Las Hurdes deberían aprovechar a Buñuel como Buñuel aprovechó Las Hurdes
Querido Teo:
En 2003 conocí Las Hurdes. La razón fue un viaje organizado para periodistas en torno a un premio al cocinero Adriá. Capté personalmente el dolor de los habitantes por la imagen difundida por el director aragonés en el documental “Las Hurdes: Tierra sin pan”. Desde el viernes al domingo he asistido al encuentro celebrado en la zona para positivar ese sentimiento y aprovechar el prestigio internacional de Buñuel, porque la realidad es que una década después todavía subsiste la sensación de daño.
Se ha especulado en varias ocasiones a lo largo de esta reunión sobre los motivos de Buñuel para elegir Las Hurdes y su voluntad de contribuir a mejorarla. Creo que por lo general los motivos de los artistas son amplificados por los intelectuales que los estudian, y tiendo a creer más en razones básicas de necesidad y oportunidad.
Lo cierto en su momento es que Buñuel fracasó en la difusión del documental, prohibida en la España tanto republicana como franquista, y en la copia francesa sonorizada con el apoyo económico del PC francés sólo la vieron unos centenares de espectadores durante el poco tiempo que fue exhibida. Tampoco logró recuperar el dinero prestado para su producción.
La situación de Las Hurdes para la minoría que alcanzaba a leer periódicos, en un país con la mitad de la población analfabeta en la década de 1930, era conocida tanto en España, por dos visitas de Alfonso XIII, como en Francia por un libro (de cierto éxito entre los intelectuales) de un antropólogo viajero.
Buñuel llevaba demasiado tiempo viviendo del prestigio de “El perro andaluz” y era muy consciente de que necesitaba hacer algo. Su contacto con la cultura francesa se concretaba en que vivía a saltos entre Madrid y París, y en la capital francesa sabía del prestigio que estaba alcanzando el documental y los documentalistas. Rechazó posibilidades de realizar algún documental en países exóticos porque no le convenía viajar con su ciática a cuestas y tampoco tenía ninguna propuesta para hacer películas con el nivel de prestigio que deseaba. Había dejado claro que su participación como productor ejecutivo en películas comerciales como “Don Quintín el amargao” no le implicaba intelectualmente, aunque en realidad no fuera así. El abanico de sus opciones era escaso y Las Hurdes resultaban la posibilidad más conveniente y posible.
Mientras una película comercial entonces costaba 300.000 pesetas, por menos de la mitad podía hacerse el documental. Durante diez días de filmación, "recreó" los aspectos más lamentables de la región extremeña. Tenía que provocar sensación. Cuando el doctor Gregorio Marañón se negó a autorizar su exhibición en España por considerar que había filmado solo lo peor de Las Hurdes, la respuesta de Buñuel fue: “¿Y por qué otra razón hubiera ido hasta allí?". Con el tiempo se irían conociendo todos los detalles de la manipulación necesaria para lo que quería contar. Juan Antonio Pérez Millán, ex director de la Filmoteca, uno de los ponentes de la reunión extremeña, no dejó dudas sobre la manipulación empleada por Buñuel, entendiéndola como un elemento común y casi “genético” de los documentales. “Tierra sin pan” alcanzó a las personas adecuadas, no eran demasiadas, para permitirle legítimamente volver entre sus amigos y colegas franceses con el prestigio renovado. Pudo sumarse a la lista de documentalistas comprometidos. Buñuel se exiliaría poco tiempo después de los pases de su documental en París, y Las Hurdes le habían conseguido al menos una parte importante de su propósito.
La excelente biografía de Ian Gibson que llegará a las librerías el próximo día 16, y que será comentada en Leer cine en su momento, permite comprobar que hay material suficiente para que en Las Hurdes pudiera existir algo llamado Buñuel, la miseria en el genio. Hecho sin rencor ni sentimiento de venganza alguno, sería también legítimo el recorte de una parte de la personalidad del gran director en beneficio de un centro permanente donde exhibir las diferencias entre Las Hurdes de ayer y las de hoy, el interés de Buñuel por los más pobres y olvidados a lo largo de su filmografía, y también los aspectos menos hagiográficos y complacientes de la existencia de nuestro primer director internacional. Su dependencia del alcohol, la despersonalización de su esposa, la negación de sus ideas políticas, el rechazo hasta perderlo en sus memorias del hermano pequeño por su homosexualidad sin complejos, su afición a las bromas más pesadas, que hacen reír a muchos porque no las sufren, también son claves para entender al genio por mucho que sea menos importante que su obra. Las Hurdes no deben rechazar a Buñuel. Deben aprovecharlo tan legítimamente y con la misma atención noble de explicarlo que él utilizó en su documental. Un documental en proceso de finalización que cerró esta reunión, abre esa posibilidad, mostrando Las Hurdes de Buñuel y las actuales. La zona no pudo aprovecharse de la atención que pudiera verter “Tierra sin pan”, más allá de visitas de intelectuales y otros gestos “cariñosos” poco productivos para sus gentes. Sólo se fue transformando con el resto del país a partir de la década de 1960, hasta el impulso definitivo en la de los ochenta. Lo que Buñuel no pudo hacer en su momento por los habitantes de Las Hurdes tal vez pueda hacerlo ahora.
Carlos López-Tapia
Buenas tardes. De manera intencionada o no, Buñuel formó parte, usando a Las Hurdes como conejillo de indias, de la campaña de desprestigio del mundo rural frente a la vida "maravillosa" y llena de oportunidades de la ciudad. Cuando se denuncia algo hay que ir a las causas y no tergiversar, porque hablarte de la miseria de Las Hurdes, supuestamente a modo de denuncia, cuando eso mismo ocurría en las ciudades de una manera más generalizada (pues en las ciudades también se pasaba hambre y calamidades) y no entrar a fondo de por qué se daba esa situación, es engañar. Si se hubiera preocupado un poco por investigar y beber y comer menos podría haber visto que gran parte del problema, no sólo hurdano, sino generalizado en el campo, fue ocasionado por las desamortizaciones del siglo XIX, donde no sólo se expropiaron tierras a la Iglesia, recuperadas después a título individual por parte del alto clero que participó de esa estratagema, junto a la alta burguesía y la nobleza, sino del comunal. Más de la mitad de las tierras expropiadas en el Estado español lo fueron al comunal, pero esto no se cuenta. Y en Las Hurdes había mucho comunal, ahí está documentado. Pero no, hay que pedir ayuda al Estado, ese ente que previamente desposeyó a las gentes de lo que era suyo, para sacarnos de la misera como pobres seres indefensos que no nos sabemos valer por nosotros mismos y tienen que venir los intelectuales y demás "bienhechores" a salvarnos. En toda esta estrategia participaron tanto intelectuales de izquierdas, como de derecha. Lástima que de esto no se hablara en estas jornadas. Justificar que en todos los documentales se engaña, no me vale, decir que a los niños les quitaban el pan sus padres, no me vale, mentir, no me vale. Pero claro, de algo totalmente institucionalizado no se puede esperar que brote la verdad.
Un saludo.