Cine en serie: "Wayward Pines", cuando Shyamalan encontró a Lynch
Querido Teo:
Si algo faltaba desde hace un tiempo en mi lista de series semanal (creo que he perdido la cuenta, dejé de contar al llegar a la número veinte) es una de esas de consultar foros, darse cabezazos y discutir sobre si los buenos son tales o no. Esa sensación al terminar de ver un episodio de "Perdidos" que no tenía desde..."Perdidos" y que alargaba la duración del episodio a lo que uno quisiese surfear por internet para ver las cábalas e historietas que unos y otros decían suponer de los números, el humo y todo ese imaginario "abramesco".
"Wayward Pines" no deja de ser un pueblecito de Idaho (no se cansarán de repetirlo) donde nuestro protagonista va a parar sin todavía saber muy bien cómo, bueno, sin saber muy bien nada de nada. Ethan Burke (Matt Dillon) es un agente del servicio secreto al cual se le asigna la tarea de encontrar a dos de sus compañeros desaparecidos en extrañas circunstancias. En su camino a desvelar los hechos, sufre un accidente de tráfico del que resulta muerto su acompañante y él malherido. Tras despertarse en el hospital de Wayward Pines (Idaho), intenta contactar con su familia y colegas pero le resulta imposible, además del hecho de no encontrar ni su documentación ni su teléfono, por lo que deberá moverse indocumentado, sin dinero y sin ningún tipo de contacto con el exterior.
Decide escapar del hospital al no sentirse seguro y visitar a los habitantes de esta extraña ciudad. Desde un primer momento, al conocer a Beverly (Juliette Lewis), Ethan descubre que algo raro pasa y que la supuesta tranquilidad del pueblo no es tal, unida a la total imposibilidad de conseguir hablar con alguien de fuera.
Con un reparto de excepción (Carla Gugino, Toby Jones, Shannyn Sossamon, Terrence Howard), a parte de los ya mencionados, "Wayward Pines" es una miniserie (por el momento) que se perfila ganadora de grandes premios y toda una agradable sorpresa en la parrilla actual. Destaca de ella la total indefensión del espectador desde el minuto cero en cuanto a poder prever lo que pasará y hacia dónde girará la historia. Jugando con lo que es real y con las (posibles) alucinaciones de su protagonista, esta serie basada en la novela "Pines" de Blake Crouch gusta de saltos entre pasado y presente y en el "fuera de juego" que supone no saber qué momento temporal estamos viendo en cada momento. Si a esto le añadimos que dentro del mismo pueblo parece haberse detenido el tiempo para sus habitantes, sólo podemos ver y esperar que la televisión nos lleve a un desenlace que se intuye apoteósico.
Pese a no aparecer en escena, por el momento, ningún enano (guiño), es evidente y claro para los críticos y espectadores que la influencia de David Lynch es latente. No sólo "Wayward Pines" nos puede parecer similar a "Twin Peaks" como pueblo típico americano con una población estrambótica que parece guardar cadáveres en su trastero o por el hecho del agente del orden que llega a un pueblo buscando pistas sobre una desaparición/asesinato, cierto regusto a lo onírico, el subconsciente, ciertos arquetipos (como la enfermera enfundada en su vestimenta años 60) o esa división tan clara de roles entre hombre y mujer, confluyen en el cine de Lynch y se empiezan a ver en la serie que te comento.
Además de eso, un visionado en detalle y muy concentrado te hará darte cuenta de mensajes subliminales y otros no tanto que tienen toda la pinta de unirse luego en un maquiavélico rompecabezas.
Es una de esas series (como el año pasado "True detective") que creo no te puedes perder y que planteará una serie de preguntas y discusiones de bar en las que mejor poder entrar habiéndola visto. El trabajo actoral es formidable y desprende una sensación de claustrofobia que conseguirá retenerte en el sillón de tu casa. Si a esto le sumamos que es una miniserie (libranos, oh señor, de las "series eternas") y que en breve la emitirán en España a través de Cuatro para deleite de todos aquellos que prefieren verla en castellano o al menos evitar la "vía rápida" de internet, no podemos más que observar como la lista de "pros" gana por goleada a los "contras". No sólo eso, la reinvención, esta vez para bien, de Night Shyamalan como productor y director del episodio piloto, nos devuelve la fe en un tipo que consiguió deslumbrarnos con "El sexto sentido" y que dilapidó su crédito bajando escalón a escalón con cada uno de sus nuevos trabajos. Esta vez parece regresar para bien en una serie que no te puedes perder.
David Volcano