El oso mitómano: Ovedito y los fantasmas de Hollywood

El oso mitómano: Ovedito y los fantasmas de Hollywood

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Querido Teo:

Hay que agarrar al toro por los cuernos. Dicen. Yo como soy un mitómano prefiero agarrar a Hollywood por sus estrellas. Y en el centro del universo de Hollywood sólo hay una meca: El teatro chino. Lo cierto es que se llama el teatro Grauman en honor a su creador, Syd Grauman, que inauguró este emblema del cine el 18 de Mayo de 1927.

Un mitómano como yo, lo único que éste ni era un oso y debía de tener más dinero. Porque más don de gente que yo, ni hablar. ¡Pero qué regustillo siente uno en medio de ese teatro que tantas veces has visto por televisión!. El aspecto casposo, los sintecho rondando y los autobuses de turistas son lo de menos. Lo más, las huellas de cemento con esos piececitos y esas manitas (también hay alguna que otra pezuña de caballo, la de Trigger, junto a las pistolas de Roy Rogers; la coleta de Whoopi Goldberg, ya sabes esa negrita tan simpática que dicen algunos; la silueta del puro de Groucho y otras frusilerías que hay grabadas en cemento y que rompen la monotonía) Y lo dicho, ese Syd, un forofo con suerte y dinero porque no se pierde una dedicatoria, eso sí, de las antiguas porque dile alguno de los niñatos que firman ahora en cemento que quién era el Grauman ese y verás la cara que se les queda.

Menos mal que los más nuevos, las estrellas de un día, suelen firmar en cemento cuando tienen una gran premiere que promocionar pero luego es como si se hubiera llevado el viento su recuerdo, subastado entre el mejor postor para la obra benéfica del día. Bueno, algunas como la de Johnny Depp se la ha ganado a pulso, que hay que atraer a las nuevas generaciones. Yo creo que es para que no se note mucho lo rápido que regurgita el Hollywood de hoy a sus nuevas estrellas. Nada que ver con esa Marilyn de antaño que todavía recordamos. ¡Que huellitas más pequeñitas que tenía!. Perdona que me ponga cursi pero esa es la frase más repetida que escuchas en esta plaza para mitómanos donde el segundo comentario más escuchado es “¡a ver cuándo se quita ese pesado que no me deja hacer la foto!”.

Yo me considero un oso con suerte y aunque en el teatro no dejan pasar más que perros guías y eso si me apuras yo me he podido colar varias veces y encima en premieres. ¡Si es que sé dónde arrimarme, por algo soy el oso de Raymundo Hollywood!. Sin ir más lejos la de "Watchmen" hace un par de meses y la de "Star Trek" hace unos días. Las butacas no son de lo mejor y encima es de los cines que te vende Pepsi y Pepsi, que esto es como las lentejas. Pero todavía conserva ese aire de misterio que unido a algún chicle pegado de antaño le da un sabor que, qué quieres que te diga, las mejores salas digitales no han podido reproducir todavía que por algo le llaman la magia del cine. Vamos que es fácil transportarse al día que este cine abrió sus puertas, nada menos que con “Rey de reyes”, un título propio de una sala real, y que provocó tal conmoción que un poco más y me tiran abajo el cine del follón que se montó cuando se agotaron las entradas. Claro que esto me lo han contado porque yo soy un oso venerable, pero no tan viejo. Que estoy hablando de un cine que costó dos millones de dólares y me dirás lo que construyes hoy con ese dinero. Eso sí, algo en común con la construcción de hoy en día: El "made in China" porque las pagodas y los artefactos que le dan nombre a esta sala están traídas nada menos que de China.

Se despide tu oso favorito.

Ovedito

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