"El legado de Bourne"

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El argumento: Hace doce años conocimos a Jason Bourne mientras unos pescadores le sacaban del mar Mediterráneo. Durante tres películas seguimos sus pasos mientras intentaba sobrevivir y descubrir su identidad. Vimos a sus controladores de la CIA organizar operaciones internacionales para deshacerse de él. Descubrimos el programa Treadstone, las impresionantes habilidades de Bourne y, al concluir la trilogía, quizá pensamos que la historia había terminado. Pero “El legado de Bourne” desvela una intriga mucho más oscura, una mitología mucho más profunda y a un nuevo héroe que deberá luchar para seguir con vida cuando su programa se convierte en un peligro. Descubriremos que hay varios programas de inteligencia y que Treadstone, de la CIA, era simplemente uno de los primeros. Ahora se trata de impedir que salgan a la luz los otros programas. Aaron Cross es uno de los seis agentes secretos creados por el programa Outcome. Los agentes de este programa no pertenecen a la CIA, sino al Departamento de Defensa. No han sido diseñados para asesinar, sino para funcionar en solitario en misiones altamente arriesgadas de larga duración. El estudio del comportamiento que dio pie al programa Treadstone ha avanzado mucho, pero dado que ambos programas comparten el mismo origen, Outcome se convierte en un peligro cuando la historia de Bourne pasa al dominio público.

Conviene ver: "El legado de Bourne" no contribuye a engrandecer una trilogía que fue a más en cada entrega. Es un pegote y una concesión más que evidente a las pretensiones económicas de un Estudio que quería seguir explotando el filón. El problema es que sale perdiendo en la comparación. La cinta funciona por si sola, pero todo suena a ya ha visto y, sobre todo, ha mejorado en las películas anteriores. Aaron Cross no tiene el atractivo y las aristas del personaje de Bourne y se echa de menos a Matt Damon, a pesar de que Jeremy Renner sea un buen actor especialista últimamente en sagas de este tipo. Es un personaje del montón y sin el peso para trascender. Estupenda la científica a la que interpreta Rachel Weisz. Edward Norton como villano cumple, pero se le han visto mejores faenas. Los secundarios de las anteriores películas apenas tienen presencia. Por otro lado, aunque Tony Gilroy cumple en la dirección, no tiene el estilo trepidante y rompedor de Paul Greengrass. La sensación es extraña porque teniendo los mimbres de la saga de Bourne (incluso con algunos personajes) no termina siendo lo satisfactoria que debiera. La sombra de Matt Damon (su personaje se presume aquí como la punta de un iceberg sobre una gran conspiración) y Paul Greengrass es demasiado alargada. La auténtica cuarta entrega de Bourne ya la rodaron y se llamaba "Green Zone". Una cinta enérgica y entretenida que se diluye ante el gran listón en el que se colocaron las películas anteriores cerrando una historia que no necesitaba volver a abrirse. Se nota que es una historia independiente al margen de las novelas de Robert Ludlum ya que le falta mayor solidez. El legado ha sido en este caso una losa.

Conviene saber: Tony Gilroy se encarga de la dirección de la película tras escribir el guión de las tres cintas anteriores.

La crítica le da un SEIS