San Sebastián 2014: Buenicio, premio Donostia 2014
Querido primo Teo:
Me ha correspondido el honor de escribir estas líneas con motivo del premio Donostia que recibe este viernes Benicio del Toro en la Bella Easo. La idoneidad de mi elección para tan distinguida labor se justifica plenamente por mi cargo como su observadora oficial en el foro (y el hecho de que su observatorio lleve dos años abandonado abunda a mi favor y pone de manifiesto mi poca vergüenza).
Hubo un tiempo, en sus inicios allá por el año 1986, en el que el Festival de San Sebastián reservaba su premio Donostia para las viejas glorias del Hollywood clásico, octogenarios en su mayoría que empezaron a caer como moscas tras recibir el reconocimiento donostiarra. Empezó a forjarse una leyenda de maldición en torno al premio que ha terminado con la solución más fácil; empezar a premiar a los hijos y nietos de aquellos, gente con una mayor esperanza de vida (también hay influido otras razones vinculadas con el marketing, sí). Benicio entra en la selecta lista de cuarentones que reciben el premio (Hugh Jackman, Ewan McGregor, Julia Roberts, etc...). A sus 48 años, además, Benicio es la cuota española este año en el Donostia.
No cabe duda de que Benicio ha sido una de las presencias más interesantes del cine estadounidense de los últimos quince años. La mayoría le conocimos por su estrafalario papel en “Sospechosos habituales” (1995) pero fue el primer lustro de los 2000 en el que más brilló, participando en algunas de las películas más icónicas de la década: “Snatch. Cerdos y diamantes” (Guy Ritchie, 2000), “Traffic” (Steven Soderbergh, 2000), “21 gramos” (Alejandro González Iñárritu, 2003) o “Sin city” (Robert Rodríguez y Frank Miller, 2005). Este primer lustro no sólo le valió a Benicio un Oscar o un Globo de Oro (también un Oso de Oro y un Bafta) como mejor actor de reparto por “Traffic”, también comenzó su leyenda en los ascensores (2004) y se convirtió para toda una generación de aficionados (con especial querencia entre las aficionadas) en Buenicio del Toro (Mary Carmen Rodríguez©).
En la segunda mitad de los 2000 le hemos visto espaciar más su presencia en las pantallas, inclinándose por proyectos más independientes y personales. En este sentido, destacan sus colaboraciones con Susanne Bier (“Cosas que perdimos en el fuego”, 2007) o, sobre todo, Steven Soderbergh (y su díptico del “Che”, 2008). Aunque también le vimos en la fallida adaptación de “El hombre lobo” (2010) de la Universal o en una de las últimas incursiones en el cine de uno de los directores favoritos de los reaccionarios del mundo, el cada vez más pasado de vueltas, Oliver Stone (“Salvajes”, 2012). Entre medias ha tenido tiempo de hacer sus pinitos como director (“7 días en La Habana”, 2012), ganar el premio de Cannes (2008) y un Goya (2009), ambos premios por “Che”, e incrementar su leyenda en los ascensores.
El futuro a corto plazo para Benicio se presenta atractivo. Tiene pendientes de estreno proyectos con P.T. Anderson (“Inherence vice”) o Terrence Malick. También estará en lo próximo de Fernando León de Aranoa (“A perfect day”, el poner a León de Aranoa después de P.T. Anderson y Malick hace un poco de gracia, sí).
Como la mayoría de los premiados con el Donostia, Benicio no viene a San Sebastián con las manos vacías. Presentará una de sus últimas películas: “Escobar: Paradise lost”, dirigida por Andrea Di Stefano, encargada de clausurar la sección Perlas. En ella Benicio da vida al mítico narcotraficante colombiano Pablo Escobar, en un particular melodrama que no fue mal recibido en Telluride, y que veremos qué nos cuentan (los envidiados) Rodasons y Nacho Gonzalo, si tienen oportunidad de verlo en San Sebastián. De momento, tenemos noticias de varias que ya están montando tiendas de campaña en los ascensores del María Cristina (aunque Buenicio ya no sea tan Buenicio como era).
Tu prima.
Ananula
Hola , los leo todos los dias , Y pusieron Buenicio , saludos 🙂
Hola Jonathan J: Está escrito bien a propósito. Así le llamamos por aquí XD