"El artista y la modelo"

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El argumento: En la Francia ocupada de 1943 viven un viejo escultor y su esposa en un pequeño pueblo cercano a la frontera española. El artista Marc Cros, de 80 años, dejó de esculpir hace ya tiempo. Ha visto dos guerras y, desilusionado, no espera gran cosa de la vida y de la especie humana. Pero un día su mujer, Léa, recoge de la calle a una joven campesina española, Mercè, que huye del ejército franquista. El matrimonio le ofrece a Mercè que viva en el taller del escultor y, mientras dure su estancia allí, que sea su modelo en la que será la última obra del viejo Cros. Poco a poco, nace una hermosa relación entre la joven que acaba de empezar a vivir y el artista que ve cercano su horizonte final. En el taller de la montaña, mientras trabajan, modelo y artista hablan con sencillez y cercanía de todo lo que les rodea.

Conviene ver: "El artista y la modelo" es una de las cintas más hermosas rodadas por Fernando Trueba que logra con este, sin duda, uno de sus mejores trabajos lleno de madurez y personalidad. Una película rodada en francés y en blanco negro que, a pesar de utilizar además un ritmo reposado y tranquilo, logra transportar emociones al espectador a pesar de su frialdad en algunos pasajes. Su lentitud le pasa factura, pero hay que dejarse llevar y saber de que propuesta estamos hablando. Cine que es metáfora sobre el arte y su creación, sobre la inspiración y la genialidad. El contexto histórico de la Guerra Civil y la resistencia en la frontera entre Francia y España sólo es un entorno para ver al arte y el amor como algo superlativo que está por encima de todo lo demás. Poética cinta que se centra en la pigmaliónica relación entre artista y modelo. Esto no sería posible sin la gran química que destilan Jean Rochefort y Aida Folch. Sorprende ver como dos actores de distintas generaciones y estilos interactúan tan bien. Jean Rochefort está perfecto demostrando su maestría en una interpretación memorable y elegiaca, mientras que Aida Folch dota al papel de inocencia, encanto y sensualidad ofreciendo al director lo mejor de ella misma. La elegancia de Claudia Cardinale y la cotidianidad de Chus Lampreave completan el reparto. Una de las mejores obras que deja Trueba en su carrera y, a pesar de su carácter minoritario y de autor, verla es una experiencia llena de sentimiento.

Conviene saber: Para este proyecto tan personal, que Trueba lleva pensando desde hace muchos años, ha contado con el mítico guionista Jean-Claude Carrière.

La crítica le da un SEIS