Cine en serie: “Orange is the new black”, desde la cárcel de mujeres
Querido Teo:
En Netflix van a su bola, hace unos meses les dio por estrenar "House of cards" poniendo a disposición de sus suscriptores todos los episodios de la primera temporada el mismo día del estreno, lo que les sirvió para hacerse notar en este panorama televisivo tan superpoblado. Esta vez, además, sorprenden renovando una serie para una segunda temporada antes del estreno de la primera. Me refiero a “Orange is the new black”, un drama carcelario con toques de humor basado en una historia real.
Piper es una urbanita treintañera con un novio formal, un negocio propio y en general con una vida tranquila y más o menos establecida. Pero hace diez años cometió un delito por el que va a tener que cumplir quince meses de condena. Obviamente, el choque cultural está servido en el momento en que pone un pie en las instalaciones, cometiendo errores de principiante que la obligarán a sacar todo su ingenio para sobrevivir el tiempo que le queda.
Aunque a primera vista pueda parecer que esta sinopsis se acerca peligrosamente a la de algún telefilme de esos de al mediodía (sobre todo si le añadimos la coletilla de “esta historia se basa en hechos reales” como sucede en este caso), lo cierto es que resulta original e incluso divertida. Es verdad que el escenario es duro, así como las mujeres con las que la protagonista deberá compartir sus próximos meses, pero la serie lo va compensando con algunas situaciones cómicas y otras que nos muestran el lado más humano del resto de convictas de la prisión.
Sin caer necesariamente en el “yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así”, la serie nos va dando detalles de cómo las protagonistas se han ido situando poco a poco en el camino que les llevaba hasta la prisión. Se hace mucho y buen uso del flashback como recurso para contarnos la historia de cómo Piper terminó cometiendo el delito por el que la han condenado, detalles de su actual vida en pareja y de cómo tuvo que contarle a su prometido y su familia lo que había pasado hace diez años, y del mismo modo se va contando poco a poco la historia del resto de personajes clave.
Basada en las memorias (y superventas en Estados Unidos) de Piper Kerman, “Orange is the new black” tiene al frente a Jenji Kohan, la creadora de “Weeds”. Los críticos coinciden en que de nuevo consigue un buen equilibrio entre los momentos más serios y los cómicos, aunque personalmente me da la impresión de que algunos tópicos del género carcelario están puestos para cumplir con el expediente más que para ayudar a la historia.
En el apartado de actores, Taylor Schilling interpreta a la protagonista principal, Piper, y consigue que desde el primer minuto nos involucremos con su personaje y una parte de nosotros se sienta mal viéndola cumplir condena, aunque lo cierto es que cometió voluntariamente el delito por el que está allí. A su prometido, Larr, le da vida Jason “American pie” Biggs, como el novio comprensivo y que pese a todo pretende seguir con sus planes de boda. Dentro de la cárcel Piper se encontrará con quien la introdujo en el mundo del crimen, Alex, interpretada por Laura Prepon (que cambia radicalmente su registro respecto al que es su trabajo más conocido, el de “Aquellos maravillosos 70”) y los fans de “The Wire” también reconocerán a Pablo Schreiber como el guardia George Mendez.
El hecho de tener ya una segunda temporada asegurada, además de la comodidad de disponer ya de los trece episodios de esta primera simplifica mucho el proceso de decidir si hay que verla o no, y en este caso es claramente que sí. Ver la evolución de Piper durante sus quince meses de sentencia promete ser divertido, y mientras tanto tengo mucha curiosidad por conocer la historia detrás de sus compañeras.
Atentamente.
Profesor Falken
excelente, la trama te hace adicto la vi en 2 dias y ya quiero ver lo que sigue, la recomiendo muy humana, es una forma diferente de ver el panorama con los ojos de las protagonistas.