"El niño 44"

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El argumento: En la Rusia comunista, Leo Demidov es un guardia de seguridad y antiguo héroe de guerra que cree fervientemente en Stalin. Pero cuando investiga una serie de asesinatos de niños, el país lo releva de su cargo y lo aparta de la investigación para preservar la ilusión de una sociedad utópica libre de crimen. Demidov luchará entonces por encontrar la verdad tras estos asesinatos y la auténtica razón por la que el gobierno rehúsa reconocerlos. Por su parte su esposa es la única que permanece a su lado, aunque quizá ella oculta también sus propios secretos.

Conviene ver: "El niño 44" es un batiburrillo de cosas que no tira por la vertiente en la que mejor habría funcionado; el thriller político. Acaba siendo una historia de asesino sádico, inspirado en “el carnicero de Rostov” y que ya sirvió para el telefilm “Ciudadano X” de 1995, aunque aquí la acción se lleva de los 70 a varias décadas antes, drama romántico a lo “Doctor Zhivago”, espionaje y episodio histórico espoleado por su ambientación en la Rusia de Stalin. Además de las incongruencias en las motivaciones y decisiones de algunos de los protagonistas, la historia no carbura y termina siendo una apuesta torpe que no atrapa ya que los aspectos más interesantes y psicológicos, la mente del villano o la fina línea que tiene que surcar el personaje de Hardy, no están todo lo aprovechados que se debiera. Eso sí, cumple gracias a lo que siempre atrae ese entorno de espionajes, delaciones, acusaciones y suspense propia del cine de intriga con referencias hitchcockianas ambientándose en tres épocas; la Ucrania de finales de los 30, el dominio soviético en Berlín en los 40 y la Rusia de los 50. No es el mejor trabajo de Tom Hardy, algo perdido en la gama de emociones de su personaje, que tampoco tiene con Noomi Rapace la química que mantenían en “La entrega (The drop)” en su relación imprevista de encuentros y desencuentros. Una pena que se desperdicie un gran reparto porque tampoco Gary Oldman, Paddy Considine, Jason Clarke o Joel Kinnaman tienen mucho que hacer en unos personajes que, o bien no pueden lucirse, o son tan esquemáticos que ya se sabe por dónde van a ir. Una cinta con empaque pero que tampoco sobresale la media ante el rutinario trabajo del director y el deslavazado guión de Richard Price adaptando la novela de Tom Rob Smith demasiado preocupada por dar un tono occidentalizado a la historia y demasiado de manual, hecho que ni siquiera llega a mejorar un entrañable final que busca la lágrima sobre la bocina al no haber habido suficiente armazón emocional sobre el que sostenerse.

Conviene saber: Nuevo trabajo del sueco Daniel Espinosa (“Dinero fácil”, “El invitado”).

La crítica le da un CINCO