"Klimt" encarnado en John Malkovich
Querido diario:
Cuando mi tío Aníbal se hizo con algunos cuadros de la colección de Billy, había uno de Klimt.
No hace falta ser un experto en arte para comprender que entre la primera gran obra de Gustav Klimt (los dibujos de las cristaleras de la iglesia Votiva de Viena) y el dibujo que se muestra abajo hay una evolución evidente. Este pintor austriaco vivió en primera persona el cambio del siglo XIX al XX, la irrupción de las Vanguardias y la ruptura de las barreras del arte que supusieron. La Viena del cambio de siglo, la que produjo a Freud en medicina o a Schnitzler en literatura, tiene al equivalente pictórico de estos autores en nuestro protagonista, encarnado ahora por John Malkovich en "Klimt".
Gustav Klimt vivió rico gracias a sus cuadros y su reconocimiento, y murió casi pobre gracias a sus gastos y su estilo de vida disipado. El mero hecho de que, a su muerte, según dicen, al menos catorce mujeres afirmaran tener hijos bastardos suyos, indica que tuvo una vida, cuanto menos, agitada... Digna de ser llevada al cine. Y es que en su estudio le esperaban cada mañana diversas modelos para sus obras. Obras que unas veces estaban cargadas de un simbolismo y un colorido muy personal y suponen un hito en la expresión artística del momento... y otras, eran dibujos que bien podríamos llamar "divertimentos", como el de la imagen.
En uno de los pocos escritos de su puño y letra que se conservan, Gustav Klimt decía: "No hay nada especial en mí. (...) Las palabras, habladas o escritas, no me salen con facilidad, especialmente cuando tengo que decir algo sobre mí mismo o sobre mi trabajo (...) si alguien quiere descubrir algo en mí (...) puede contemplar atentamente mis pinturas y tratar de descubrir a través de ellas lo que soy y lo que quiero". Eso es lo que parece haber hecho el chileno exiliado en Europa desde el golpe de Estado de Pinochet, Raoul Ruiz, director de "Klimt".
Ruiz consigue reconstruir una de las épocas de mayor éxito del artista: la que siguió a su obtención de la medalla de oro en la Exposición Universal de París 1900. La decadencia del cambio de siglo es el trasfondo en que transcurre la obra. Ruiz saca del olvido a este autor, cuya obra más importante, las pinturas del Aula Magna de la Universidad de Viena, fue quemada por los nazis para "salvarla" del expolio soviético.
"Contemplando atentamente", como él mismo dice, las pinturas de Klimt lo que dan ganas es de ver la película. Cuando la veais dejad aquí vuestras impresiones. Por cierto, aquí tienes la web oficial de la peli... si no sabes alemán al menos podrás ver las imágenes que, aunque no son tan explícitas como este cuadro, dan una idea de la estética de la película.