mira atrás de la apariencia de una sociedad USA aparentemente satisfecha y feliz. En la cinta reside todo lo que conocemos de la obra de uno de los directores más pictóricos del cine contemporáneo. Continuando recordando a las pinturas de Edward Hopper encontramos el estilo clásico de la América que renace en el siglo XX que vimos en “Mildred Pierce” en plena depresión económica, el drama de pareja de adulterio y conflicto racial marcado por la moral de la época de “Lejos del cielo” y la volcánica pasión soterrada de “El fin del romance” que, a pesar de no ser de Haynes, sí que es referente para esta cinta que adapta una obra de Patricia Highsmith y que, quizás, sí que pule todas las características mencionadas pero con un ambiente cuidado, hermoso pero gélido que ha terminado lastrando a la cinta en la carrera de premios. The Weinstein Company ha apostado fuerte por un proyecto que, en su momento, incluso fue rechazado por los editores de la novela en la que se basa, ante su componente lésbico desarrollado en unas Navidades de la década de los 50 en los que surge el flechazo/fascinación entre una mujer casada y con posibles, que siempre luce su abrigo de visón y su clase evocadora, y una joven dependienta algo ingenua y parada que tiene como pasión la fotografía y un novio que no encuentra respuesta afirmativa a sus peticiones de matrimonio. Las dos tienen unas vidas más o menos estables, sobre todo la primera, ambas con pareja masculina, pero finalmente, sea fruto del amor real, la química que se establece entre ellas, o simplemente la insatisfacción, acaban manteniendo una relación furtiva marcada por las cortapisas de la época, atrayéndose entre ellas pero sin el empuje necesario para dar el paso y con las sospechas de un marido que sabe perfectamente esos juegos de seducción e inclinaciones sexuales que tiene su mujer, incluso no dudando en dejar a su familia al margen de todo ello y pasar la Navidad con una chica que no deja de ser una desconocida pero cuyo candor la hace maleable y nada perturbadora. Una historia narrada de manera cíclica con un largo flashback que nos muestra la relación de ese flirteo clandestino y en cómo afecta a la vida de ambas, si para una se antoja como un capricho lujurioso más, para la otra termina siendo un descubrimiento a un mundo en su camino hacia la madurez definitiva como mujer. Aunque al final sean sus hombres las que las “encaucen” en una época en el que “el desliz” no se contemplaba como alternativa. Patricia Highsmith estaría orgullosa tanto de la adaptación como del trabajo de Cate Blanchett (cada vez más clase personificada tanto fuera como dentro de la pantalla) y Rooney Mara (en un personaje que recuerda a los inicios del de Peggy Olson en “Mad Men” a la hora de descubrir el mundo que le rodea), aunque en algún momento nos extrañe verlas como pareja y ejerzan más el rol de señora y sirvienta, algo muy propio debido a la distinta clase social a la que pertenecen, por lo que en su relación nunca se las ve de igual a igual, más cuando todavía la pasión entre ellas de desata más de una manera sugerida que real. Eso sí, la delicada música de Carter Burwell, la brumosa fotografía de Edward Lachman, el descriptivo vestuario de Sandy Powell y el elegante diseño de producción están a la altura. Sarah Paulson es la confidente del personaje de Blanchett (en un personaje que sabe más de lo que expresa) y Kyle Chander el marido de ésta, en dos personajes breves pero catalizadores en la historia y testigos de esta relación, aunque ninguno de ellos tenga momentos para lucirse frente a las dos protagonistas. Una película bellísima en la que todo encaja como un reloj suizo y cada plano tiene sentido estando cuidado al detalle. Y es que, a pesar de que para algunos se quede en artificiosa y fría, la cinta termina siendo auténtica, honesta y muy real con los tiempos en los que se ambienta a la hora de retratar las motivaciones de estas dos mujeres. Una cinta que va calando y ganando en futuros visionados gracias al potente drama de una América conservadora y melancólica, de luz tenue y cristales empañados, con personajes entre la determinación y la vulnerabilidad. Toda una pieza de museo que también llega al alma y que revisita lo clásico para hacer un gran melodrama del cine contemporáneo.
Conviene saber: 6 nominaciones a los Oscar 2016.
La crítica le da un NUEVE
Maravillosa. Un clasico desde ya.
Pues yo me aburrí como una ostra
Yo estoy deseando verla, aunque con el mismo temor que con otras adaptaciones de novelas de Patricia Highsmith.
Tras bastantes años desde la primera lectura, leyéndola ahora de nuevo la encuentro más inocente que tiempo atrás (igual yo lo soy menos) pero tan fascinante como el resto de sus novelas de intriga (que leo una y otra vez) por lo que se refiere al perfilado psicológico de los personajes. Y esta mujer creo que lo lograba no tanto por explicarnos que hacen y dicen, como lo que sienten y piensan. Algo difícil de trasladar a la pantalla.
Exquisita, le cuesta un poco al principio pero te acaba atrapando. Está claro que el que haya vivido una historia de dos personas con bastantes años de diferencia la acaba sintiendo más. Los personajes están perfilados de manera sublime. El papel de Rooney Mara, de Óscar, lleno de matices, muy contenido. No es la mejor película del año para mí, pero que no esté entre las nominadas es difícil de explicar.