Ricardo Darín, el vecino
Querido diario:
Ricardo Darín es todo un porteño… el equivalente castizo de Buenos Aires. La ciudad argentina fue el primer escenario al que Darín subió y del que no piensa bajarse nunca. Lo ha dicho muchas veces en sus visitas a España, que le gusta nuestro país, pero no le tienta, y eso que desde hace tres meses tiene la nacionalidad española.
A nuestro país han llegado en pocos años muchas de sus películas: El hijo de la novia, Kamchatka, Luna de Avellaneda… aunque lo que no todos saben es que su pasión es el teatro, del que dice que no lo dejaría nunca porque para él es como una terapia.
De familia de actores, no me extraña que siguiese los pasos de sus padres… del teatro al cine, del cine al teatro. Él se declara autodidacta: lo que ha aprendido, lo ha hecho respirando el oficio y parece que tiene buen olfato… por cierto, que Darín asegura que su memoria funciona así: a base de olores.
Darín no renuncia a nada. Ha hecho de todo: drama y comedia, aunque muchos le recordamos como el pícaro estafador de Nueve Reinas. En sus películas impera lo cotidiano, tienen diálogos rápidos y a veces reflexiones profundas sobre el sentido de la vida. Y todo eso le pega. Ricardo Darín sonríe a menudo, tan a menudo como protestan sus personajes en la gran pantalla… pero es la sonrisa la que atrapa y la que consigue que sus personajes sean tan humanos.
Darín el actor podría ser el vecino del piso de arriba, no en vano, dicen que en Argentina todas las madres le querrían como yerno.
Si quieres escuchar más sobre él, pincha en el mp3.
RicardoDarinAlbum.mp3